La nueva semana que comenzó, ha pasado muy rápido, ya estamos a la mitad y aunque suene increíble, no he tenido noticias de Tomás, no logro entender como puede ser tan orgulloso, nunca habíamos vivido una situación como esta. Lo máximo que hemos estado sin dirigirnos palabra, fueron dos día completos, cuando teníamos 8 años. Esa vez la culpa fue mía. Tomás tenía una pequeña tortuga de agua dulce, regalo de su tío Ernesto, que no me había enseñado. Un día fui a su casa después de la escuela, pero al llegar, su madre, me dijo que estaba en sus clases diarias de piano. Sirviéndome una leche con galletas, la señora Josefa, me dejó esperándolo. Como ya habían pasado cerca de dos horas y yo- que era muy inquieta- ya no podía más del aburrimiento, sin preguntarle a nadie, subí a su habitación y encontré en una pecera, a la pequeña tortuga. Con la gran emoción de mi hallazgo, la tomé entre mis manos y salí con ella. Como vivíamos en el sur de Chile, a un par de cuadras de nuestras casas pasaba un río. Yo, en mi alucinación de creerme niña exploradora que salva a la naturaleza, la liberé entre las corrientes que ahí pasaban, haciendo una solemne ceremonia de despedida-¡Aletita!-Como la bauticé en el trayecto- ¡sé libre! ¡Busca a tu familia y cuéntales de mí! ¡Adiós! ¡Adiós!- gritaba como una loca, mientras hacía, eufórica, señas con las manos. Cuando llegué a casa de Tomi, muy feliz por mi buena acción del día, lo encontré devastado, sentado en la entrada de la casa-
-¿Qué te pasa Tomi?- le pregunté algo asustada.
-¡Mi tortuguita! ¡Brandy! ¡Ha desaparecido!
-No te preocupes Tomi- Le dije muy relajada- La he liberado y solo por aclararte, no se llama Brandy, sino Aletita.
En ese momento, supe que algo no estaba bien y seguido del grito que dio, terminé de convencerme.
-¡Mamaaaaaaaaaá! ¡Mira lo que ha hecho Flo, se ha llevado mi tortuguita y lo liberó!
Y bueno, pasaron dos días para que me perdonara, le regalaron una nueva tortuga y volvimos a ser tan amigos como siempre.
Tras ese lindo recuerdo que vino a mi cabeza y sintiéndome algo nostálgica, pensé solo por una milésima de segundo- ¿Y si lo llamo yo?-¡No! Definitivamente no, él ha tenido la culpa de todo esto, yo en ningún momento me lancé como una desesperada a sus brazos. Es un idiota. Y este será el último pensamiento que le dedicaré. ¡He dicho!
Desechando todas esas memorias y pensamientos de mi cabeza y como aún estaba en pijama y ese día entraba más tarde, decidí ducharme relajada. Me dirigí al baño, y como era mi costumbre, abrí las llaves para regular la temperatura del agua. Cuando estaba en eso, escuché una fuertísima explosión que por poco y me deja sorda. El agua empezó a correr, cual cataratas de Iguazú. Empapada, comencé a circular sin ningún sentido, dando pequeños saltitos de angustia por el departamento, mientras dos bombazos más explotaban sin piedad. La cocina se inundaba y de la escalera corrían litros sin que yo pudiese hacer nada.
En mi desesperación abrí la puerta principal y el agua escapo hacia el pasillo, llegando incluso a la casa de Javier. Con la misma consternación de no saber qué diablos sucedía, Javi salió hiperventilando.
-¡¡¿Qué está pasando?!! ¡¡Mi padre me dijo que no se fiaba de este edificio!! ¡¡Que era inestable!! ¡¿Por qué no le hice caso?!- Gritaba tan fuerte que en un momento creí que se estaba acabando el mundo.
Después de quedarme mirándolo de pie sin la más mínima expresión en mi rostro y sin poder contenerme, estallé de la risa. Tanto me reí que mi estómago empezó a doler y pensé que los músculos de mi rostro quedarían así para siempre.
Él dándose cuenta de lo ridículo que tendría que haberse visto haciendo ese escándalo, soltó unas risotadas que lo único que provocaron fue que yo continuara riendo con más ganas.
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Abre los ojos y descúbreme
RomanceFlorencia y Tomás han sido amigos desde siempre, son totalmente inseparables, pero ¿Existe la amistad entre hombre y mujer? ¿Será solamente amistad lo que sienten el uno por el otro? Las idas y vueltas del destino los ayudaran a descubrir lo que rea...