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Hola Gallicchio — dijo Renato, arrastrando las letras del apellido y planteándole un sonoro beso en el cachete. Gabriel se sonrojó.
¿Cómo va Quattordio? — respondió el mayor, imitando el acento del pequeño. — Bien, bien, estás lindo hoy. Nada que ver a cuando tenes esa camiseta inmunda puesta — le dijo burlándose — Te iba a decir que vos también lo estabas, pero ya tenes que arruinar el momento — le respondió, rodando los ojos. Los dos sonrieron al mismo tiempo, sin dejar de mirarse a los ojos, en esa mirada había complicidad.

Luego de un par de cervezas, estaban bastante sueltos, aunque desde que se conocieron nunca hubo ningún tipo de limitaciones. Empezó a sonar cuarteto en el lugar — Noooo, escucha, eso sí es música — gritó Gabriel — Deja de gritar rulitos, nos van a echar — dijo Tato entre medio de risas — Mira si nos van a echar, decís cualquiera — contestó.

Renato se quedó callado, observando la situación, el rizado estaba con un vaso en la mano, cantando y bailando en la silla.
«Tiene una sonrisa tan hermosa, y sus ojos... sus ojos son los más lindo que alguna vez pude ver» pensaba el menor.
¿Qué me miras? ¿Te gusto? — bromeó Gabriel. Las palabras lograron sacar al pequeño de sus pensamientos — Quizás — contestó, haciendo que Gallicchio pare en seco con el baile, quedando totalmente paralizado debido a la respuesta inesperada — Jajaja, tranquilo Gallicchio, no te voy a comer, era una joda — Habló, dejando más tranquilo al mayor.

Gabriel se quedó pensando en la manera que Renato dijo ese "quizás", lo había hecho de una manera tan provocativa, que un montón de cosas se revolvieron dentro suyo. «Mierda, otra vez estoy viéndolo de esa menera» pensó, pero ¿Qué se lo impedía? Después de todo él no estaba en pareja, así que se lo ocurrió una idea, e iba a hacerla realidad.
¿Bailamos? — le preguntó, ofreciéndole la mano. Renato lo miró riéndose, hasta que se dio cuenta que hablaba muy en serio. — ¿Me estás jodiendo? Ni loco Gabriel. — dijo el  menor — Nah, cierto que sos de River, un tremendo cagón — habló el rizado, volviéndose a sentar. Renato se sintió desafiado, y odiaba ser desafiado, así que se paró y ésta vez el que ofreció la mano fue él — Dale, bailemos — dijo, Gabriel lo miró con una sonrisa, aceptando.

Ni siquiera les importó que toda la gente presente en ese bar los esté mirando. Bailaban cuarteto, mientras se reían. Comenzó a sonar "Fue lo mejor del amor" de Rodrigo. Sus cuerpos estaban más pegados de lo normal, y la cerveza que estaba haciendo efecto, no ayudaba mucho con la situación. — Fue lo mejor del amor, lo que he vivido contigo, dejo a mi esposa, tu deja a tu marido, para matarnos en un cuarto de hotel — cantaba Gabriel, cerca del oído de Renato, el cual estaba muriendo de ganas de besarlo, pero no podía, estaba mal, no podía hacer eso.

Cuando terminó la canción se sentaron, totalmente exhaustos.
Sos buen bailarín eh — dijo el mayor. — Soy malísimo jaja pero gracias. — contestó — Sos muy lindo también — habló el rizado, acercándose — Gracias — respondió, con un poco de nerviosismo debido a la cercanía — ¿Te puedo besar? — preguntó Gabriel, acercándose todavía más, con total descaro. Y Renato estaba muriendo de ganas de decirle que sí.

Polos opuestos {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora