4 meses después
El invierno había comenzado en Buenos Aires, y Renato amaba esa estación, era su preferida, amaba el frío, amaba sentarse a tomar un café, mientras leía uno que otro libro de filosofía, escuchando al "flaco" Spinetta. Estaba estudiando para los finales de la facultad, cuando siente unos brazos que le rodean la cintura, depositando un beso en su cuello
— Hola bebé — dijo Julián, sentándose a su lado — Hola amor — contestó fijando su vista en él, quedándose así por unos segundos — ¿Por qué me miras tanto? — preguntó extrañado
— Estaba pensado en que tengo al novio más lindo — respondió sonriendo — Jajaja, callate salamero y seguí estudiando — le dijo el chico entre risas.Renato se propuso enamorarse de Julián, quería devolverle todo el amor que el ojimiel le daba siempre, pero los constantes mensajes de Gabriel se la estaban haciendo difícil. El rizado no había dejado de tratar de comunicarse con él durante éste tiempo, el menor hasta había pensado en cambiar de número, pero la idea de soltar del todo a Gallicchio le daba miedo, y no se sentía preparado para hacerlo.
(...)
Gabriel por otro lado se encontraba en su casa, viviendo con Antonella, la chica estaba de ocho meses, y no quería estar sola por si en algún momento el parto se adelantaba.
Se habían vuelto buenos amigos, hacían todo juntos, y ella no dejaba de alentarlo cada vez que lo encontraba llorando a escondidas por Renato
«No dejes de intentarlo» le decía siempre, y era justamente por eso que Gabriel no dejaba de mandarle mensajes al chico, pidiéndole perdón y haciéndole saber que lo quería, pero esos mensajes nunca recibieron respuesta alguna, eso lo estaba matando, ni siquiera fue capaz de saludarlo por su cumpleaños, le dolía, le dolía amarlo y extrañarlo de esa
manera.
— ¿Qué peli vemos hoy? — dijo la morocha apareciendo con una fuente llena de pochoclos, Gabriel la miró con su celular entre las manos
— Sigue sin contestarme — le respondió él, con una mueca de resignación, la chica dejó la bandeja a un costado, y se sentó a su lado
— Mira Gabi, yo sé que te dije que debías seguir intentándolo, pero ya pasaron cuatro meses, y por más que lo ames, no merece la pena que sigas mal por él. Sos un pibe hermoso, cualquier hombre o mujer, moriría por estar con vos, sos una persona increíble, y si Renato no lo ve, él se lo pierde — le dijo abrazandolo, o al menos intentando, el bebé era un impedimento entre sus abrazos, Gabriel sonrió y agradeció a la vida, por darle una amiga tan buena como Antonella. Tenía razón, debía soltar a Renato.
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Polos opuestos {Terminada}
Roman d'amourUno de River, el otro de Boca, uno cheto, otro de barrio, totalmente diferentes, pero dicen que los polos opuestos se atraen.