El Amor es... tu y yo juntos

Cap. 9 -. Te necesito

Valla sueño que tuve, eso sí que fue tremendo, no voy a mentir si que me encantó!! Pero bueno fue un sueño y solo eso, debo diferenciar la realidad de la fantasía y aunque en serio se sintió muy real y muy  delicioso.

En fin... A la mañana siguiente me desperté asombrosamente de buen humor por primera vez en mucho tiempo... feliz, sabía la razón pero no quise aceptarlo, agite la cabeza para desechar esa idea, me levanté y me puse mis pantuflas de conejo, camine al baño y me duche, lave mis dientes y mientras lo hacía me miraba al espejo recordando a Darién, mi mano se detuvo y enjuague mi boca, seguí mirándome al espejo tratando de olvidar este sentimiento, debía salir de casa, definitivamente bebía distraer mi mente para dejar de pensar en él.

Camine a la sala y puse música, bailaba mientras caminaba a la cocina, saque de la nevera jugo y un par de huevos, fresas y Nutella, embarre la nutella en un par de panes tostados y Frei los huevos, corte las fresas en pequeños trocitos y las puse sobre el pan, servi jugo y me senté a disfrutar de mi desalluno, termine y lave los trastos, fui a mi habitación y abrí mi closet, saque una minifalda y unas mallas cafés de algodón, una blusa beige de mangas largas un chaleco café con pelusita, acomode mis colitas y un gorro beige, saque mis guantes y puse brillo en mis labios, hacia frío mucho frío casi llegaba diciembre.

Tome mi mochila café y metí en ella el libro que compre cuando conocí a Darién, mis llaves y mi  móvil, salí de casa y camine en dirección al parque, si; había frío pero estaba calientita con mis guantes y mi chaleco, además adoraba el frío, adoraba sentir la brisa fría en mi rostro, puse música en mi iPod y caminaba imaginando que mi vida era un vídeo musical, sonreí por mis ocurrencias, al doblar en una esquina distraída me lleve un fuerte golpe, choque con alguien y caí de espaldas en la acera, cerré los ojos al sentir el suelo frío en mi trasero, presione mis puños por el coraje y levanté la mirada, era Darién con quien había chocado, él me extendió su mano para ayudarme a levantarme, lo mire molesta, aunque por dentro me alegro mucho el verlo.

—. ¡Demonios! ¿Acaso tú y yo no podremos encontrarnos de otra manera? ¡Cada vez que te veo termino en el suelo! —dije mientras me ponia de pie limpiando mi ropa.

—. Perdón pero la distraída eres tú Houdini... No es mi culpa que no veas por dónde caminas —comento arqueando las cejas.

—. ¡Eres un tonto! ¿Acaso me sigues? —pregunté mirándolo a los ojos conteniendo la emoción que me invadía al escuchar su voz.

—. Él me miró serio y su cuerpo se tenso, sus labios dibujaron una delgada línea —no tendría por qué seguirte; ¿para que? Para que me rechaces, para que desquites conmigo tus frustraciones; No gracias —dió media vuelta y se alejó de mi dejándome ahí de pie sin decir nada más, me sentí mal.

Sin poder contenerlo un par de lágrimas escurrieron por mis mejillas, me dolieron sus palabras, tenía razón... Había actuado como una completa idiota y tal vez lo había herido.

Darién caminaba sin mirar atrás, se arrepintió al instante de decirme aquellas palabras pero ya no pudo callar, él sentía algo muy fuerte por mi pero no podía decírlo, desde aquel día en el que me vio por primera vez supo que yo era especial y fue por eso que me busco, fue por eso que me siguió, se estaba enamorando y no sabía cómo parar ese sentimiento que brotaba por cada poro de su piel, siempre supo que sería difícil estar con alguien como yo pero sabía que terminaría así o al menos eso era lo que él deseaba.

No quiso mirar atrás solo siguió su camino a la librería, yo por mi parte ya no supe que hacer, camine al parque y al llegar allí solo pude llorar, la alegría del día se había acabado...

Al llegar a la librería Darién se sentó y agachó la cara ocultando la mirada en sus manos, se sentía terrible por las palabras que me había dicho, imagino el rumbo que llevaba y se levantó rápidamente, cerró la librería y corrió en mi búsqueda.

Al llegar al parque me vio a lo lejos, se acercó a mí lentamente, cuando estuvo cerca escucho el sollozar de mís lágrimas, se acercó y se sentó a mi lado, me sobresalte pues no lo esperaba e intente limpiar mis lágrimas rápidamente para que él no las notará.

—. Lo siento... —dijo sin mirarme avergonzado por su actitud.

—. Tenías razón, yo soy... Así como tú dices, lo siento... —respondí mirándolo con tristeza, yo era así, un saco vacío de basura interior que se desquitaba con las personas que sólo deseaban ayudarme.

—. Fui muy brusco contigo, se que has pasado cosas difíciles y yo... No debí reclamar nada, solo quiero estar a tu lado y apoyarte Serena —Darién tomo mis manos y no pude evitar sentirme nerviosa por la calidez de ellas.

—. Gracias Darién... Te agradezco mucho que a pesar de todo no te alejes de mi...

Que puedo decir, me alegro tenerlo cerca y es que aunque apenas y lo conozco yo siento que lo necesito cada día más.