xxiii. merry crisis

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MERRY CRISIS
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ARYA.

Las vacaciones comenzaron hace algunos días, el diecinueve para ser más específicos. La profesora McGonagall tomó la lista de los que nos quedaríamos en el colegio a pasar las fiestas, y yo estuve incluída en ese pergamino.
Después de mi discusión con la estúpida de Cassiopeia me resigné a esperar una carta de Lucius, pero jamás llegó. O Lucius se cansó de reprenderme o la estúpida no le contó nada. Sea como sea, me libré de otro problema al decidir no pasar la navidad en mi casa.

Desde que quedé en Gryffindor, pasar la noche buena en casa se volvió un infierno. Lucius me obligó a ayudar a los elfos demésticos con la cena,mientras tanto oía a Draco y a mi mamá quejarse con el sobre la manera en que me trataba.
Pero esos ahora son malos recuerdos. Es la primera vez que pasaré una buena navidad lejos de toda esa gente.¿El lado malo?, mamá y Draco estarán lejos.

—¿Pediste algo para navidad?—oigo a Harry preguntarme.

—No. Tengo todo lo que necesito ahora mismo—lo miré con una sonrisa.

—¿En serio, qué es?—me pregunto confundido, como siempre.

Me quede viéndolo sin expresión. ¿En serio el futuro del mundo mágico depende de el? Sonreí de todas formas y besé su mejilla.

—A ti, tonto—rodé los ojos.

—Ah, era eso... ¿en serio no pediste nada para navidad? Digo, a mi me vas a tener siempre, hubieses pedido un vestido, que tu padre se entere que es sangre sucia o no sé—el azabache se encogió de hombros y reí.

—Esas en serio son buenas opciones—admití pensativa —Pero Lucius pagará todo lo que me hizo con el tiempo. ¿Y tu, pediste algo?

—Pedí una escoba para ti—me dijo el de gafas. Lo miré con cara de "dime que es una broma".

—Por favor, dime que escuché mal—rogué acercándome a el.

—No, tus oídos funcionan perfectamente. Quiero que aprendas a volar—me dedicó una enorme sonrisa. Yo me levanté de la cama rápidamente.

—¿Perdiste la cabeza Harry? Soy pésima manejando una escoba. En primer año de alguna manera hice que mi escoba golpee a Madame Hooch hasta casi romperse—estallé de los nervios.

—Exacto Silver, tenías once.Ya pasaron tres años, con un poco de practica se que ya no tendrás miedo.

—Definivamente no Harry, no lo voy a hacer —me negué cruzándome de brazos.

Vi un poco de decepción y pena en su rostro, noté que el brillo en ellos se fue de a poco y el azabache se quedó en silencio.

—Está bien, no voy a obligarte...—murmuró tomando su taza de café de la mesa de noche.

—Espero que hayas pedido una Saeta de Trueno. Me niego a montarme en un barredora—dije con algo de vanidad, genes Malfoy supongo.

Sentí como Harry me rodeaba con sus brazos fuertemente pero sin lastimarme. Repartió besos por todo mi rostro y sonreí.

—¡Eres increíble, Arya Malfoy!—exclama a la par que se deja caer en la cama.

—Confio en que no me vas a dejar caer de mi escoba—me recosté junto a el y besé su mejilla.

Malfoy Girl ⋆ Harry Potter ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora