A lo largo de las verdes praderas que constituían el maravilloso paisaje alrededor del Gran Bosque, se encontraban dispersas las diminutas casas y edificaciones de los elfos del condado del Norte. Aunque claro es que estas eran visibles solo para los que completaran los formularios pertinentes.
Hilda iba en la delantera cuidando sus pasos, sabía el terror que causaba en los elfos que un gigante pie apareciera en sus casas sorpresivamente.
- ¿Por qué caminas así? - Dijo extrañado el rubio a unos cuantos metros.
- Llegamos a la aldea de los elfos y no quiero aplastar sus casitas.
- Aquí no hay nada, Hilda.
Ella se detuvo un momento en una posición segura.
Aquello que le dijo la alertó, todo quería decir que Eddie no había firmado los documentos.- ¿No los ves?
Él negó con la cabeza mientras la chica hacia memoria de la vez que lo vio jugar con un grupo de elfos y un gigante.
- Pero hace años estabas jugando con elfos y un gigante en el medio del bosque.
- No necesito verlos para jugar. El bosque está lleno de criaturas mágicas y algo invisible no sería nada nuevo.
Tenía razón, era algo que no podía negarle. Después de todo él había vivido más tiempo que ella en esas tierras.
Ya resignada sacudió la cabeza mientras veía al ciervo-zorro junto a ella.Eddie intentó avanzar, pero el estrepitoso grito de la chica lo detuvo antes de poner un pie en frente.
- ¡No! Vas a aplastar una casita. Quédate justo ahí y no te muevas.
Ella avanzo con cuidado hasta llegar frente a él.
- Dame la mano. - Dijo extendiendo su mano al rubio que la miraba desconcertado.
- Paso. Me quedaré aquí.
Hilda rodó los ojos y soltó un suspiro de fastidio. Siempre resultaba difícil tratar con él.
Dió un paso más y tomó por la fuerza la mano del chico. No le permitiría salirse con la suya esta vez.Más allá de su simple capricho, Eddie no quería tener otro contacto más con la chica. Ocurrían cosas extrañas en él cuando ésta lo tocaba de la manera más sutil posible.
Lo incomodaba esa sensación. Aunque irónicamente también le resultaba agradable.
La suavidad de sus manos, la gentileza de su agarre aún cuando lo hacía con notorio fastidio. Ella era agradable.En su rostro se dibujo una pequeña sonrisa mientras observaba sus manos entrelazadas perfectamente.
Ojalá aquello fuera eterno, pensó.¿Pero que le ocurría?
Una parte de él se negaba rotundamente a todas esas nuevas experiencias, pero había otra que pedía a gritos que aquello no fuera el final.
Después de pensarlo unos segundos, optó por simplemente reprimir esas ideas.
La peliazul guiaba lentamente a su amigo entre las pequeñas casitas invisibles. Le resultó más difícil de lo esperado, pero finalmente llegaron a la que era la casa de Alfur.
- Llegamos. - Dijo Hilda volteandose.
Eddie parecía inmerso en sus pensamientos aún sujetando la mano de ella. Era un agarre firme, pero no con suficiente fuerza para dañarla.
- Eddie. - Volvió a llamarlo con una voz dulce, pero parecía no reaccionar.
Ella hizo presión en la mano del rubio finalmente llamando su atención.
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Nuevas raíces: La aventura de Hilda y Woodman
FanfictionHan transcurrido 10 años desde que Hilda se fue del bosque para vivir en Trollberg con su madre y Twig. Algunas cosas habían cambiado en la vida de la chica de cabello azul. Tenía problemas que hace tiempo no hubiera imaginado que llegarían. Como l...