El Amor es... tu y yo juntos

Cap. 32 -. Morir para vivir

¿De que se trata la vida? Me preguntó mientras camino por la playa dejando que la espuma del agua acaricie mis pies, en una mano mis sandalias y en la otra una botella casi vacía de vino tinto, no me gusta el alcohol pero ahora pareciera ser lo único que calma mi dolor y anestesia mi alma, él me conoce... Mejor que nadie y ahora lo eh perdido por mis miedos, mis torpezas, mi falta de valor para luchar por lo que quiero.

Me siento mareada y realmente acongojada por toda la mierda que se posó sobre mi, tomo varios sorbos de la botella cerrando los ojos sintiendo el alcohol bajar por mi garganta quemando mi estómago, haciendo a mi mente divagar, mis sentidos se han ido ocultándose bajo los escombros de mi misma, el sol se está ocultando y junto con el mis ganas de seguir respirando, ¿Puede uno ser tan miserable como para no querer vivir más? Me lo pregunté muchas veces y ahora tengo una respuesta lo bastante sertera como para decir que si...

La botella cae de mis manos hundiendose en la arena tibia, mis sandalias quedaron un poco más atrás ya no siento nada, nada más que la agonía que tortura mis sentidos, ya no sueño más, ya no quiero mas... Solo desaparecer como desaparecen las olas una tras otra sin dejar rastro alguno para no tener que dejar sufrimiento tras de mí, camino hacia el agua que llega hasta mis rodillas y mis dedos se hunden bajo la arena mojada, cierro los ojos y dejo escapar un millón de lágrimas que caen al océano mezclándose en el, se lo que quiero pero no tuve el valor para luchar y este es mi camino...

Sigo caminando con miedo pero determinada a librar este mundo para bien de todos, de pronto siento el agua fría tocar mi torso, no me importa... Ya es tarde, no siento más que dolor, el miedo ah desaparecido, la fuerza del agua me arrastra mar adentro, no se nadar... Mi cuerpo se hunde y mis ojos arden por la sal que penetra en ellos, mis pies ya no alcanzan a tocar el fondo, me dejo llevar solo cerrando los ojos, "no tengo a nadie, no tengo nada", esas palabras martillean mis pensamientos, el agua comienza a presionar mi cuerpo haciendo que de pronto la desesperación por salir se apodere de mi, pero es solo un reflejo de mi cuerpo pues por dentro lo único que quiero es desaparecer en la vastedad del inmenso océano.

Cuando el agua ah comenzado a entrar en mis pulmones y comienzo a perder la razón siento a lo lejos un par de manos rodear mi cintura y jalar mi cuerpo a la superficie, me eh quedado inconsiente, mi cuerpo cae en la arena y un par de manos precionan mi pecho haciendo mi cuerpo saltar por los espasmos que ocaciónan, unos labios tibios tocan los míos dejando entrar aire a mis pulmones, a lo lejos escucho decir. —!Vamos¡ !respira por favor, reacciona¡ —reconozco esa voz, se de quién es ese hermoso tono y pienso que tal vez eh llegado al cielo.

—. Por favor... !respira, no me dejes¡ !reacciona maldita sea¡ —grita aún más fuerte sin dejar de presionar mi pecho.

Entonces mi cuerpo salta y arrojó el agua que se alejaba en mis pulmones volviendo a la vida, mi cuerpo duele y mis ojos lloran por la sal en ellos, aún no se quién me ah salvado pero odio la idea de que lo hubieran hecho, un par de manos me ayudan a acomodarme sobre la arena, volteo y como una visión hermosa su rostro aparece frente a mi, sus ojos lloran y su cabello gotea aún por el agua que escurre de ellos, me mira lleno de miedo, su piel pálida por la incontenible furia que corre por sus venas, miedo de perderme y furia por la desicion tan tonta que tome.

—. ¿Que haces? ¿Porque quieres dejarme? —pregunta abrazándome.

Yo solamente lloró, lloró y maldigo a mi suerte, aún siento que esto es solo un sueño y no puedo moverme.

—. Mírame, soy yo... Mírame aquí estoy...

—. ¿Darién?... —pregunto tomando su rostro entre mis manos acariciando cada facción de el para convencerme que es cierto, que él está aqui frente a mi.

—. Si, soy yo... ¿Que querías hacer? Acaso dejarme solo, ¿que no vez cuanto yo te amo? Te amo mi Serena, te amo y siempre lo hare, siempre esperaré por ti, siempre aguardare por un beso de tus labios, por una caricia de tus manos, por una mirada de tus ojos.

—. Yo... Solo quería morirme, lo siento, perdóname... Perdón por alejarte de mi, por decirte que no puedo estar contigo cuando es lo único que deseo, quise morir antes de tener que pasar un minuto más sola...

Lo abrazo tan fuerte como puedo y él me rodea dándome el calor que mi cuerpo exige por el frío que siento, eh vuelto a la vida y ah sido por causa suya, una segunda oportunidad se me ah entregado y es él quien me la ah regalado, en este momento, en este pequeño momento abrí los ojos dándome cuenta que mi mundo no termina, que debo luchar por él y por lo que quiero, me doy cuenta que el cielo es el límite para nuestro amor, ahora le debo la vida, una vida que quiero compartir con él.

—. Perdón, perdóname por hacer esto, no encontraba más salida de mi sufrimiento... —lloro abrazada a su cuerpo.

—. Siempre la hay, siempre podemos seguir adelante, la muerte solo es una salida fácil, puedes luchar, puedes amar y seguir adelante si es que te lo propones, puedes quedarte conmigo y luchar juntos.

—. ¿Podrías aceptarme? ¿Puedes darme nuevamente un espacio dentro de tu corazón? —pregunte con la esperanza de que así fuera.

—. Jamás te has ido de mi corazón, ese espacio sigue ocupado por ti...

Me abraza y mirando mis ojos fijamente toma mi rostro con sus manos frías y me besa, mis manos subieron a sus hombros abrazándolo con más fuerza, mi sangre comenzó a hervir por el calor de sus labios sobre los míos y como es de esperarse nuestros cuerpos exigen el toque de nuestra piel, me dejo llevar por el sabor de su lengua en mi boca, la noche ah llegado y con ella el frío del aire.

Las manos de Darién suben por debajo mi blusa tocando mi piel, mi cuerpo comienza a sentir el calor exitante de tenerlo por encima de mi, recostada en la arena no me importa nada más que preservar este momento para siempre y sé que ansio sentir su piel contra la mía, ansio tenerlo entre mis piernas, estos besos suben más y más de tono, sus labios comienza a bajar por mi barbilla hasta mi clavícula.

—. Sé que es tonto pero... Te deseo, te deseo tanto que no puedo contenerme más... —sisea en mi oído y eso me encanta.

—sonrió... —hazme el amor ahora... —suplico totalmente eufórica sin querer perder un minuto más sin él.

Sus manos me retiran la blusa dejándome solo el sostén, subo su remera sobre sus hombros hasta desasherme de ella, sus manos toman firmes mis pechos rígidos por la excitación, ni siquiera nos importa que alguien pueda vernos, Darién baja con sus labios hasta mi abdomen, sus manos retiran mis shorts mojados y baja los suyos por debajo de sus glúteos sin quitarlos del todo, toma su rígido miembro totalmente exitado sus dedos hacen a un lado mis bragas y se hunde lentamente dentro de mi, un largo gemido se escapa de mis labios mientras mi espalda se arquea, mis uñas arañan su espalda desnuda y mis caderas se mueven de arriba abajo dejándole sentir la humedad de mi vagina en su miembro que siento latir dentro de mi, Darién me abraza y sus movimientos comienzan a acelerarse cada vez más, un hermoso y glorioso orgasmo se apodera de mi.

—. !Correte para mí¡ !Hazlo¡ —exige jadeante escuchando el largo gemido glorioso que sale de mis labios dejándole saber que lo hice.

—. Es mi turno... —dice levantando mis piernas sobre sus hombros penetrandome con más fuerza hasta que sus gemidos me hacen saber que al fin se ah corrido.

Cae encima de mi y sonríe en mi oído, me besa y me abraza recostándose a mi lado sin importar la arena en nuestros cuerpos, me acurruca a su lado y por primera vez me siento en paz...