XII

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¿Alguna vez sintieron que no pisaban tierra firme? ¿Alguna vez experimentaron ese sentimiento de flotar en el aire, mientras suena tu canción preferida? Porque así se sentían Renato y Gabriel cuando sus labios al fin se juntaron, millones de emociones se alborotaban en su interior. Gallicchio no creía en el "sentir mariposas en el estómago", porque nunca le había ocurrido, hasta el día que besó a Tato, porque ahí podría haber jurado por Boca Juniors, que en lugar de mariposas, eran caballos los que se movían dentro de él. Sus manos se encontraban en la pequeña cintura del menor, mientras que las de éste, estaban envueltas en los rulos del mayor. Sus lenguas se movían al ritmo de la música que había estado sonando desde que entró a la casa. "Ilegal" de Cultura Profética, ambientaba perfectamente el lugar.
Unos minutos transcurrieron, hasta que por fin se alejaron, aunque no tanto, para tomar un poco de aire. Sus frentes estaban pegadas, y sus respiraciones agitadas, no dejaban de sonreír en ningún momento, Gabriel fue el que rompió el silencio
¿Te quedó claro lo que sentís por mi ahora? — preguntó, tocando el labio rojo del pequeño — Me parece que sí, aunque quizás todavía necesite aclararlo más — contestó, con una mirada pícara, que Gallicchio logró comprenderla en cuestión de sólo segundos, así que volvió a besarlo, pero ésta vez el beso fue acompañado de más pasión, y de unos manos juguetonas por parte del pequeño, que desabotonaban la camisa del rizado, para luego tocar su abdomen con total descaro. — Para Tato — dijo, apartandolo unos centímetros
¿Qué? ¿Qué pasa? — preguntó deseperando, atacando la boca del mayor nuevamente. — Tengo un regalo para vos — contestó, poniéndose de pie, para ir a buscar la bolsa que había traído con él.
Renato lo miraba intrigado, aceptó el presente acompañando de un "Gracias". Cuando lo abrió, sonrió de oreja a oreja, sus hoyuelos estaban bien marcados — ¿En serio entraste a una tienda a comprarme una gorra de River? — preguntó divertido, colocándosela — Sí... — dijo Gabriel
Sos increíble Gallicchio — habló, tomando el rostro del chico entre sus manos, para plantarle un sonoro beso en los labios.

(...)

Estaban viendo una película, aunque si somos un poco sinceros, más que ver la película se habían dedicado a besarse gran parte de ella.

Gabriel: Tato ¿Qué va a pasar ahora?
— Renato: No sé Gabi, yo tengo en claro lo que siento por vos, pero no es fácil dejar completamente a Julián.
— Gabriel: Entiendo, pero vas a hacerlo ¿No?
— Renato: Vayamos despacio, cuando termine éste tiempo que nos tomamos, voy a hablarlo con él.
— Gabriel: Ok, y con respecto a mi... es la primera vez que me pasa esto, sabes que yo pensaba que era cien por ciento heterosexual, hasta que apareciste vos.
— Renato: Ey, no te voy a apurar, ni nada por el estilo. Tomate el tiempo que necesites.
— Gabriel: Sos increíble. Te quiero.
— Renato: Yo también te quiero bostero.

Luego de esa conversación en la que pudieron hablar de lo que estaban sintiendo en ese momento, continuaron con la película, y Gabriel sonrió cuando escuchó pequeños ronquidos que provenían de su amante, lo tomó entre sus brazos, haciendo que éste se despierte
¿Qué haces? — preguntó adormilado — Te llevo a la cama — le respondió, caminando hacia la habitación — No te vayas, dormí conmigo hoy — le pidió todavía en los brazos del rizado — Me quedo a dormir con vos — le contestó. Lo acostó en la cama, y seguido se acostó él. Lentamente fue cayendo en el sueño, sin dejar de pensar en como el pequeño le cambió la vida.

Polos opuestos {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora