Malfoy Girl ⋆ Harry Potter ✓

xi. beautiful

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✹BEAUTIFUL✹
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ARYA

DESPUÉS DEL BESO PASÉ LA MAYOR PARTE DEL DÍA SIGUIENTE EVITANDO A HARRY.
Si teníamos herbología, trataba de esconderme detrás de las plantas y enredaderas puesto que el estaba frente a mi.
Si estábamos en adivinación, tapaba mi cara con la bola de cristal o trataba de hacerme la concentrada escuchando a Trelawney.

—Sabes que Harry se siente confundido, ¿verdad?

Levanté la vista de mi comida y la posé en Hermione.

—¿A qué te refieres?—pregunté frunciendo el ceño. Ella remojó sus labios.

—Me refiero a que lo has evitado todo el día de ayer. El pobre cree que hizo algo mal y ahora tu no quieres saber nada de el—me explicó la ojimiel.

Cerré los ojos un segundo y suspiré.

—Lo peor de todo es que si no haces algo pronto, su obesión por Cho regresará—temblé ante sus palabras.

—No, no, no—negué—,no permitiré que eso suceda, llevo tratando que Harry me ponga atención desde los once. Esa maldita asiática no va a echarme a perder el plan—murmuré. Hermione me miró preocupada.

—No vayas a cometer una estupidéz por celos, Arya. Podrías meterte en mucho problemas. Además, su madre trabaja en el Minsiterio.

Apreté la mandíbula al ver a Harry entrar al Gran Comedor. Alisé mi túnica, por último mi falda y me levanté.

—Te veo más tarde—agaché la mirada, miré hacia cualquier lado esperando que Harry me confunda entre la gente.

—Arya—sentí como me tomó suavemente del brazo, tuve que detenerme. Pensé en seguir mi camino como si nada, pero cometí el error de mirarlo a los ojos—¿Pasa algo?, no he podido hablarte desde él baile.

Quiso acercarse un poco más a mi y yo tosí falsamente. El me miró con el ceño fruncido.

—Estoy por enfermarme, no quiero contagiarte—dije haciendo leves gestos de dolor mientras posaba una mano en mi pecho.

—Te acompaño a la enfermería entonces—intentó tomar mi mano y yo tosí de nuevo—Vamos linda, puede ponerse peor.

Linda.

El tomó mi mano de todas formas y salimo del gran comedor bajo la mirada de algunos estudiantes, entre ellos Cho. Abracé a Harry y el me sonrió, Cho se puso levemente roja de la furia, supongo.

•

En fin, fuimos a la enfermería ,tuve que explicarle a Pomfrey que no estaba enferma sino que solo trataba de evitar a Harry, ella se rió de mi y me echó no sin antes darme un frasco con agua simulando ser un medicamento para que Potter no sospeche.

—Espero que te recuperes pronto, es triste no poder besarte—lo escucho decir. ¿Dónde quedó el Harry tímido?

—Yo también quiero besarte de nuevo—dije inconscientemente. Me maldije internamente.

—Madame Pomfrey dijo que no estás tan resfriada, quizá podríamos...

Se fue acercando lentamente. Su respiración chocó con la mia y antes de poder tocar sus labios me alejé.

—Harry, deberías estar preparándote para la prueba de mañana—le dije. El miró mis labios y depositó en ellos un casto beso. Me sonrojé rápidamente—¡Harry!

El rió.Lo siento, tienes razón. Solo quería estar un rato contigo—me dice sonrojado mientras sonríe.

Miré hacia abajo de la vergüenza y el besó mi coronilla para después abrazarme. Me acomodé en su pecho y cerré los ojos.

•

Herbología. No se nada sobre plantas, la última vez que tuve una murió a los pocos días porque olvidé regarla. Lo mismo sucedió con la planta del salón, la cual va pasando de alumno en alumno cada clase.
Ahogué a la pobre sin darme cuenta. Hermione tuvo que hacer mil y un hechizos y pócimas para revivirla. Al final nadie se dió cuenta.

La profesora Sprout nos encargó algo sencillo, además es en parejas.
Debemos darle de comer a las mandrágoras de los alumnos de segundo antes de terminar la hora.

Intenté que mi mandrágora abra la boca, pero solo se dedicaba a esquivar las babosas que tengo en la mano.

—Vamos,debes comer—dije haciendo una mueca. A pesar de tener los guantes, puedo sentir la viscocidad de la babosa, lo cual me hace querer vomitar.

—Son adolescentes, debes tenerle paciencia. Además debes ser cariñosa con ella—me dice Neville. Volteo a mirarlo y me quedó perpleja al ver como acuna en sus brazos a la mandrágora.

―¿Cómo lo hiciste?―pregunto sorprendida acercándome―. He intentado que mi mandrágora coma los últimos diez minutos y nada―suelto harta.

―Tienes que hacer de cuenta que es tu bebé, tratarla como una. Deja que te ayude.

El castaño se acercó a mi mandrágora con la suya en brazos y empezó a hablarle como si fuese su hijo.

―Debes dejar que mamá te dé de comer, sino no vas a poder crecer―le dice. La mandrágora sorprendentemente me miró e hizo un gesto de fastidio.

Me acerque a ella y al darle la babosa se la comió sin ganas y sin mirarme.
Sonreí.

―Bien hecho―acaricié su cabeza ,a lo que soltó un grito que por poco hace que me desmaye. Suerte que Neville me recordó ponerme orejeras.

―Lo lograste. Ahora si estás lista para cuidar de tus futuros hijos con Harry―me dice el burlonamente.

―Cállate Nev―le pegué en el brazo suavemente.
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