Veinticinco

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JungKook

Aquella sensación de que el aire no llegaba a mis pulmones, la sangre comenzaba a ir más lento en todo mi cuerpo. El único sonido que acompañaba nuestro encuentro era algún auto que pasaba, y los insectos de la noche.

—SeokJin— comencé a hablar, él detuvo su andar para que siguiera en las sombras —, Connor— seguí mi lista de sospechosos. Todo había estado claro desde el inicio, sólo que yo tenía una venda en los ojos cubierta por el miedo —YoonGi.

La figura aplaudió.

— ¿Lo ves? — habló. Su voz era gruesa y rasposa —Te dije que no era tan difícil encontrar la verdad.

—Tú lo hiciste— dije, YoonGi se acercó a la luz, mientras yo daba los mismos pasos que este daba hacia mí, solo que yo hacia atrás —. Tú desapareciste a JiWoo.

— ¿Y qué más? — pase saliva.

—La asesinaste. — terminé.

YoonGi sonrió, mostrando sus dientes. Acto que causo un gran efecto negativo en mí.

—Cierto— dejó de aplaudir —. Te haré una pregunta extra, ¿Y dónde está?

—Con nosotros— respondí mientras señalaba la hortensia —. La escondiste donde nadie pensó. Está debajo de su flor favorita— fui a la flor que había sido un elemento principal desde que yo llegué aquí. Desde que YoonGi me había metido en esto —: Debajo de la hortensia.

Apenas había dicho aquello y una pala fue lanzada en mi dirección.

—Veamos si es cierto.

Ya no sabía cuántas horas tenía excavando, debajo de donde empezaban las flores rojas, pegadas en el suelo. YooGi estaba sentado en algún punto que yo había dejado de poner atención, mis brazos comenzaban a doler del esfuerzo de excavar. Mi cabeza comenzaba a doler.

Solté la pala, mirando a YoonGi que sólo miraba nuestro al rededor, tan tranquilo.

— ¿Ella qué te hizo para que decidieras terminar con su vida?

— ¿Importa? — Me miró serio —Algo que debes aprender JungKook, es que la verdad jamás se sabe.

Me hinque ante las flores, comenzando a jalar la tierra con mis manos. No respondí ante su comentario.

—Imagina una pareja y la amante— aún recordaba que en el diario, JiWoo describía a YoonGi como callado, pero cuando hablaba, siempre eran cosas con argumentos válidos —, Si tú le preguntas su versión de lo que pasó a la novia, te dirá una versión y lo más probable es que se haga la víctima. Lo mismo pasaría con la amante y el novio, jamás sabrías cuál es la verdad— vaya ejemplo, mis dedos tocaron algo duro, seguí excavando y ahí estaba, eran unos delicadas líneas amarillentas, rasposos y llenas de tierra; eran huesos —. De nada serviría que te contara mi versión.

—Te encontré... — susurre con una sonrisa en mi rostro. Por fin ella había vuelto a ver el mundo del que fue privada.

Sentí un fuerte golpe en mi cara, uno que me apartó de donde estaba el agujero en la tierra. Un pequeño sabor agrio en mi boca hizo que con mi propia lengua tocara mi cachete interior, me había lastimado el mismo golpe. Mi mejilla dolía.

—No quería que ganaras, JungKook— me confeso —. Lo único que quería hacerte era pagar por leer secretos que no eran tuyos.

Si mi cabeza dolía antes, ahora dolía más. Mi propia vista comenzaba a fallar, haciendo borrosa toda esta.

—JiWoo va a tener compañía. — dijo mientras sacaba un arma de su chaqueta, una que apuntaba hacia mí. La adrenalina corría por mi cuerpo, comencé a temblar y aun así, no podía moverme.

—El sonido alertara a todos— intenté advertir. Los argumentos que mi mente daba ya no tenían fundamentos, pero solo buscaba algo para salvarme.

—JiWoo grito— sonrió con tanta gracia que me daba miedo —, ¿Y dónde está ahora?

Cerré los ojos, pensando en mi madre.

—Fin del juego, JungKook. 

Hortensia || ¡JJk! || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora