Veintitrés

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JungKook

Tomé mi móvil, buscando entre los contactos a mi madre. Tres tonadas y nada, no respondía mi madre. La llamada me mandó directo a buzón.

—Yo... Lo siento— empecé —, Todo lo que te dije la última vez que nos vimos, no eran verdad. Sé que has dado todo por mí, te has sacrificado y sufrido en silencio— mi voz había tomado una entonación gruesa mientras sobaba con mi mano derecha el puente de mi nariz —. Lamento todo lo que hice y lo que haré. Para mí siempre serás una gran mujer, la mejor en mi vida... — solté una risa —Es poco lo que no haría por ti. Te amo mamá... — y el buzón cortó la llamada. Era poco el tiempo que dejaba dicha opción para dejar algún mensaje. Continúe con las demás personas que merecían una explicación, dude en llamar a mi padre pero lo hice; fue corto. Llame a JongHan y YeSung. Y al final dejé a SeokJin.

Ahora mi mente estaba en blanco, no había ya ninguna palabra para poder siquiera describir lo que estaba pasando.

Busqué en mis contactos al idiota con el que jugaba, dos tonadas y contestó.

¡JungKook! Qué bonito se siente que ahora tú me llames— pensé mis palabras ¿Listo para acabar esto?

—Lo sé. — otro silencio de hizo.

—Veme en la hortensia. — y colgó.

Nunca había acatado sus órdenes con tanta rapidez. Tomé una sudadera negra, tomé el diario.

Mi móvil vibró, me volvía a llamar SeokJin.

— ¿Si?

—No vayas— se oía agitado —. Deja que yo me encargue...

Esta vez yo había colgado. Salí de la casa de Alana con total cuidado, no había nadie más.

Los ciudadanos habían puesto un toque de queda en ésta noche. Había llegado a el lugar, el lugar estaba oscuro salvo por la iluminación en ciertos puntos de las lámparas.

Mi mente jugaba conmigo al crear sombras que no existían. Hasta que una sombra no se disolvió, él estaba aquí.

Hortensia || ¡JJk! || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora