Lo normal es lo raro

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No tenían idea de cuánto tiempo pasaron en el frío y oscuro bosque, pero cuando volvieron, estaba amaneciendo y las luces de la torre de Ravenclaw y Gryffindor los saludaban tímidamente desde sus ventanas. Caminaron discretamente al lado del castillo hasta la entrada. Entraron disimulando lo más que podían, aunque para su fortuna, ni siquiera el guarda llaves Scrooge los vio entrar. Estuvieron a punto de cantar victoria cuando se encontraron con Rapunzel cargando una pila de libros antiquísimos.

—Hola Hicc, Mer, ¿Qué hacen levantados tan temprano? — Ninguno de los magos respondió, Punzie frunció el ceño, pero insistió— ¿Qué llevan en la espalda? Parece que ni siquiera durmieron. Mer, ¿Por qué estás usando ropa muggle? ¿Y por qué Hiccup está usando pijamas?

—Salimos un rato— Dijo Merida, desviando la mirada de Rapunzel.

No es que los chicos no quisieran hablar con la rubia, pero habían presenciado cosas extrañas esa madrugada y no habían pegado los ojos en toda la noche, es, por lo tanto, entendible que ninguno de los dos deseara responder el interrogatorio de siempre.

—Bueno...— procedió la rubia, no contenta con la cantidad de información que le habían dado— ¿Y por qué se están tomando de las manos?

La rubia les guiñó el ojo a sus amigos y ellos primero la miraron a ella atónitos, luego miraron sus manos que llevaban entrelazadas por Merlín sabe cuánto tiempo, y luego se vieron el uno al otro. La sangre corrió rápidamente a sus rostros mientras se soltaban las manos. Merida se puso a juguetear con sus ahora libres manos mientras Hiccup las introdujo a sus bolsillos repletos de pergaminos.

—Es una larga, muy larga historia— empezó Hiccup, notando que los pasillos estaban comenzando a llenarse de gente para tomar el desayuno— y Merida y yo aún debemos ir a cambiarnos así que... ¡Te vemos luego!

Así, Hiccup y Merida corrieron cada uno hacia la sala común de su casa y dejaron a una confundida Rapunzel entre la multitud.

Tanto la pelirroja como el castaño se cambiaron de ropa en fracciones de segundos y volvieron a bajar al gran comedor antes de que su tiempo para el desayuno terminara. Al llegar, se sentaron en la mesa de Ravenclaw, que era la única que no compartía espacio con los alumnos de Durmstrangs o Beauxbatons y comenzaron a comer juntos. No pasó demasiado tiempo hasta que Jack llegó y, haciéndose espacio por la fuerza, se sentó entre los dos adolescentes.

—Ahora sí— comenzó el albino, asegurándose de que sólo sus dos amigos pudieran escucharle— suelten la sopa. Rapunzel me dijo que los vio entrar al castillo en pijamas, sin dormir y tomados de la mano.

Merida no pudo evitar un suspiro molesto y un tenue rubor en sus mejillas y nariz— Fuimos. De. Paseo. Al. Bosque. ¿Tan difícil es de entender?

—Es cierto— Afirmó Hiccup con un bocado de tostada de regaliz aun en la boca. Tragó y continuó. — Quería enseñarle algo a Merida y el tiempo se nos fue de las manos.

Jack los miró a ambos con sospecha— Entiendo que se hayan ido de paseo, pero, ¿Por qué tomarse de las manos?

—¿Por qué no? — Preguntó Merida, algo cansada de que les interrogaran tanto.

—Porque— respondió el albino viendo hacia Hiccup con reproche— Hicc está saliendo con Astrid, y me parece colosalmente estúpido que se tome de la mano con otra chica cuando estuvo babeando por Astrid durante no uno, ni dos, sino cinco años.

—Colosal es una palabra grande, Jack, ¿Dónde la aprendiste? — Le cambió de tema Merida mientras Hiccup le lanzaba una mirada de agradecimiento.

Los Hijos Del Firmamento - ROTBTD Hogwarts AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora