XVIII

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— ¿Qué haces vos aca? — Gabriel se quedó petrificado ante la situación, no sabía que hacer, ni que decir, la sola idea de imaginarse a Renato con ese chico en la cama, o simplemente besándolo, hizo que se le revuelva el estómago — ¿Cómo te da la cara para venir a mi casa? Después de lo que le contaste Gabriel — dijo Renato.
¿Ese es Julián? — fue lo único que dijo — Sí, es él, y por favor quiero que te vayas — contestó secamente
¿Volvieron? — preguntó con un nudo en la garganta — Estoy tratando de arreglar lo que casi perdí, por confundirme con vos — Gallicchio sentía que estaba a punto de llorar
¿Confundirte? ¿Lo que pasó entre nosotros para vos fue una confusión? — volvió a preguntar, ésta vez con lágrimas en los ojos, y el menor no entendía por qué lloraba — Y sí, ahora vas a ser papá, y yo casi termino con Julián por pensar que podíamos formar algo, estaba tan equipovado, así que por favor andate de mi casa — respondió sin mirarlo a los ojos
Pero Tato, yo vine acá para decirte... — intentó continuar, pero el pequeño lo hizo callar — No quiero escucharte, por favor, anda y cuida de ese hijo que vas a tener — dijo finalmente cerrando la puerta.

Gabriel se quedó estático, mientras la lluvia caía sobre él, se arruinó, pasó todo tan rápido, y terminó de la misma forma, que hasta parecía haber sido un sueño. Estaba completamente mojado, pero no podía moverse, su llanto de mezclaba con la lluvia, y se hacían uno, ni siquiera tenía la fuerza suficiente para caminar hasta su auto, así que se quedó ahí, bajó el aguacero que golpeaba la cuidad, durante unos minutos, asimilando lo que acababa de ocurrir.

(...)

Renato cerró la puerta con fuerza y comenzó a llorar. Julián lo miraba desde la cocina
¿Escuchaste todo? — preguntó
Sí, veni — le contestó ofreciéndole una abrazo, el cual aceptó con mucho gusto, definitivamente Cerati era un ángel caído del cielo — Sh, sh , sh, ya está, no pasa nada — decía buscando calmarlo — Es que... tiene la cara de venir hasta acá, y va-va a s-ser papá — contestó el chiquillo hipando debido al llanto — Yo estoy acá con vos Tatin, tranquilo — dijo dándole un tierno beso en los labios — No te merezco Ju, acabas de escuchar todo, sabes lo que realmente ocurrió, y vos seguís acá, apoyándome, sos increíble — musito entre los brazos del chico — Siempre voy a estar acá, porque te amo — respondió, y Renato fue cerrando lentamente los ojos, hasta dormirse.

Polos opuestos {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora