Cuatro

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JungKook

Hace dos semanas me había mudado a esta ciudad olvidada de Dios.

Seguí hablando con hyung después de aquel encuentro en la lluvia y había descubierto que era mucho mayor que yo, y que se lograba llevar bien con todos gracias a su carácter tan extrovertida.

La escuela seguía siendo un completo desastre en su administración, pero para los estudiantes era una época de presiones pues en unos días empezaría la semana de evaluaciones finales.

Sobre aquel diario que había encontrado, le había avanzado unas cuantas páginas y todas contaban a detalle sus días, casi podría decir que parecía un libro; en la forma que describía todo, también había páginas que eran todo lo contrario. Con las pocas páginas que llevaban leídas había logrado conocer más aspectos de la casa antiguamente gracias a unas fotos que se hallaban en el ático.

Pero había algo que me desconcertaba, desde días me han llegado mensajes de un número desconocido. Recuerdo como le había comentado una vez a hyung lo sucedido y sólo me respondió que tal vez eran de esos mensajes de noticias, que no me preocupara y los ignorase.

—No he conseguido de naranja, pero te he traído de manzana. — dijo SeokJin llegando con una bandeja llena de comida, postres y dos botellas de los dichosos jugos.

—No importa, quiero el de manzana.

—Ah, bien tú ganas— me dio la botella que tenía como imagen la manzana, gire la tapa y comencé a beber —. Sigo sin entender, si eres mayor que yo, ¿Cómo es posible que éste solo un año más adelante que yo?

Hyung estaba comiendo, me hizo una seña para que esperara por la respuesta.

—Pospuse por un tiempo mis estudios.

— ¿Es eso posible?— SeokJin bufo por mi cara de sorpresa.

—Lo es si tienes un buen antecedente.

Seguimos conversando, pero mi móvil comenzó a vibrar por una llamada, miré por la pantalla el número: desconocido. Desvíe la llamada y seguí prestando atención al relato de mi amigo, pero volvió a vibrar, haciendo que parara de hablar.

—Parece importante, ¿No vas a contestar?

—Claro...— acepté la llamada, poniendo el móvil a un lado de mi oreja para escuchar — ¿Sí?

Hyung miró su móvil –para verificar la hora supondría- y se despidió, dejándome en la mesa solo, del otro lado no se escuchaba nada, solo estática, estaba a punto de colgar pero una ronca risa se escuchó haciendo que por mi espalda recorriera un escalofrío frío.

Deberías tener más cuidado de a quién le contestas, ¿No crees, Jeon?

Tardé segundos en comprender cada palabra que había dicho, la voz se escuchaba ronca y gruesa, la cafetería comenzó a parecerme vacía conforme los segundos que para mí eran horas pasaban.

— ¿Quién eres?

¿Quién soy? Oh, vamos, piensa un poco.

—Si es una maldita broma voy a colgar- otra risa había interrumpido mi alego.

¡No es ninguna broma! ¿Acaso tengo cara de payaso?... Ah cierto, no me puedes ver.

—Voy a colgar...- me interrumpieron.

Tú me cuelgas y me importara una mierda cortarte la garganta en la cafetería.

Me quedé congelado al oír aquello, no por la amenaza, si no por el cómo sabía en donde estaba.

— ¿Cómo...?

Te dije que esto no es una broma— giré mi cabeza para intentar descubrir a alguna persona sospechosa, pero todos estaban en sus pláticas y asuntos propios como para percatarse de que me están amenazando por el móvil —Deja de esforzarte, no me encontrarás— suspiro —Mi juego empezó y tu ni has dado una simple señal.

— ¿De qué maldito juego hablas? Yo no he aceptado nada.

Oh, JungKook, lo hiciste. Aceptaste mi juego desde que leíste la primera página de ese diario— me quedé congelado, solamente pude mirar mi mochila como reflejo, donde cargaba el diario  —JiWoo es de las personas que tienen una vida perfecta, ahora, obedece lo que te digo o no quiero volver a amenazarte, ¿De acuerdo?

—...Bien...

Qué bonito niño. ¿Traes el diario? No, sí— un silencio —Ábrelo en la última página— acate con lo que me dijo, lo saque y lo abrí en la última página, pero antes de esta había rastros de que una hoja había sido arrancada —El juego es simple: investiga lo que decía esa última página.

— ¿Qué?

Lo que has escuchado.

—Es simplemente imposible.

No para ti, considera esto como tu deseo cumplido.

— ¿Mi deseo?

Sí, ¿Acaso no querías vivir algo emocionante en este lugar olvidado de Dios?— trague mi saliva —. Es fácil, solo sigue las migajas y ya está... Aunque, como todo juego debe tener sus reglas ¿No? Pues esta es mi única regla: no le puedes mencionar a nadie de esto— soltó una risa. Mi corazón comenzaba a latir de una forma que podría fallecer aquí mismo —, Tienes tres semanas para hacerlo.

—Ni en mi puta muerte aceptaré jugar esto.

Pobre, me imagino la reacción de tu madre al ir una mañana normal a despertar a su único hijo pero que este está muerto. ¿Aún no lo entiendes? Sé dónde estás todo el tiempo Jeon JungKook, se lo que hace tu madre... A mi punto de vista ya no tienes opción de decir que no.

Guardé silencio unos segundos.

Mi madre...

—Bien, jugaré contigo. Pero no toques a mi madre.

Tú madre no me importa— silencio —. Bien, tu tiempo comienza desde hoy. Por ahora ve a clases, no quiero que te atrases.

—Jodete.

Y colgó, observé la hora, justamente debía regresar a mi aula.

Madre, Padre, debían perdonarme. Había aceptado un juego como castigo por leer secretos que no me pertenecían.

Hortensia || ¡JJk! || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora