Gabriel no sabía que más hacer para hacer cesar el llanto de Ian, ya había cambiado sus pañales, ya le había dado la mamadera, pero el bebé seguía llorando, así que decidió hacer la última idea que tenía en la cabeza; cantarle.
— Señores hoy dejo todo,
me voy a ver a boca,
porque los jugadores,
me van a demostrar —Los lloriqueos del pequeño comenzaron a ser cada vez más bajos, así que decidió continuar
— Que salen a ganar,
que quieren salir campeón,
que lo llevan adentro, como lo llevo yo —Terminó, e Ian lo miraba atentamente, con sus ojitos que apenas si podía mantenerlos abiertos.
No lograba entender como de un momento a otro, ya era padre, si bien no había lo planeado, su hijo fue de lo mejor que le podía estar pasando.Un minúsculo ruido en la ventana de la habitación, lo hizo salir del trance que estaba viviendo con sus pequeño bebé. Lo recosto en la cuna, y se acercó al ventanal, para ver de que se trataba, se sorprendió cuando vio a Renato tratando de trepar las paredes, ya que estaba en el segundo piso.
— ¿Me vas a ayudar o te vas a quedar ahí viendo como hago lo posible para subir? — preguntó agarrado a la ventana del primer piso, Gabriel sonrió, y tomó la mano del chico, logrando que éste pueda al fin colarse por la ventana. — Ufff, eso fue difícil eh, me sentí en una película — dijo secándose la transpiración de la frente. — Vos estás loco ¿Qué haces aca? — preguntó sentándose en la camilla. — Un poco loco, o quizás mucho, pero loco de amor por vos rulitos — le contestó, acompañandolo en la cama.El rizado lo miró a los ojos, y tímidamente acercó su mano a la del menor, dejando una leve caricia en ella. — Sos muy lindo — soltó con un poco de vergüenza — Vos sos muy lindo, y dejame decirte que demasiado, tanto que ni siquiera te pude olvidar en todo éste tiempo — le respondió golpeando levemente su hombro.
— Y es una paja no poder olvidarte, y que seas tan lindo. — aclaró — ¿Por qué? — preguntó Gabriel con el ceño fruncido, sin entender a que se refería. — Y si Gabi, porque sé como continúa esto. Cada día me voy a enamorar más, y no te voy a poder sacar nunca más de mi cabeza. Voy a ser re cargoso estando todo el día encima tuyo, pero en un momento te vas a cansar de mi, y me vas a dejar. — contestó encogiendose de hombros. Gallicchio lo miró atónito debido a la respuesta ¿De dónde había sacado que él era capaz de dejarlo? Sería imposible, no podría hacerlo cuando lo amaba tanto. Así que al no saber que responder, decidió tomar el rostro del menor en sus manos, mientras acariciaba uno de sus cachetes con el pulgar. — Mirame Tato, yo no voy a dejarte, yo te amo — le dijo finalmente. Renato agachó la mirada debido a la vergüenza, a medida que una sonrisita de enamorado se escapaba entre sus labios. — Sos hermoso pendejo... y me muero de ganas de darte un beso — le dijo, Tato lo miró, y movió la cabeza en señal de aprobación, era todo lo que el rizado necesitaba para finalmente unir sus labios en un dulce beso, que luego se convirtió en uno lleno de pasión, en un beso donde intentaban demostrar lo mucho que se habían extrañado durando éstos cuatro meses y medio que estuvieron lejos uno del otro.
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Polos opuestos {Terminada}
RomanceUno de River, el otro de Boca, uno cheto, otro de barrio, totalmente diferentes, pero dicen que los polos opuestos se atraen.