Capitulo 68

156 8 1
                                    

Era increíble como todo volvía a estar mal tan rápido. No entendía por qué la vida o él destino se desquitaba con las personas más débiles y maravillosas.
Nunca sabes cuándo será la última vez que veas a tu ser más querido, y eso me ha enseñado a disfrutar hasta el último momento de mi vida. No estaba dispuesta sufrir más. Y ni mucho menos que la vida volviera arrebatarme lo que más amó.

Al llegar del entierro me encerré en mi habitación. Mi madre no dejaba de tocar cada minuto, tenía miedo a que volviera a cortarme. Pero eso no sanaría aquel dolor que siento en mí.
Muchas veces es necesario estar sola, encerrarte en tu habitación y poder ser tu misma. Dejar de fingir que todo está bien cuando todo está mal. Necesitaba un momento conmigo misma, necesitaba saber que continuaría en mi vida, necesitaba reencontrarme conmigo misma así fuera solo un momento.

Mientras él agua caía por mi cabello pensaba cada momento que viví con Lían y Lizzy, mis dos ángeles que ahora me cuidaban desde el cielo.
Al salir me puse lo primero que encontré en mi closet. Y salí de la habitación.

–Estaré bien mamá, no me suicidaré, ahora solo estamos las dos. Mi hermano ya no está, pero quiero que sepas que todavía tienes una hija y vamos a luchar juntas. Te quiero mucho. –Dije antes de abrazarla. –Perdón, perdóname por encerrarme en mi mundo, olvidaba que todavía necesitabas de mí.

–Te amo hija, y perdóname por olvidar que tenía una hija maravillosa. Mírame. –La mejor de las hijas. Limpia las lágrimas de mi rostro y me da un beso en la frente. –Lo único que quiero es que seas feliz, mi pequeño rayo de luz.

Una sonrisa se marcó en mi rostro, hace mucho tiempo que mi madre no me decía así y pude comprender en ese momento que siempre tuve enfrente de mi la felicidad. Tuve a un hermano maravilloso, a la mejor de las amigas, a un padre que, aunque no siempre estaba me brindo su apoyo incondicional, a una madre increíble y al mejor chico que podría tener. Y simplemente esa era mi felicidad tenerlos a ellos, aunque algunos solo serán recuerdos.

–Charlot quiere hablar contigo. Si quieres le digo que se vaya.

–No mamá, la única manera de estar bien conmigo misma es perdonarme y perdonarla.

–Me siento muy orgullosa de ti mi pequeña. Dijo antes de darme un beso en la frente.

Con una sonrisa bajo las escaleras. Desde lejos miro a Charlot, respiro profundo y me acerco a ella.

–Hola, digo a solo unos metros de distancia.

Me mira con una gran tristeza. –Hola, quería disculparme.

–No te preocupes, ya todo ha quedado atrás.

–No todo, hay cosas que tú no sabes. Se acerca un poco a mí y doy un paso atrás.

–¿Hay algo más?

–Si, algo que me ha comido el alma estos dos años. Algo que no me ha dejado vivir... ¿Podemos sentarnos?

–Claro, me senté junto a ella. Y pude observar en sus ojos un gran vacío.

–Nunca me atreví a contarlo. Siempre te tuve envidia, odiaba que todos los chicos se acercaran a ti primero antes que a mí. Me sentía muy poco al estar a tu lado.

–Con razón te encargaste de hacer que creyera que era poco cosa para alguien, porque fue gracias a ti que creció esta inseguridad en mí, mi autoestima estaba por él suelo Charlot. Tú te encargaste de quitar de mi lado a todo chico que se acercara. ¿Crees que es justo? No creo que sea justo para alguien crecer con odio hacia sí mismo. No lo creo. Dije al limpiar las lágrimas que amenazaban con caer. 

JhonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora