Mientras transcurría el día, el sol comenzaba a ser opacado por algunas nubes y las brisas frías de invierno se daban a conocer.
En el pequeño trío de aventureros la peliazul lentamente iba bajando la velocidad de su andar, no era que estuviese cansada, sino que analizaba el nuevo sendero que debía tomar para subir a través de las montañas nevadas.
Eran enormes, rocosas y empinadas.Hilda busco con la vista algún camino ya establecido, pero al parecer nadie subía a aquel lugar muy seguido.
Luego de pensarlo un momento optó por subir en zigzag, para evitar la posibilidad más grande de caer al subir de forma recta.- Sabes, también hay ninfas en los bosques. - Dijo un rubio agotado de tanto esfuerzo físico después de un rato.
- Pero Alfur dijo que debían ser ninfas de nieve. - Protesto la chica.
Eddie inhaló y dejó salir un largo suspiro. Esto no era lo suyo.
- Siempre difícil de complacer. - Hizo una pausa. - De todas formas las demás son más escasas.
- ¿Las has visto? - Dijo ella deteniéndose un momento al ver a su amigo inclinado mirando al piso como si se lamentara de algo.
- Solo vi una en el bosque, y era la cosa más desagradable.
Ella lo observó con detenimiento. Sus mejillas estaban completamente rojas y unas gotitas de sudor se comenzaban a posar en su frente.
- No hemos avanzado tanto y ya estás sudando. - Dijo entre risas Hilda.
- Tú estás acostumbrada a ese cuerpo, yo no.
Pero la verdad era diferente. No estaba agotado por el viaje ni la montaña, era otra cosa.
Había perdido las fuerzas hace mucho, se sentía débil y somnoliento. Como si algo le quitara las energías.Y entonces volvió a ocurrir.
Sus manos comenzaron a arder, y con un dolor intenso vio como su piel se cubría de una corteza de madera, otra vez.No podía con tanto. Se dejó caer sobre las pequeñas rocas que estaban en sus pies. Aunque la caída lo había lastimado, el dolor que sentía en las manos era mayor.
Hilda se alertó ante tal situación. Sabía que todo ello era parte del hechizo, pero ¿manos que cambiaban a madera?
No le parecía un hechizo como el de los ratones de marea.- Es por el hechizo. - Dijo mientras trataba de levantar al chico y llevarlo a un lugar más cómodo.
Avanzaron hasta un pequeño terreno plano cubierto de césped verde. Lo poco verde que se podía encontrar en ese lugar.
A unos cuantos metros más arriba estaba la nieve dónde posiblemente se encontraban las ninfas. Debían descansar y luego llegar a ellas.La mochila y la guitarra de él quedaron apartadas y tiradas en el piso. Hilda no podía llevar a Eddie y lo demás al mismo tiempo, era demasiado peso.
- ¿Te duele? - Dijo la chica intentando hacer algo por él. Sin embargo todo era inútil, ella se sentía inútil.
No sabía que hacer, no sabía que pasaba ni si se detendría. Estaba asustada.Ante la pregunta de la peliazul él solo asintió con pesadez. No la quería preocupar, no le gustaba ver esos hermosos ojos azules cristalizarse al borde de las lágrimas.
- Ya se pasará, tranquila. - Dijo sin tantas fuerzas aguantando el dolor.
Ambos permanecían lado a lado en silencio.
Por su parte, Eddie se concentraba en mantenerse conciente. Mientras que Hilda miraba de reojo las manos del chico.- Es una linda vista. - Dijo el rubio para cambiar el tema y el ambiente.
- Bastante.
Era cierto, el paisaje desde la montaña era hermoso. Se podía ver gran parte del bosque hasta que los árboles se perdían en el horizonte.
La ciudad era solo una decoración recubierta de un muro inmenso. Se podría decir que incluso opacaba la vista.
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Nuevas raíces: La aventura de Hilda y Woodman
FanfictionHan transcurrido 10 años desde que Hilda se fue del bosque para vivir en Trollberg con su madre y Twig. Algunas cosas habían cambiado en la vida de la chica de cabello azul. Tenía problemas que hace tiempo no hubiera imaginado que llegarían. Como l...