Y Renato, Renato se moría de ganas de besarlo, de saber lo que se sentía probar esos labios que le gustaron desde el primer día, y ahora estaba ahí, a centimetros de ellos, sólo un movimiento y lo cumpliría, pero algo muy dentro suyo le decía que no debía hacerlo, no podía hacerle esto a Julián. — No Gabi, no puedo —
dijo Renato, alejándonlo — ¿Por qué no? — preguntó impaciente — Sabes que tengo novio, y lo quiero, no puedo hacerle esto. — contestó, parecía que había entrado en razón.
— Está bien, entiendo — volvió a hablar el rizado. — Gracias — le dijo Tato, tomándole la mano. Gabriel sólo sonrió, pero no parecía una sonrisa sincera.(...)
Luego de esa situación las cosas se pusieron un poco incómodas, no dejaban de darse miradas, miradas que decían lo que sus bocas no se animaban, los dos querían besarse, morían por probarse mutuamente, pero no se podía, no así, no de esa manera.
El reloj marcaba las 1:45 am, así que decidieron irse — ¿En qué te vas? — preguntó Gabriel. — Seguramente en remis — contestó — Dejate de joder Renato, te llevo yo — le dijo el mayor, dándole un leve golpe en el brazo, tratando de parecer lo más amistoso posible
— No, prefiero que no sea así — le respondió el menor — ¿Por qué? — volvió a preguntar tomándolo de la mano
— Porque... Gabi, si me quedo un rato más a solas con vos, te voy a terminar partiendo la boca de un beso — soltó rápido, casi sin respirar, el rizado sonrió — No va a pasar nada Tato, subite — volvió a insistir, y el pequeño aceptó.Una vez que estuvieron en el vehículo, un silencio inundó el lugar, Gabriel miraba cada tanto de reojo a Renato, y éste hacía lo mismo. Cuando sus miradas se encontraban, se tensaban, y era obvia la tensión sexual. — Llegamos — dijo — Sí, gracias por traerme — respondió el menor, amagando a salir del auto, pero una mano lo detuvo — ¿Te vas a ir sin despedirte? — preguntó Gabriel, mirándole los labios — ¿Por qué me la haces tan difícil? — dijo con cierto fastidio — Perdón. Anda que te están esperando — se disculpó, y Renato pudo ver como la mirada de su amigo cambio, notó que quería decirle algo más, pero ahí se quedó, callado.
Casi como por inercia se abalanzó sobre él, regalandole un beso sobre la comisura de los labios
— Chau bostero — dijo bajandose del auto.Y Gabriel lo vio desaparecer tras esa puerta blanca, algo dentro de él se rompió al saber que terminaría la noche, sin probar los labios de Tato.
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Polos opuestos {Terminada}
RomantizmUno de River, el otro de Boca, uno cheto, otro de barrio, totalmente diferentes, pero dicen que los polos opuestos se atraen.