Cap. 21 -. Malos entendidos

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Darién se encontraba devastado, la sola idea de perderme lo estaba consumiendo, se preguntaba cómo podría decirme lo que había pasado, él sabía que no podría soportarlo, se odio así mismo por no haberse quedado conmigo, se odio por haber huido porque debido a esa estúpida decisión estaba por perderme, estaba por perder a la única mujer que a amado en su vida, era casi imposible pensar y la desesperación lo llevo a un bar donde comenzó a ahogar sus penas, quería olvidar por un minuto lo que su mente no dejaba de recordar, se vio derramando lágrimas de tristeza porque con el pasar de las horas se acercaba cada vez más el momento de revelar aquella verdad.

Pasaron las horas y mi corazón comenzaba a sentirse aprisionado por el miedo, la desesperación de que Darién aún no llegaba me estaba consumiendo, me sentía vulnerable y expuesta, mí mente divagaba imaginando una serie de ideas tontas y ridículas que por segundos me llevaban al borde de la cordura, llamé un par de veces a su móvil y nada, estaba apagado, ¿Por qué? -pensé -esto no es normal, que rayos sucede me repetía a mi misma con la duda y la desconfianza aflorando en mi ser, aunque no quería sentirme así no tenía otro camino, -¿que otra razón puede existir para explicar su demora y que su móvil se encuentra apagado? ¿acaso Darién esta con ella? -demonios debo dejar de pensar en esa posibilidad o terminaré volviéndome loca.

Mientras me atormentaba con cada segundo que pasaba Darién había decidido ir conmigo y contarme la verdad, al fin y al cabo debía hacerlo en algún momento. Camino a casa apenas y logró llegar, el alcohol en su sistema no lo dejaba siquiera ponerse de pie como era debido así que si; fue un milagro que llegase al edificio en una sola pieza, subió hasta mi apartamento y respirando hondo tocó dos veces, corrí para abrir pero al hacerlo me encontré con él hecho una mierda; me asombre, jamás lo había visto así, sentí una punzada directa en mi corazón y me pregunté -¿acaso hizo esto por ella? -quise desechar esa idea de mi mente pero para ser honesta se quedó ahí... flotando como pétalo sobre agua, lo tome del brazo y lo ayude a caminar, él coloco su brazo sobre mis hombros y sin decir una palabra se arrojó al sofá.

Lo mire atónita, no sabía porque estaba así y realmente me angustio que pudiera ser por causa de ella, me senté a su lado y le quite los zapatos, acaricie su cabello mientras se removía en el sofá.

-. ¿Qué ah pasado contigo? ¿Por qué estás así? -pregunté con voz apenas audible mientras limpiaba el sudor de su frente queriendo con toda el alma obtener una respuesta.

-. Es por ella... es por ella... -hablaba entre dientes, me acerque para escuchar mejor pues me sorprendí al oírlo balbucear.

-. Darién... ¿Qué dices? ¿Es por quién? ¿Qué sucede? -no creí obtener respuesta pero Darién ebrio mencionó un par de frases que acabaron por confirmar mis dudas.

-. No puedo dejarla... la amo... -me dolió en gran medida escuchar aquello, estaba segura que Darién hablaba de ella, si... fue por ella que bebió tanto, se ah dado cuenta que la ama y seguro ella no ah querido volver con él, la ama y por eso no quiso regresar a casa, tal vez no tenía el valor de decirme lo que pasaba.

Poniéndome de pie con enormes zancadas me dirigí a mi cuarto dejándolo solo en el sofá de la sala, me arroje a mi cama abrazándome a mi almohada llore mi pena, creí que por fin estaríamos juntos y ahora veo que no es así.

DARIEN EN EL SOFA...

-. Serena te amo, no puedo dejarte... no quiero... - repitio entre sueños pero yo no escuché esas palabras y encerrada en mi alcoba decidí que lo mejor era dejarlo ir, no quería estar con alguien que amara a otra mujer.

No deseo la lastima de nadie, mucho menos decepcionarme de nuevo.

Al día siguiente Darién despertó por el brillo intenso del sol en su rostro, miró a su alrededor intentando recordar lo que había pasado la noche anterior y como había llegado a mi departamento, se tomó la cabeza con las manos por el dolor agobiante que sentía, se puso de pie y al no verme por ninguna parte decidió buscarme, llegó al umbral de mi recamara, quiso abrir pero la puerta tenía seguro, se sorprendió, tocó un par de veces pero no hubo respuesta, yo estaba en cama con los ojos hinchados, no había podido dormir en toda la noche, no conteste...

-. Serena... ¿estás ahí? Abre por favor, tengo que verte -decía con la voz grave por los efectos del alcohol.

No dije nada, seguí recostada, no estaba lista para escucharle decir lo que yo ya sabía, debía tomar valor y ser yo quien lo dejara ir para que así él no sintiera que debía estar conmigo por lastima.

Pasadas un par de horas al fin salí de mi alcoba, Darién estaba sentado en el sofá con el rostro escondido entre sus manos, movía una rodilla desesperado.

-. ¿aún estás aquí? -alcance a decir, él levantó la mirada y me miró.

-. Hola... Serena lamento mucho lo que pasó anoche, yo... no quise aparecerme en modo inconveniente aquí, lo siento.

-. No te preocupes, no me debes ninguna explicación, tus razones tuviste supongo. -estaba lista para escucharlo aunque en el fondo no quería.

-. Si, tuve una fuerte razón, yo... debo hablar contigo, pero es que... no se cómo decirlo.

-. Creo que ya se lo que quieres decirme y... no quiero oírlo de nuevo, yo creo que lo mejor es que nos ahorremos las palabras y dejemos las cosas así -Darién me miró sorprendido.

-. ¿Qué dices? Serena, porque me dices esto ¿Qué pasa? -pregunto.

-. Anoche no llegaste, apagaste tu móvil y por el estado en el que apareciste imagino lo que ah pasado, tu mismo lo dijiste mientras dormías, no quiero saberlo, solo... quiero dejar las cosas así... - Darién se pregunto si acaso estando ebrio me había confesado la verdad se sintió mal, al parecer así era pues por mi reacción no podría ser nada más, él bajó la mirada y se sentó en el sofá.

-. Lo lamento, no quería que lo supieras así... -dijo sin saber que no era de lo que yo hablaba, ambos confundimos todo.

-. Sentí una puñalada al corazón, creí por un momento que tal vez todo podría ser un error y que él me diría que me amaba pero estaba confirmándome lo que yo sospechaba -¡ya basta! Solo vete por favor... no quiero saber nada más.

-. Serena perdóname yo... te juro que no contaba con esto, déjame explicarte, te lo suplico... -lloraba al igual que yo.

-. No necesitas ni yo necesito más explicaciones, solo quiero que te vallas, ¡vete! -pedí con la voz entrecortada, me di la vuelta y me aleje, me encerré en mi recamara.

Darién camino a mi cuarto y cuando quiso tocar bajo la mano, no lo hizo, imagino como yo me sentía y no quería herirme aún más, bajo la mirada y se alejó, escuché a lo lejos el estruendo de la puerta al cerrarse, me deje caer sobre la madera abrazando mis rodillas, llore tanto que podía sentir mi corazón salirse por mi boca, maldije para mis adentros el haberme enamorado.

El Amor es... tu y yo juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora