Cuarenta y ocho.

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Pov Yoongi

De pie sintiendo la fría mañana sobre mi rostro, el ruido asfixiante de todas estas personas era realmente molesto.

Mis ojos miraban con aburrimiento a casa idiota que pasaba cerca de mí, asquerosos niños ricos que no podían disimular el desdén en sus rostros cuando se daban cuenta de mi presencia, aquellos aromas a perfumes caros, esas voces de niños de papi, la molestia en mi semblante era notoria y no estaba interesado siquiera en disimularlo.

Suspirando con irritación tomo mi móvil y miro ociosamente cualquier cosa que se pudiera mirar a primera hora de la mañana y que me sirviera de entretención.

No funcionó. No funcionó porque mi cabeza estaba llena de todos estos idiotas, sus voces, sus odiosas conversaciones, la manera en la que estaban rumoreando de mí y jugaban que lo estaban haciendo de forma indiscreta, era simplemente saber que estoy aquí de nuevo el motivo suficiente para sentirme de muy mal humor.

Maldiciendo mientras guardaba mi teléfono, ansiaba poder fumarme un cigarro escondido de todas estas personas, simplemente aspirar del tabaco y relajarme solo por un momento, pero este maldito idiota de Namjoon aún no regresaba.

Con detenimiento, miré la hora en la pantalla de mi móvil, faltaban solo cinco minutos para que el timbre sonara y con ello se fuera la única oportunidad que teníamos para poder sentir el sabor de un cigarrillo.

Frunciendo el ceño con enojo empiezo a teclear en un mensaje para que ese maldito se apresurara.

Mientras descargo un poco mi enojo en ese mensaje, mis oídos logran escuchar una conversación que se colaba justo a unos metros de mí.

—Era cuestión de tiempo para verlo por aquí también...— La voz de una chica resuena haciendo que mis dedos se detengan— Pensé que tendría algo de vergüenza y no volvería, pero solo míralo, si no fuera por ese orfanato se estaría pudriendo en un asqueroso motel tal como su madre.

Al escuchar esas palabras mi ceño se frunce, me quedo un momento quieto, tratando de escuchar un poco más.

—¿No sería eso algo bueno?— Con una risa llena de burla, otra chica se suma a la conversación— Es solo un muerto de hambre, gente como él debería dejar de gastar oxígeno, si quiere ser un maldito asqueroso que siga los pasos de su madre y vaya a prostituirse por ahí... Si tiene suerte algún viejo pervertido con dinero lo hace su puta.

Suaves carcajadas que buscaban no ser escuchadas se mezclaban con el fervor del ruido alrededor.

Mi mano en un acto reflejo empezó a apretar el teléfono en mis manos.

—¿Su puta?— Dice un tercer chico, solo si voz hizo que mi respiración se empezara a agitar, moviendo mi cuello en un intento de calmar mi rabia, sigo escuchando, sabiendo que si las palabras equivocadas salen de su garganta, bien podría cometer una locura— Quien es una verdadera puta es ese chico Jimin...— Dijo con burla— Regresó apenas se le revocó la sanción, ¿Has notado como mira a los hombres? Supongo que está esperando abrirle las piernas a alguien más... Malditos desviados.

Respirando con dificultad, siento el dolor en mi mano al estar apretando con fuerza el teléfono, trato de calmarme moviendo mi pie de una manera frenética, me digo a mi mismo que no debo generar problemas, que debo aguantar, que debo contenerme, pero simplemente no puedo.

No puedo, no puedo contenerme...

—¿Por qué no lo intentas?— Dice una con burla.

—Sí, anda pruébalo. ¿No parece ser una mujer lista para recibirte?

«Heterocromía || HopeV»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora