XXII - Adiós hombre árbol

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Antes de marcharse Hilda le pidió a su madre que se adelantara a casa, ella quería hablar con Eddie.

El chico aún no sabía que hacer de su vida, ahora que era un humano y hombre árbol se había perdido en su ser, tal vez para siempre.

- Creo que podría seguir viviendo aquí en el bosque, no sé si me acostumbre a la vida en la ciudad. - Comentó con las manos en la cadera mientras admiraba su entorno.

- Podrías conseguir el puesto de bibliotecario ahora... - Comento la chica.

El rubio asintió lentamente, aprobaba la idea pero le parecía un tanto retorcida considerado el porqué ese puesto ahora estaba vacante en la biblioteca.

- Creo que sería mejor si por ahora mejor me voy a mi cabaña. Es hora de descansar un poco. - Dijo para salir de la tensión que se había generado en el ambiente.

Hilda suspiro algo pensativa, no sabía de qué manera dirigirse a él para arreglar ese tema que la inquietaba.

- Te acompaño entonces, no quiero volver a Trolberg aún. - Le contestó la peliazul mientras avanzaba al lado de su compañero.

- Creí que lo extrañabas, que extrañabas estar con tu madre.

- Por supuesto que la extrañaba, es solo que ahora pienso en otras cosas. Hay algo que aún no está aclarado.

Una idea paso por su mente, creía saber a qué se refería la chica exactamente y eso lo inquietaba.

- Espero que arregles eso... - Dijo casi inaudible mirando hacia otro lado.

La caminata por el bosque se volvió forzosa e incómoda. Luego de esa conversación ninguno se atrevió a romper el hielo o decir algo más que unos comentarios del ambiente que había en el bosque.

A ambos le encantaba el lugar, habían crecido y pasado la mayor parte de su vida ahí.

- Eddie. - Dijo finalmente la chica a su lado llamando su atención.

Él desvío la mirada a la peliazul que se notaba inquieta mientras mordía su labio inferior.

- ¿Que ocurre?

- Dijiste algo en el Bosque Oscuro cuando estaba inconsciente... ¿no? - Dijo tratando de sonar lo más seria posible.

El rubio se petrificó con ese comentario. Se detuvo lentamente y permaneció de pie observando la copa de los árboles. Eso sí era una sorpresa. ¿Acaso lo había escuchado?

No respondió nada, sólo se quedó ahí de pie observando el lugar mientras pensaba en sus siguientes palabras.

- Sólo quiero saber si lo que dijiste... Bueno, si tu lo dijiste o solo fue mi imaginación o no lo sé. - Comenzó a divagar y titubear tratando de que las palabras salieran de su boca, pero no podía.

La chica valiente y aventurera que demostraba no tenerle miedo a nada estaba completamente sumida en el pánico y el nerviosismo, imposible.
Ni siquiera Hilda se lo podía creer, durante todo el viaje desde el Bosque Oscuro al Gran Bosque fue pensando en cómo hablar con el chico sobre ese tema, pero parecía que lo había arruinado.

Eddie aún no decía nada, seguía de pie pensando. No creía que lo recordara, ni siquiera pensaba que lo había escuchado.

Respiro con pesadez y tomando coraje se decidió por terminar con el martirio de la chica por saber si realmente escucho aquello o fue su imaginación.

- Era verdad. - Dijo él mientras veía como en ella se notaba un rubor pasajero. - Cada palabra que dije. No puedo imaginar que sería de mi si te perdiera, después de todo eres mi única amiga. Pero ocurre que ya no te puedo sentir como una amiga...

Por un momento se quedó en silencio, mientras Hilda bajaba la mirada completamente roja e incrédula de que aquello fuera real. Había tenido la idea de que él tuviera alguna clase de sentimiento por ella, así como lo que ella sentía, pero solo eran ideas. Al menos así quedó hasta el momento en que estando inconsciente escucho la voz de su amigo confesando sentir algo hacia ella.

El rubio aceptó que ya no había vuelta atrás, este era el momento de confesar la verdad obvia que tanto tiempo intento ocultar y sin perder más tiempo habló.

- Hace un tiempo, incluso antes del hechizo había algo que me inquietaba, algo que me quitaba las horas de sueño y no me dejaba pensar en otra cosa durante el día. Fue hace poco que me di cuenta de que esa inquietud se debía a ti, y no era ni más ni menos que amor.
No sé en que momento, o que lugar caí preso de ti. Pero si sé que conquistaste cada parte de mi y me sumergiste en el hechizo más poderoso del que no creo poder salir. - Hizo una pausa para avanzar hasta encontrarse frente a frente con la chica y levantar su rostro con una mano. - Estaba aterrado por este nuevo sentimiento, tanto que me intenté convencer a mi mismo de que no era posible y se debía a otra cosa. Pero cuando existió la posibilidad de perderte, comprendí que era completamente real y que me había enamorado ciegamente de ti, Hilda.

Ambos permanecieron unos segundos admirandose en silencio.
Cada palabra que él había dicho llegó a lo más ondo de su corazón, haciendo que la felicidad cobrará gran parte de su ser.
Hilda dejó escapar una sonrisa acompañada de un suspiro, no habían palabras que expresaran lo que ahora sentía en su interior.
No dijo nada y se avalanzó sobre el rubio rodeando su cuello en un fuerte abrazo.

Eddie no podía objetar al contacto de la chica, no le disgustaba para nada tenerla tan cerca y sentir la fragancia que emanaba.

Permanecieron unos pocos segundo abrazados hasta que ella se apartó un poco para unir sus labios en un tierno y torpe beso.

Eso tomó por sorpresa a Eddie, que no dijo ni hizo nada. Permaneció completamente quieto mientras sentía un calor crecer en su rostro.
Ese beso no se lo esperaba, y aunque lo hubiese deseado antes, no estaba preparado mentalmente en ese momento.

Definitivamente esa chica siempre lo podía sorprender con cada una de sus acciones o palabras.

- Lo siento, no pude evitarlo. - Se excuso ella que veía como la expresión en él no cambiaba una vez se habían separado.

El rubio no respondió, seguía viendo a la chica disculparse y hablar sin parar, pero no comprendía lo que decía por estar sumergido en sus pensamientos.
Toda ella le encantaba.

Mostró una sonrisa amplia, como nunca antes había mostrado, y con ambas manos tomó el rostro de la chica haciendo que ésta lo viera directamente a los ojos.

- Te amo. - Le dijo en un susurro para volver a unir sus labios en un beso más largo y certero que el anterior.

Cientos de años viviendo solo en el bosque, espantando a los visitantes externos y silbando su peculiar canción como un alma en pena.
Tanta soledad y tristeza que enfrentó, cada momento haciéndolo más frío, apático e impasible.

Fue así durante mucho tiempo hasta que esa familia junto al bosque apareció; algo que jamás había visto, gente dispuesta y sin miedo a vivir junto al bosque. Nuevos vecinos donde pasar a leer y acurrucarse junto a la chimenea caliente.

Quién diría que la chica que ahí vivía, aquella que lo hostigaba en preguntas y encuentros inesperados en el bosque, se convertiría en su única y mejor amiga.
Quién diría que con los años y las aventuras esa misma chica también se convertiría en el amor de su vida.

Tanto tiempo, tanto tuvo que pasar para que esas dos almas gemelas nacidas en distintos tiempos de alguna forma se encontraran y lograran estar juntos.
Y a pesar de todo, si que valió la pena por tener a alguien tan especial y única como ella a su lado.

***
En teoría éste es el final de la historia, pero haré unos pocos capítulos del futuro de esta pareja.
Espero cumplir con sus expectativas y que les haya gustado éste capítulo.

Fue cortito, pero con sentimiento :c
Saludos y besos🌹

Nuevas raíces: La aventura de Hilda y  WoodmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora