April iba camino a encontrarse con su mejor amiga en la limusina de su padre. Miraba fijamente por la ventana del auto. Miraba pasar casas, postes, tiendas, arboles...
Llevaba el pequeño papel en su bolso para enseñárselo a Nicole y buscar alguna solución. Al llegar a Starbucks se bajó de la limusina y entró. Había pocas personas en el lugar, su mejor amiga no se encontraba. Tomó asiento en la mesa mas alejada y junto a la gran ventana para esperarla.
Una joven chica llegó a su mesa y pidió su orden. Ella simplemente pidió un capuchino para empezar. La joven asintió y se retiró. April comenzó a desesperarse porque Nicole era una de las personas mas puntuales que conocía y se estaba demorando.
Miro la hoja en su reloj. Las 2: 23. Y allí estaba otra ves el numero. Siguiéndola a donde ella fuera. Dirigió su vista afuera del local por medio del cristal, observando un camión decorado con perfumes (exhibiendo el producto) al lado del perfume había una secuencia de números : 23, 56, 78, 90.
Se aterró aun mas cuando divisó a un chico entrar al local con una gorra con el numero 23 reluciendo en ella. La camarera llegó y le entregó su capuchino a la muchacha. Se retiró y April pudo tomar su café. Algo intrigada y con las manos temblorosas.
Al instante Nicole entró por las puertas del lugar buscando con la mirada a su amiga. Al verla se acercó, la saludó y tomó asiento frente a ella.
–¿De que quieres hablar conmigo?– preguntó la joven.
Nicole había estado tratando de actuar normal frente a su amiga. Porque no sabía si ella era sabedora de lo pasado con Noath el día que ella llegó a su casa. Lo que hicieron estuvo mal y lo sabia, pero la atracción entre ambos era fuerte, y dejándose llevar por sus impulsos tal ves perdería a su amiga. Algo que no quería. Desde el año pasado ella ya sentía algo por el hermano de su mejor amiga y no se lo admitía a ambos por temor.
–Es solo porque necesito tu ayuda con algo.– explicó la muchacha.
–Ok...– suspiró aliviada– dime con que y yo te ayudaré.
–Es sobre una maldición... o conspiración... como sea que se llame– explicó.
–¿Maldición? ¿Conspiración? ¿A que te refieres?
–Es un maldito numero que me sigue a todas partes– dijo sacando el pedazo de papel. Se lo tendió y ella lo tomó.
–A, C, 23... S, P– repitió la secuencia escrita.
–El numero es el que me sigue a donde quiera que valla, lo veo en todos lados y...– suspiró– ...no se que hacer.
–Entonces dices que ¿el numero te sigue?– la otra asintió– valla... No se que decir. April es un numero creo que deberías dejarlo y ya.
–¿No lo entiendes?... No puedo despegarmelo– tomó de su capuchino– y aunque me digas que lo deje no lo haré hasta quitarmelo de encima.
–Esta bien, respeto tu decisión...– la miró fijamente– pero no quiero que termines como muchas personas... En el manicomio.
–¿Me estas diciendo loca?... Nicole no estoy demente, solo quiero quitarme esta mierda de encima... Contaba con tu ayuda– se levantó dejando la paga del café– si no quieres ayudarme esta bien... Lo haré sola.
Se dio media vuelta y salió del lugar. Afuera estaba esperándola el chofer, así que sin mas subió y al momento Max arrancó rumbo a la mansión. Aun con la intriga April se sentía mal por no recibir ayuda ni apoyo de su mejor amiga. Ella seguiría indagando y no pararía hasta dar por terminada la conspiración.
Al entrar a su casa lo primero que hizo fue (como últimamente) indagar mas...
Tomó el calendario donde tenia anotadas las fechas de cumpleaños de sus familiares. Pensó en la edad de su abuela : 62 luego pensó en la edad de su padre (el único hijo de sus abuelos) 39... Los restó 62 - 39 = 23.
Luego pensó en la edad de su abuelo 65 y en el tiempo en que estuvo cazado con su abuela 42 años. Así que los restó 65 - 42 = 23.
Siguió pensando y se le vino a la cabeza el contar a las únicas personas que conocía. Amigos suyos. Su mamá y su papá (2) su hermano (1) sus mejores amigos : Nicole y Ethan (2) los empleados : Sara, Joseph, Max, Denis y Carlos (5) su doctor : Henry (1) su profesor de musica y su hijo : Daniel y Zean O'Brien (2) su entrenador en deportes : Jack (1) su estilista : Roxan (1) su tía la hermana de su madre y su esposo : Camila y Jorge (2)
En total eran 17 personas con las que interactuaba. Al total le sumó la cantidad de veces que había interactuado, charlado o incluso cruzado miradas (o un aproximado) 17 + 35 = 52 luego le restó el día que su hermano cumplía años : 52 - 29 = 23.
Tiró la libreta contra la pared frente a ella. Estaba frustrada con el maldito numero. Todo le daba el mismo resultado y eso era agotador, desesperado, frustrante. Salió de su habitación muy cuidadosamente para no hacer ruido.
Entró al cuarto de piano, cerró la puerta tras ella y se sentó frente al gran piano. Zean no llegaba los fines de semana a su casa para las practicas, solo los días de semana. Tocó una tecla haciendo eco por toda la habitación. Volteo la pagina del pentagrama frente a ella. Encontrándose con la pagina 23 cerró y apretó los ojos un momento. Quería tocar en su piano para liberarse de los problemas actuales que tenia. No quería pensar en el bendito numero y volver a sacar teorías ni fracciones que sumadas o restadas, divididas o multiplicadas le dieran un solo dígito 23. Procedió a tocar suavemente la melodía que se sabia tan bien. De hecho todas las notas impregnadas en sus libros de musicas ya se las sabia de memoria.
Ella se deleitaba con cada nota, cada acorde, cada sonido que emitían las teclas, con cada canción. Esa era su forma de desahogarse, de liberarse cada ves que se sentía mal, cada que tenía un problema, o alguna dificultad. La hacia sentirse libre, bien y despejada de lo material.
Mañana seria otro día, para pensar, relajarse, e indagar mas a fondo sobre el numero... Pero antes le preguntaría a la persona que se le cayó la hoja de papel. Que clase de mala broma era esa y porque la involucró en tal situación.
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La pianista ♪♪
Bí ẩn / Giật gânCierra los ojos... imagina que es real. Piensa en un futuro no muy lejano... acorde con la realidad... en el que ambos podamos estar... para iniciar una vida sin final.