Back to Five O' Five. AU

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Nayeon está volviendo a la casa de número 505. Aquella que alojó su cuerpo y despojó su corazón.
Aquel vecindario donde pasó toda su infancia, aquel alegre y vibrante hogar al que alguna vez perteneció.

Ese donde aún podía ver a Chaeyoung tocar la guitarra eléctrica mientras ella intentaba tocar la batería. Ese donde aún podía verla todos los días al salir de la preparatoria.

Ese al que Nayeon vuelve todos los viernes en un vuelo que dura 7 horas, y hasta el que manejará 45 minutos, intentando que los paparazzis no noten su presencia en aquel blindado y oscuro auto.

Es tan vívido, aunque opaco a la vez. Pero que Chaeyoung se niega a dejar, porque New Jingook es la ciudad que siempre parece estar dormida.

El tráfico apesta. Siempre apesta, aún más cuando quieres ver a alguien a quien le tienes tanto cariño. Cuando necesitas con tanto anhelo observarle los ojos y tocarle las mejillas.

Todavía cuando se vieron hace 7 días, Nayeon siempre volverá a su casa 505, que llegará al estacionamiento a las 5:05 de la mañana, y que Chaeyoung estará durmiendo con una camisa de ella, que a Nayeon le queda holgada, y entonces a ella le queda aún más holgada. Con las manos entre los muslos, con esa cara angelical que derriba su nihilismo.

Nayeon pasará los dedos sobre su cabello, se quitará el abrigo y aún con la ropa puesta se acurrucará contra el cuerpo más pequeño, disfrutando del agradable calor que desprende Chaeyoung.

Ojalá las cosas fueran más fáciles, tan fáciles como para ser eternamente felices sin necesidad de múltiples cosas.

Porque siendo sinceros, Nayeon podría adorar a Chaeyoung aún cuando esta tuviera sus manos alrededor de su cuello, o lo hacía la última vez que revisó.

Aún es una palabra que le gusta utilizar mucho, por el simple hecho de que abarca el presente. Los participios nunca han ido con ella, pero parecen ser los pilares principales de su relación con la coreana menor.

No siempre pelean, sin embargo, cuando lo hacen parece un cuchillo retorciéndose dentro de una puñalada en el costado.

Se encuentran a mitad de aventura, que lugar tan perfecto para estar.

Las miradas que se dan al cenar sándwiches de atún no ayudan, todas cargadas con magnetismo; los de Nayeon parecen estar cargados con cobalto y los de Chaeyoung con imanes.

Nayeon ha dejado de venir cada semana, su cansancio no le permite moverse más allá de su cama en San Damohyo, revisando su celular y el insomnio que dirige su habitación no da tregua. La temperatura de su colchones baja, nada parecida a la que tiene en New Jingook.

Sin embargo cada dos semanas regresa para repetir aquella rutina inenarrable, algo secreto, íntimo. Que sólo dos corazones pueden saber.

Esas dos semanas se convierten en tres, luego en 4, y finalmente en cinco.

Cada cinco semanas viaja sin falta hasta Chaeyoung, quien la recibe con el champú de fresas con crema inundando sus hebras cortas de color rubio.

A Nayeon también le gusta usar la palabra "Con".
Porque le recuerda a Chaeyoung, y a la dependencia que tiene hacia la menor. Pues, una oración que lleva la palabra "Con" en ella no tendría sentido si no le siguiera algo.

Y es exactamente lo que sucede con la mayor. A Nayeon le precede Chaeyoung, le intercala Chaeyoung y le procede Chaeyoung.

A Nayeon le gustan las palabras, tal vez por eso es una letrada escritora, fanática de los diccionarios y de los eufemismos.

Otra palabra de su lista de favoritas sería...

"Siempre"

Eterno, infinito, sempiterno. Que no tiene fin, que nunca acabará.

Chaeyoung solía decir que lo suyo era para siempre, que duraría hasta que las montañas se desplomaran en el mar. Pero ya se colapsaron.

La colección de lunares entremezclados con palabras en su piel fue borrada destruyendo la dermis al mirar a Chaeyoung llorar.

Tal vez era mejor que la menor le hubiera recibido con un "Adiós".

Chaeyoung quitó las manos de sus ojos muy pronto, mucho antes de que Nayeon pudiera llegar a ella.

Porque el traje de Nayeon es azul, zafiro y triste como el brillo en los ojos de Chaeyoung, y el vestido de Chaeyoung es rojo, rubí, vibrante, como los labios de Nayeon.

Ambas apreciarán esta última puesta de sol en Pompeya, antes de partir definitivamente a sus polos.

Nayeon al norte
y Chaeyoung al sur.

Nayeon al nortey Chaeyoung al sur

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☼Tweaisu; drabbles & one shots//COMPLETADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora