Cuarenta.

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Con cuidado mi mano se adentra en la ropa interior de Hoseok, tal como la última vez, mi piel toca directamente la piel de entrepierna sintiendo esa sensación extraña y cálida entremedio de mis dedos, en aquella habitación, solo iluminados por la lámpara en el escritorio, el silencio era golpeado duramente por nuestros latidos y estruendosas respiraciones.

Las manos de Hoseok se apretaban fuertemente en los costados de su silla, sus nudillos adquirían un tono blanco debido a la fuerza que ejercía, sus ojos se cerraron duramente y su cadera se movía ligeramente ante cada caricia que mi propia mano le regalaba a su parte baja.

Mis ojos miraban con detenimiento la expresión que se dibujaba en cada una de sus facciones, había un rastro de desesperación mezclado con un poco de vergüenza, sus mejillas levemente teñidas de rojo mostraban un poco de temor, pero tambien un sensación de placer cada vez que me aventuraba a tocar más y más su piel, sus labios se antreabrian poco a poco dejando salir sus respiraciones que trataba con diligencia de esconder.

Mi corazón se aceleró cuando un sutil y fugaz quejido arrancó rebelde desde su garganta.

Mi mirada se aventuró a su parte íntima que yo sostenía con fascinación.

Los recuerdos de la última vez llegaron a mi cabeza alimentando poco a poco esa llama que había crecido no solo en el bosque de mis deseos, si no también en el fondo de mi corazón. La poca vergüenza tomó entre sus brazos mis instintos más profundos aquella noche en esta misma habitación, de pie, simplemente sosteniendonos en los brazos del otro y mirándonos a los ojos llevamos a cabo un acto placentero y hermoso, tocamos parte de nuestros cuerpos conociendonos un poco más el uno del otro, se dió de la nada, ocurrió en compañía de nuestra inexperiencia, no hubo tiempo para pensar, no hubo tiempo para observar... Simplemente, hicimos lo que creíamos correcto.

Ahora mismo, dándome el tiempo a mirar, a observar, a sentir, a conocer, me di el tiempo de hacer cosas que podrían hacer feliz a este chico que tan bien me hacía, me di cuenta que el roce de mi dedo pulgar sobre la punta de su entrepierna lo hacía temblar, me di cuenta que una pequeña vena al costado crecía y crecía cada vez que la palma de mi mano lo tocaba, me di cuenta que tocarle con suavidad el costado de su ombligo lo hacía suspirar y me di cuenta que cuando Hoseok se sentía en el límite de su placer buscaría a tientas mi muñeca y rogaría que me detuviera.

Lo hice... Pero lo hice solo porque ansiaba que abriera sus hermosos ojos y me mirara a la cara.

Este chico que sentado frente a su escritorio, respiraba con dificultad, su mano temblaba sobre mi muñeca que aún sostenía su miembro duro y caliente, poco a poco, mientras su corazón golpeaba con furia dentro de su pecho, sus párpados empezaron a abrirse, sus ojos que brillaban tan cual una noche estrellada buscaron los míos con un anhelo abrazador, su rostro se notaba aturdido, ninguno de los dos dijo nada en un principio, tal vez porque la situación era demasiado íntima, y si se trataba de intimidad, nosotros no sabíamos muy bien como se debería reaccionar.

Aún así, Hoseok se acomoda en la silla y mis ojos vuelven al culpable de su placer, noto ligeramente el brillo aperlado en la punta de entrepierna, mi dedo pulgar lo acaricia haciendo que Hoseok se estremezca y es solo en ese momento en donde suelto su caliente intimidad de mi mano y curioso miro la yema de mi dedo, húmeda y brillante.

—E-Espera...— Le oigo a decir con mucha dificultad y con voz baja, levanto la mirada sintiendo mis rodillas algo adoloridas, Hoseok parece acongojado— ¿Q-Que estás haciendo?

En su voz había un claro atisbo de confusión.

No me centro en su pregunta o en buscar una respuesta, mis ojos vuelven a mirar la yema de mi dedo pulgar y juego con ese líquido espeso, una mano toma mi muñeca con rapidez y Hoseok con el rostro rojo de vergüenza simplemente aprieta sus labios en una fina línea, lo suficientemente avergonzado como para no poder mediar palabra.

«Heterocromía || HopeV»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora