Caminábamos tranquilos por la calle, con personas corriendo por alrededor, unas cuantas parejas aprovechando el romance, mientras nosotros, tomados de la mano, conversábamos banalidades, divertidos, despreocupados, disfrutando el aire cálido del atardecer, cuando lo que estuve evitando todo este tiempo ocurrió.
La imagen de Javier dirigiéndose inquebrantablemente hacia nosotros, con una actitud desafiante y confrontacional erizó mis vellos y desestabilizó mi tranquilidad, en menos de un pestañeo. Tomás apretó fuerte mi mano y me dirigió una mirada, que pretendía ser alentadora. Lejos de eso, mi estómago decidió contraerse en un vuelco rápido y fulminante que hizo estremecer todo mi cuerpo.
Una vez estuvimos frente a frente, fue Tomás quién habló primero.
-Así es que era cierto, volviste.
-¿Cómo estás Tomás? ¿Florencia?- dijo mirando dolido, nuestras manos entrelazadas.
No pude emitir palabra.
-Nosotros, como nos ves, perfectamente.- Sentenció Tomás.
-Lástima que esa perfección, solo sea producto de tu imaginación- Lo desafió Javier.
-Lamento informarte que estás muy equivocado.
-¿Seguro soy yo el equivocado?
Las manos me sudaban con cada dardo que se lanzaba el uno al otro. ¿Debía entrometerme?
-Creo que basta con mirar la situación- dijo, elevando los brazos de forma irónica.
-Sí, te lo concedo, la situación es evidente, sin embargo, en quién piensa Flo, precisamente no es en ti.
Mi paciencia se agotó.
-¡¿Y quién te crees tú para saber en quién pienso?!- Lo enfrenté ofuscada.
-No te mientas más, mi amor, sé que si ahora estás con él- dijo apuntándolo con desprecio- es solo para aplacar los pensamientos que tienes hacia mí. Un amor como el nuestro no acaba así, de un día para otro.
Tomás estuvo a punto de intervenir nuevamente, pero lo detuve, tenía unas cuantas cosas que decirle a Javier.
-¿Un amor como el nuestro? Déjame ver si lo entiendo. ¿Vienes a hablarme de amor, cuando te encontré en la cama con otra mujer, estando en un país lejano, y yo si quiera a un par de metros de distancia? Permíteme que en mi cabeza no logre entender ese tipo de amor, o quizás soy demasiado retrógrada en mis pensamientos, pero me parece que cuando se ama, se respeta, se admira, se piensa, se entrega.
-Sé que escuchaste lo que te dije a través de la puerta, es lo que ocurrió, debes creerme.
-¡Basta!- interrumpió Tomás perdiendo la paciencia- ¡Déjala en paz! ¿Qué no te basta con haberla engañado? Ahora vienes aquí, haciendo el papel de galán de telenovela, eres un patético. No quiero gastar palabras en explicártelo, pero para que te quede absolutamente claro, Florencia y yo, nos amamos, desde siempre, fuiste tú el que apareció infortunadamente, a mezclarse en nuestras vidas, si no fuera por ti, ella no habría sufrido jamás, ¡nunca me hubiese atrevido a hacerle lo que tú!
-¡Nunca te hubieses atrevido a amarla, dirás mejor! Nunca te fijaste en ella como yo lo hice, porque eres un egocéntrico, crees que todo gira en torno a ti, por eso nunca la viste antes, bastó con que nos enamoráramos, para que te sintieras amenazado, siempre creíste que Flo era de tu propiedad, ¿o no recuerdas como reaccionaste cuando te enteraste de lo nuestro? No sigas mintiendo.
-¡Eso es lo qué crees saber! No tienes derecho a emitir una palabra con respecto a lo que siento por Florencia, ni si quiera te lo imaginas, ¡porque no eres capaz de amarla así!
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Abre los ojos y descúbreme
RomansaFlorencia y Tomás han sido amigos desde siempre, son totalmente inseparables, pero ¿Existe la amistad entre hombre y mujer? ¿Será solamente amistad lo que sienten el uno por el otro? Las idas y vueltas del destino los ayudaran a descubrir lo que rea...