QUE ONDA RAZA?!
Después de casi mil años, por fin actualizo por aquí.
y si, lamento mucho la espera, pero es que desde hace ya como un mes que estaba en la escuela y eran exámenes y wea, pero en fin.
He actualizado la historia que les debía desde hace mucho y aquí esta, espero y les satisfaga, hasta otra.
----------------------------------------------
Daniel arrojo la espada a un montículo de ropa en un rincón cerca suyo, y continuo con su búsqueda. Algo era, ¿pero qué?, era un objeto físico, si, era no muy grande... y... iba a hacer algo con el... ¡sí era eso!... ¿pero para qué?
– ¡DANIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEL! –
Tal alarido, que pudo haberse escuchado por toda la casa, solo podría presagiar un huracán que arrasaría con todo lo que alguna vez quisiste en esta vida.
– ¡Daniel!, ¡Hay que ir a practicar! – sip, estos eran días obscuros para él.
– Daniel, ¿Dónde estás? – Exclamo Lynn mientras buscaba con la vista al muchacho castaño por toda la habitación.
– Estoy dentro del ominoso armario incrustado en la pared. – Respondió, a sabiendas que de todos modos ella entraría a verlo.
– Wow, ¿este es tu armario? – Dijo, mientras se maravillaba con las estanterías, anaqueles, vitrinas y cosas en él suelo. – Es gigantesco, y bastante desordenado, ¿de dónde sacaste todo esto? –
– Por allí, por allá, de muy lejos, de muy cerca, del mercado negro, del de pulgas... La mayoría son recuerdos que he adquirido y o (Probablemente) robado durante años. –
– Pues, parece un basurero. –
Daniel observo a Lynn con una sonrisa forzada que no molestaba en disimular su más que obvia molestia.
– Mínimo podrías fingir algo de respeto hacia mí, o a mis cosas. –
– Si, tal vez... Oye, Lana volvió el patio trasero en todo un lodazal, es perfecto para practicar soccer. – Exclamo eufórica, pensando en el partido que se podría jugar en ese glorioso y lodoso campo.
En cambio, Daniel no se veía muy emocionado que digamos. – créeme, nada me gustaría más que ser, humillado, enlodado, aplastado y ser destruido tanto física como psicológicamente en un partido de soccer a merced de tus frías e inmisericordes manos... pero estoy ocupado. –
– Vamos, ¿Qué puede ser más importante que un partido amistoso? –
– Mi no tan valiosa integridad física, y que estoy buscando algo. –
– ¿Y qué es? –
– Ese es el problema, no me acuerdo, entre a mi armario en busca de algo y al instante se me olvido de que era, y estoy así desde la mañana. –
– Con todo este desastre, ¿Cómo esperas encontrar algo? – Lynn rebuscaba curiosa dentro de una caja que se hallaba en el piso. – Eh, no sabía que tenías tarjetas de beisbol. –
– Si no vas a ayudarme te pido por favor no toques mis cosas, tengo un muy complejo sistema de acomodamiento de cada artículo en esta habitación, es un sistema que solo yo entiendo y que sí mueven, aunque sea la más mínima cosa... –
– ¡Eh!, ¿es tuyo este bate de aquí? –
Daniel se dio la vuelta y ahí vio a Lynn, sujetando un bate de madera algo desgastado entre las manos, con una tira de cuero roja descolorida en el mango.
ESTÁS LEYENDO
Déjalo morir
De TodoDaniel, el dios de la muerte, buscando una compañía amigable, cruzara su camino con un joven peliblanco de un pueblo llamado Royalwoods, tras un encuentro no planeado, nuestro amigo no muerto buscara ayudar a su nuevo amigo y a su familia.