Once

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Dejando a un lado la fría corriente de aire nocturna que corría impávida a las afueras tomé con cuidado de la bolsa que reposaba gentil en el cemento justo frente a la puerta de mi pequeña casa ... Mis pies descalzos sufrieron las represalias de haber salido sin suficiente abrigo a recibir un cambio de temperatura, mi cuerpo temblaba y mis dientes castañeaban para el segundo en que yo ya había cerrado la puerta.

Con rapidez y sufriendo algunos estremecimientos me acerque a la pequeña mesa en el centro de la sala, le di una pequeña mirada a la bolsa blanca y me pregunte que era exactamente esta bolsa y por qué apareció en la entrada de la casa justo después de haber escuchado que llamaban a la puerta... Sin poder comprenderlo de buenas a primeras mi entrecejo se frunció en incredulidad, aun así, sentía la necesidad de ver que era lo que había dentro así que sin darle más vueltas al asunto quite del nudo en el extremo, llenándome del crujir de aquella bolsa termine por darle un vistazo.

Lo primero que vi fue algunas cajas, pequeñas cajas que se asemejaban a la de los remedios, lo siguiente que vi fue un pequeño termo, posicionado en el extremo y a su lado una botella con agua, todo eso llenaba de alguna forma la pequeña bolsa, con creciente curiosidad mi mano se acercó para poder tomar del contenido, dándole una mirada más profunda pude ciertamente corroborar que aquellas cajas se trataban de diferentes medicinas, tales como para tratar los malestares digestivos, dolores de cabeza, temperatura y nauseas... En cada caja venía especificado cuanto y cada cuanto debía consumir.

De un tiempo a esta parte me era un poco difícil salir de esta sorpresa al ver todas estas cosas y se me hacia un poco difícil pensar que todo eso era para mí así que simplemente me perdí un par de minutos en mis pensamientos mientras sostenía aquellas cajas... Mi respiración era dificultosa y mi frente se bañó de una ligera capa de sudor, sabía que el resfriado estaba recién empezando así que, sin más, deje las cajas sobre la mesa y saque lo que restaba... Ese pequeño termo con comida era negro y venia cubierto con una tela, si ahí, efectivamente había comida quizás era para que el calor se retuviera... Con cuidado y dedos temblorosos quite del nudo y cuando lo hice una pequeña hoja de papel quedó al descubierto.

La tomé solo para ver que había algo escrito en ella.

"En cada caja están las indicaciones, come bien y toma mucha agua, mejórate"

-Jimin.

Entonces, recién ahí pude ser verdaderamente consciente de todo y una sonrisa algo avergonzada recorrió mis labios al darme cuenta de que él era la única persona aquí que podría preocuparse así de mi... Él se preocupó de traerme todo lo necesario porque sabía desde la tarde que yo estaba entrando en un resfrió... Me pregunte vagamente porque él solo lo dejo en la puerta sin esperar a que yo lo dejara entrar... Y aunque mi cabeza dolía solo pude sacar por conclusión que tal vez no quería importunar o solo había demorado mucho en atender.

Apartando el pequeño papel me propuse abrir el termo y cuando quité de la tapa el vapor salió dejando una estela en el aire, con mi mano la disipé y vi que el contenido era arroz con verduras, estas parecían salteadas... Un aroma riquísimo desprendía aquella comida... Considerando que no había comido nada desde que llegue esta tarde después de la escuela, solo el aroma me dejaba hambriento.

Solté un suspiro cansado porque incluso aunque dormí varias horas mi cuerpo se sentía pesado y decaído.

—Debería tomar algunas de estas medicinas...— Comente sintiendo que si no lo hacía podría llegar a empeorar y definitivamente eso era algo que no quería y ciertamente no podía pasar— Y también debería agradecerte mañana.

Con rapidez abrí los medicamentos y tome una píldora de la caja para el dolor de cabeza y otra para los dolores digestivos y junto a la botella de agua me ayude a pasarlos por mi garganta, seguido a eso solo me bastó ir en busca de unos palillos para poder comer... Lo primero que pensé cuando el sabor de aquella comida que aún conservaba una buena temperatura fue que tal como su aroma, su sabor era exquisito. Me fue inevitable no comer y comer sintiendo que nunca podría saciarme y tal vez el no haber comido en muchas horas me hizo sentir incluso más hambriento.

«Heterocromía || HopeV»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora