🌿 Capítulo 29

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La definición de locura es hacer una misma cosa una y otra vez esperando un resultado distinto.

...

— ¿No traías una chaqueta?—preguntó Castiel mientras acompañaba a Dean a la puerta.

—Cass, estamos en Miami. Uno siempre se muere de calor—ambos se soltaron riendo.

Castiel estaba envuelto en una de las batas del hotel mientras se detenía en el marco de la puerta y Dean salía al pasillo.

Ambos tenían el mudo acuerdo de aparentar que aquella noche no había pasado, que seguirían con sus vidas como si nada y no tendría por qué repetirse. Si se encontraban en la calle se saludarían amablemente, si tenían que trabajar juntos lo harían pero no volverían a verse en esas circunstancias.

Había sido una última vez. Dean no había perdonado a Castiel y éste lo sabía pero al menos ya habían levantado la bandera blanca.

—Conduce con cuidado—murmuró Castiel mientras Dean asentía— ¿No se te olvida nada?

—Nop—Dean negó con la cabeza—Yo...tal vez hagamos algo por el cumpleaños de Steve, es el cuatro de julio—Cass enarcó las cejas—Ya sé, nos reímos mucho al respecto y me preguntaba si...bueno, si ustedes ya que andarán por aquí, entiendes...—Castiel sonrió mientras asentía—Samantha obviamente invitará a Gabriel pero quería...—lo señaló un momento antes de meter las manos a sus bolsillos—Que no te sintieras excluido a la hora de asistir... ¿estoy balbuceando, verdad?—Castiel asintió divertido—Demonios, será mejor que...

—Sí, creo que será mejor que te vayas—dijo divertido mientras ladeaba la cabeza—Aunque...gracias por la invitación—Dean asintió sin moverse—Sólo hazlo, ¿quieres?

—Gracias por pedirlo—susurró aliviado antes de sujetarlo y besarlo.

Castiel envolvió el cuello de Dean con ambos brazos y tiró de él de vuelta al interior de la habitación haciendo que Dean se soltara riendo mientras cerraba la puerta de una patada. Lo levantó en vilo en el aire antes de dejarlo caer en uno de los sofás y acomodarse sobre él.

—Tengo trabajo—masculló mientras se deshacía de sus pantalones y le abría la bata a Castiel—Tony me va a matar si llego tarde.

—Entonces date prisa—murmuró el pelinegro mientras sonreía abiertamente.

...

Gabriel venía caminando por el pasillo del hotel donde se hospedaba mandándole mensajes a Samantha sobre que había llegado sano y a salvo.

Estaba encantado con esa mujer; la forma en la que sonreía, en la que hablaba con tranquilidad y bromeaba con Sam...Sammy, Gabriel no creía que ese enorme hombre al que ya llamaba Moose fuera el mismo niño que una vez se encontró sentado en la banqueta, había cambiado totalmente. Samantha se parecía un poco a él.

Suspiró al verse compensado con un emoticón de corazón y otro lanzando un beso y sacó la llave de su pantalón cuando llegó a su puerta. Se preguntaba en qué condiciones se encontraría a Castiel, lo había dejado solo y triste cuando se fue a cenar sabiendo que era mala idea pero su amigo insistió en que necesitaba tiempo a solas para pensar, ¿qué tenía que pensar? Iba a dejar a Timothée y punto, se acabaría cualquier relación con él, íntima o de negocios, y seguiría adelante. No tenía que pensar ni una mierda.

Abrió la puerta sin más pero se detuvo a medio paso al ver el sillón.

— ¿Qué carajos...?—gritó distrayendo a aquel par.

— ¡Gabriel!—Castiel apartó a Dean de un empujón y comenzó a levantarse mientras se cerraba la bata—Creí que llegarías más tarde.

—Y yo que te dejé pensando... ¿qué mierda...?—miró a Dean acusadoramente mientras éste se cerraba los pantalones siendo cubierto por Cass—Dijiste que...creo que me perdí, ¿qué carajos...?

Siempre Serás Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora