Capítulo 19

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En algún momento me quede dormida, no supe cómo. Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente, me di la vuelta para ver a Javier, pero no estaba. Mi corazón empezó a latir rápidamente, su lado de la cama se sentía frío, lo que significaba que se había ido hace un tiempo, el calor de su cuerpo ya se había esfumado de ahí.  Probablemente no me contestaría las llamadas, aunque estuviera todo el día intentándolo.

Sentada en la cama, repasé en mi cabeza cada momento de la discusión que tuvimos. Me sentía como si lo hubiese traicionado… y en parte fue lo que había hecho.

Le declaré mi amor,  indudablemente lo sentía. Era así, lo nuestro desde que nos conocimos había sido intenso, nuestra conexión era fuerte, mi piel se erizaba de solo verlo, mi estómago se contraía al pensar en él, mi corazón bombeaba de emoción ante su contacto, ante sus palabras. Si eso no era amor, entonces no sé lo que es.

Varias veces antes estuve al borde de decírselo, pero no estaba segura, lo sentía precipitado. Ayer, al sentir pánico de perderlo lo comprobé, lo amaba y no iba a reprimirlo más.

Sin embargo, no me puedo mentir a mí misma, no logro sacar a Tomás de mi cabeza, por más que lo intente. Cuando vi su mensaje, sentí, esperanza, felicidad, alivio. Es estúpido, lo sé, no se puede tener ese tipo de sentimientos por dos personas al mismo tiempo y que además son tan diferentes entre sí, pero entonces ¿Qué es lo que me pasa? ¿Por qué mi mente reacciona así al ver un simple mensaje de Tomás? ¿Por qué mi cuerpo y mi corazón reaccionan ante Javier? 

Quizás me estaba volviendo loca.

Precisaba que alguien me dijera exactamente qué es lo que tenía que hacer, punto por punto, pero eso era imposible. Todo este enredo lo armé yo misma en mi cabeza. Aunque me costara, sabía lo que tenía que hacer, desde que abrí ese mensaje, supe que estaba mal. Debía hacer que Javi me amara, así como yo lo hago, que olvidara lo que vio, lo que escuchó. Debía obligarme a dejar de ser una idiota fantasiosa, colgada a recuerdos del pasado que ya no volverían. Este es mi futuro, es mi vida y voy a recuperarla, justo como la tenía solo hace unas cuantas horas, porque era todo lo que deseaba, incluso más.

Resolví que no me quedaría ahí, pasiva, esperando a que Javi regresara. Aunque recorriera toda Venecia, lo encontraría.

Luego de darme un baño rápido, tomé mis cosas y salí en su búsqueda, no tenía idea por donde comenzar, ni si quiera me imaginaba donde podría estar.

Pasé horas caminando por distintos lugares, fui a zonas turísticas, otras no tan concurridas, pero nada. Me dolían los pies, agotada me senté en una banca cercana a continuar pensando por donde debía continuar.

-Él también te ama- Dijo en italiano, una mujer mayor que estaba sentada a mi lado y que ni siquiera escuché llegar.

-¿Perdón?- respondí confundida de vuelta.

-Tienes que luchar por él, ese hombre de verdad te ama.

Realmente me asusté un poco, ¿Por qué decía todo esto esta señora?- Yo… no quiero ser grosera, pero ¿me podría explicar de qué diablos está hablando?

-No cuestiones lo que te estoy diciendo y créeme ¿Estás enamorada de un hombre, no es así?

Dudando por un  momento, decidí escuchar que es lo que tenía por decir- Si, lo estoy.

-¿Pero hay algo que te impide amarlo por completo?

¿Esta mujer es una bruja?- Hay algo- me limite a contestar.

-¿Otro hombre?

-¿Usted como sabe todo esto?- la cuestioné mirando a los alrededores para encontrar una pista o algo que la delatara, pero nada.

Abre los ojos y descúbremeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora