Hundred Dollar Bills. AU

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Nayeon era una mujer empresaria, había heredado el negocio de su padre quien tenía una gran marca de ropa en toda Asia

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Nayeon era una mujer empresaria, había heredado el negocio de su padre quien tenía una gran marca de ropa en toda Asia.

Mina era una gamer de tiempo completo, mantenida por sus padres y sin ejercer su carrera de programación de sistemas.

Mina quería dinero, no amor; pero Nayeon tenía ambos por igual.

Nayeon no recordaba donde había conocido a Mina, pero sí recordaba que le había agitado el suelo, aquella japonesa era como un huracán; probablemente si el diablo estuviera durmiendo esa mujer lo despertaría

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Nayeon no recordaba donde había conocido a Mina, pero sí recordaba que le había agitado el suelo, aquella japonesa era como un huracán; probablemente si el diablo estuviera durmiendo esa mujer lo despertaría.

Nayeon no creía que ella tuviera ese efecto en las personas como lo hacía Mina, tampoco sentía dudas acerca de la actitud de la menor, porque vamos, esa linda sonrisa y su caminar de pingüino engancharían a cualquiera.

Mina no juzgaba a Nayeon, y viceversa, ambas la pasaban bien en compañía, pero Mina no se quedaría ahí por mucho.
Sus padres decían que estaba en la fuga, más a la japonesa no le importaba porque más allá de Nayeon y sus narices todos eran uno extraños.

Unos extraños que no podían soportar el peligro y por eso se quedaban viendo desde lejos.

La única con la suficiente valentía y amabilidad posible para tolerar la principal fría y cortante actitud de Mina, fue Nayeon.

Aquella mujer de dientes de conejo fue la única capaz de conquistar a la fría japonesa y es que lo valía.

Nayeon valía por toda su colección de videojuegos y vaya que era grande.

Mina era ambiciosa, y quería más.

Y Nayeon se lo entregaba, porque Mina era insistente y quería lo que quería justo cuando lo quería, y la coreana era débil.

No soportaba aquellos pucheros tan lindos ni aquellos ojitos brillantes cuando la menor quería un juego o consola nueva.

Porque Mina no quería amor, quería dinero y trataba de decírselo implícitamente a Nayeon mediante acciones, pero esta no le prestaba atención.

Nayeon supo que Mina quería dinero desde un principio, más fingía no darse cuenta para poder complacer los caprichos de su pareja.

Y cuando la prensa se enteró de su relación a Nayeon no le pudo importar menos porque ellos sólo eran extraños.

Un día en el apartamento de la mayor Mina esperaba a Nayeon en el sofá viendo una película antigua de terror y levantó su vista al escuchar una puerta cerrarse.

Se elevó del mueble caminando hasta la empresaria abrazándola por la espalda y colocando su barbilla en el hombro derecho de la mayor.

Te eché de menos.–Susurró Mina con una pequeña voz mientras cerraba los ojos inhalando la suave esencia que provenía del cuello de Nayeon.

Nayeon esbozó una sonrisa antes de responderle.

–Yo también te eché de menos, bebé.–Murmuró mientras giraba su cuerpo hacia Mina, haciendo que esta quedara con la cabeza en su pecho mientras la encerraba en sus brazos.

Luego de esa pequeña charla, Nayeon fue a cambiarse por algo más cómodo, no sin antes decirle a Mina que hiciera palomitas de maíz y colocara una caricatura.

Una vez que Nayeon estuvo más cómoda, se sentó con Mina en su regazo mientras sostenía las caderas de la menor con ambas manos y las frotaba en formas abstractas sobre la tersa piel de la japonesa.

Sin prestarle mucha atención a Flapjack y el capitán nudillos, a Nayeon le dio por mimar a Mina mientras le hablaba.

Minari, ¿Te puedo decir algo?–Interrogó.

–Claro Nayeonie, lo que sea.–Dijo Mina apegando más su cuerpo a la mujer debajo suyo.

–Sé lo que has estado haciendo todo este tiempo, cariño.–Murmuró Nayeon en el cuello de la contraria con voz profunda.

–¿Q-qué?, ¿De qué hablas?–Musitó la menor tratando de ocultar un poco su nerviosismo.

–Sí bebé, sé que me has estado pidiendo dinero para pagar tus juegos y caprichos, ropa, el departamento, comida e infinidad de cosas más.–Dijo arrastrando su nariz por toda la longitud del hombro de Mina.

–Y-yo... Yo sí te pedí dinero, pero era para pa-pagar el apartamento.–Habló Mina mientras respiraba pesadamente por el tacto de la coreana.

Uhmmm... No mientas corazón, ya
sé lo que has pagado y lo que no, y la verdad no me importa ser la que pague tus deudas, con tal de ser la que tiene tu corazón.–

She wants my hundred dollar bills,
she don't want love.














HOLA MIA AMORES TANTO TIEMPO SIN VERLOS, YA LOS EXTRAÑABA.
ahora que me doy cuenta el os quedó muy a lo mommy pero bueno.
Denle gracias a Kali Uchis y su canción Just a Stranger por inspirarme a realizar este Minayeon, porque yo en realidad no las shippeo.

Bueno mis trululusitos, espero que les haya gustado y que le den mucho amor y cariño a la estrellita.

¡°Princess Saboten°!

☼Tweaisu; drabbles & one shots//COMPLETADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora