Epílogo

392 13 1
                                    

Caminábamos por el parque, cuando a lo lejos pude divisar una figura que se me hacía bastante familiar, inmediatamente un escalofrío bajó por mi espina y acompañado de eso di un apretón, inconsciente, en la mano de Javi.  Aquella silueta, venía acompañada muy pegada de una más pequeña, y ambas se acercaban a pasos agigantados hacia nosotros.

No tuve tiempo de decir nada cuando ya los teníamos frente a frente, transcurrieron un par de segundos que se volvieron eternos y yo, sinceramente no sabía cómo reaccionar. Dos años sin ver su rostro, sin sentir su cercanía, sin tener uno de esos abrazos que tanto me gustaban, fue para mí, demasiado  tiempo de un vacío irremediablemente doloroso.

Por un momento, pensé me ignoraría.

-Flo- dijo como un susurro.

Impulsiva como siempre fui, no pude evitar acercarme a él y abrazarlo, lo extrañaba tanto.

-Perdón yo… no pude controlarme- me disculpé alejándome un poco.

Miró directamente a mis ojos y me aproximó nuevamente para profundizar aquella caricia que naturalmente se daba entre nosotros.- Realmente te he extrañado, lamento todo lo que ocurrió, yo nunca quise lastimarlos así a ambos- habló en mi oído.

-Lo sé, sé cómo eres, la única que debe continuar pidiendo disculpas soy yo.

-No más, yo… ya lo he olvidado, no me debes nada.

-¿Podrán las cosas volver a ser como antes?- le pregunté esperanzada.

-Tendríamos que volver a empezar… desde cero.

-Yo estoy dispuesta ¿tú?- me miró nuevamente y ahora en sus ojos podía ver que era verdad, me había perdonado.

-Lo estoy.- dijo y lo volví a abrazar.

Cuando nos separamos por fin, Tomás se acercó a Javier y estrechó su mano.

-¿Las cosas están bien entre nosotros? Después de estos años ya no queda rencor, por lo menos de mi parte- habló Tomás.

-Estamos bien, yo nunca sentí rencor por ti Tomás, por el contrario, siempre te entendí. Pero ya no hablemos de eso.- Se acercó y le dio un apretón a modo de abrazo.

-¡Oh! Perdón cariño- dijo girando hacia la chica que miraba confundida toda la escena- les presento a mi novia, Olivia.

Nuevamente salté como una niña sin respeto alguno por el espacio personal y la abracé contenta- Un gusto Olivia, soy Florencia, la mejor amiga de Tomás- dije girando para darle una mirada cómplice. – Y él- apunté a Javi- es el padre del hijo que llevo en mi vientre, Javier.

Ver el rostro de Javi en ese momento, fue impagable, abrió los ojos tanto, que creí saldrían disparados de su órbita.- ¿Qué fue lo que dijiste amor? ¿Me pareció escuchar que…?- dijo soltando una risita nerviosa.

Olivia sonreía emocionada- ¡Los felicito! ¡Me encantó ser parte de la sorpresa!- chillaba mientras abrazaba a Tomás.

Me acerqué ahora a mi Javier, tomándolo de las manos- Escuchaste bien amor mío, vamos a ser papis- le confirmé sacando de mi bolsillo una cadenita de plata con un pequeño chupete colgando de ella- Tenía planeada otra forma de darte la sorpresa, pero creí que este era el momento y además… ya no pude aguantarme- dije riendo. Hice que girara sobre sus pies para poner alrededor de su cuello la gargantilla.  

-Haces de mí, el hombre más feliz de la tierra, te amo tanto- dijo besándome profundamente en los labios para luego separarse- ¡Voy  ser papá! ¡Voy a ser papá!- gritaba feliz, mientras saltaba por todas partes.

Tomi se acercó nuevamente- Los felicito, estoy muy feliz por ustedes- dijo.

-Muchas gracias, yo también lo estoy por ti, se nota que te ama.

-Lo hace y yo también.

-Te quiero mucho ¿lo sabes?- solté.

-Yo también Flo, siempre.- sin más tomó de la mano a su novia y se despidió de nosotros para continuar su camino.

-¡Tomi!- grité cuando vi que se alejaban. Giró para mirarme- ¿Nos veremos de nuevo?

Dudó un momento- Lo haremos.-

Una sonrisa gigante se dibujó en mi rostro- ¿Misma dirección? ¿Mismo número?

-Ahá- dijo riendo para voltear otra vez y ahora si seguir caminando.

Abracé a Javi- Este ha sido por lejos, el mejor día de mi vida- suspiré satisfecha.

-Me haces tan feliz.

-Y tú a mí- miré su bello rostro contemplar mi barriga.

-Si es niño se llamará Eugenio- dijo entusiasmado.

-¡¿Qué?! ¡¿Eugenio?! ¡Amor! ¿Quieres arruinarle la vida a nuestro hijo?- Lo amaba mucho, pero ¿qué tenía en la cabeza este novio mío para querer llamar así a una pequeña criatura que no tiene la culpa de nada?

-¿Qué tiene de malo? Eugenio es bonito.

-Guácala- dije haciendo una mueca de asco.

Se le escapó una fuerte carcajada -Entonces ¡Pancracio! ¡Tiburcio! ¡Plutarco!- gritaba bromeando conmigo.

-¡¡Jamás!! Deja que yo me encargue del nombre ¿Sí?

-Todo lo que quieras mi vida. Te amo.

-Y yo a ti. Te amaré por siempre.

Me besó en los labios mientras su mano acariciaba a nuestro pequeño que crecía dentro de mí.

-Mi amor- hablé nuevamente.

-Dime.

-No es por arruinar el momento, pero… toda nuestra familia nos espera en el restorán de la esquina, hace aproximadamente- miré mi reloj- una hora.

-¡¿Qué?!

-Es que así sería la sorpresa y me distraje un poquito.

-¡Ay mi Flo querida!- dijo riendo.

-¿Podrías hacerte el sorprendido? – pestañeé rápido para convencerlo.

-Por ti, eso y mucho más.

-Entonces ¡Vamos!- grité y lo tiré fuerte por el brazo, corriendo al encuentro de la gran sorpresa.

Abre los ojos y descúbremeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora