Tratos

129 10 7
                                    


Anoche fue... interesante, las chicas aceptaron muy bien la condición en la que me vi involucrado, y todo lo que eso implica, tal vez demasiado bien, sinceramente esperaba la reacción opuesta. Ninguno de mis planes a funcionado hasta ahora, no me sorprende, pero en esta ocasión no tenían que fallar. Debido al tiempo que llevo con ellos, me encariñe, y lo intentaría todo para permanecer juntos, mi última oportunidad era anoche, pensé que sabiendo el monstruo que era, su odio y rencor anularía el trato, pero no funciono... ahora me debo ir.

Fue divertido mientras duro, pero un trato se respeta y yo soy un hombre de palabra. Son las doce de la noche, he empacado mis cosas y ya retiré la puerta, me dirigía al piso inferior mientras daba un ultimo vistazo a esta casa, es muy bonita, me hubiera gustado conocer a esta familia en otras circunstancias, no quiero quedarme más tiempo, no me gustan las despedidas, espero que Lincoln y las demás estén bien, por mi parte, es hora de ir...

*CLICK*

¿Qué?...

La puerta principal estaba trabada, supongo que alguien le puso el seguro con llave para que no saliera, buen intento, pero saben que me debo ir.

Tomando forma etérea de humo intente atravesar la puerta por los huecos del borde y la cerradura, me tope con que no solo cerraron la puerta, estaba sellada herméticamente, en serio estaban haciéndolo todo para que me quedara aquí, pero volverme etéreo no es mi único truco.

No salía a ningún lado sin mi llave maestra, un amuleto para abrir lo que sea, esta vez yo estuve un paso delante de ellos, al momento de utilizarla, no hizo nada, eso era raro, nunca fallaba, un vistazo al suelo me revelo, que la puerta estaba protegida con runas celtas.

(¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?!)

Ok, esta vez me atraparon, pero la puerta principal no es la única salida, una menos elegante era la ventana, me acerqué para abrirla, pero al estar cerca, vi que tenia una hilera completa de clavos, la pegaron al marco. Bueno, todavía quedaba el garaje.

Al entrar encontré mi motocicleta, decidí encenderla para poder irme con ella, pensaba dejárselas, pero bueno, al subir y girar la llave, no sucedió nada, esto me estaba preocupando, haciendo una revisión rápida identifique cual era el problema, no había motor.

En ningún momento escuche herramientas, martilleo, grabado en madera o un sellado al vacío, asique, ¡¿EN QUE MOMENTO HICIERON TODO ESTO?¡, desesperado pulse el control de la puerta del garaje, pero estaba desconectado y no se iba a mover, de paso, había más runas.

Corrí a la cocina, la ventana estaba tapeada, la puerta cerrada, sellada y de paso había más runas, revisé el sótano, ahí había una ventana, minúscula, pero era suficiente para poder salir con la forma etérea, lo que encontré fue que estaba tapeada con una micro malla de acero, esto es ridículo, me acaban de encerrar en esta casa, ¿cómo lo hicieron?, ¿cómo sabían que iba a funcionar?, ¿cómo?

– ¿ya te cansaste de intentar? –

Desde arriba de la escalera en la oscuridad, un individuo cubierto por una sabana se dirigió a mí, era Lincoln, que, por su tono de voz, parecía estar cansado.

¿Has estado esperándome en las escaleras del sótano, hasta que bajara a mitad de la noche?

– De hecho, estaba sentado en el comedor, pero en vez de venir para acá, te seguiste derecho a la cocina. –

Ohhh...

Creo que arruine una parte crucial del plan de Lincoln, la escena dramática.

Déjalo morirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora