Cap. 17 -. Juntos

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El sueño termino por vencerme de inmediato, no pude seguir llorando más por Darién creo que aunque sería lo más doloroso tenía que aprender a aceptar que él jamás sería para mí, pero el dolor y la presión en el pecho por este sufrimiento que me atormentaba no me dejaba pensar en nada mas.

De pronto escuché el toque de la puerta, me asuste, debo admitir pues ya era muy tarde para que alguien fuera a verme, mire la hora eran pasadas las tres de la madrugada, me levanté un poco temerosa mientras seguian golpeando la madera, ¡Que demonios! - pensé - ¿quien podría ser? - camine hacia la puerta y mire temerosa por la perilla, me quedé estupefacta al darme cuenta quien era, entonces sin pensarlo dos veces abrí la puerta tan apresuradamente como pude.

-. Darién, ¿Qué haces aquí? - pregunté nerviosa, ansiosa, llena de tantas dudas, de tantos sentimientos encontrados que no podía mantenerme cuerda.

Darién me miró con esos bellos ojos azules, no podía descifrar su mirada, me di cuenta que los tenía rojos e inflamados, se quedó de pie ahí frente a mí sín decir una sola palabra, solo me observó por varios segundos y ninguno de los dos dijo nada... me sentí tentada a lanzarme a sus brazos y pedirle que me besara, que se quedara mi lado para siempre pero no sabía si acaso él querría lo mismo.

-. Darién bajó la mirada - sabes... jamás imaginé que terminaría enamorado de una persona tan loca, tan inestable, tan gritona, mandona y desesperante como lo eres tú.

-. ¿Qué? Pero... - no me dejó hablar, levantó su mano para indicarme que me callara.

-. Déjame terminar porque no estoy seguro de hacerlo antes de tomarte entre mis brazos y comerte a besos... - esas palabras si que me erizaron la piel, de un momento a otro toda la amargura que sentía se estaba desvaneciendo - Serena te amo... te eh amado desde que te conocí y lamento tanto lo que hice, no debí irme, debí seguir aquí a tu lado, debí amarte en tus peores momentos, debí besarte cada día para acostumbrar a tus labios a los míos, para que nunca jamás me dejaras escapar, eres mi sueño, la mujer más bella, mi otra mitad...

Llore por inercia, no podía contener las lágrimas que salían a mares por la emoción de escucharle decir lo que sentía por mi, ¿Qué hacía? Me lanzaba directamente a su brazos sin preguntar ni decir nada más o le permitía terminar de hablar y es que esto parecía un sueño, me pellizque para descartar esa posibilidad y me alegré aún más al descubrir que todo era completamente real, que el hombre al que amo estaba parado frente a mí diciéndome que me amaba, no había mejor sensación que está.

-. Darién yo... te amo y... lamento mucho todo lo que pasó, todo lo que te dije y lo que no, me enamore de ti pero fui tan ciega para no darme cuenta, tan egoísta que te deje ir, creo que en parte también es culpa mía que llegáramos a este punto. Sé que vas a casarte pero aprecio que me digas la verdad y yo también debía decirte lo que siento por ti. - baje la mirada, Darién levantó mi mentón con sus manos y limpio las lágrimas que escurrían por mis mejillas.

-. No me casare con nadie que no seas tú... no podría jamás estar con nadie más que no seas tú Serena y no me importa qué no puedas tener hijos, eso es lo de menos, te amo a ti, te amo a ti... y te deseo a ti más que a nada. - miraba mis labios deseando tocarlos, besarlos, amarlos con toda la intensidad que le fuera posible.

-. ¿No te casarás? - pregunté casi al punto del infarto.

-. No... no me casare, ahora Serena... dime, ¿quieres ser mi novia? Quieres aguantar a este hombre que te ama, que te adora, que se siente perdido sin ti, ¿quieres?

Sonreí mientras me acercaba a él, levanté mis manos y las puse sobre su cuello atrayendo su rostro más cerca de mi y entonces como tanto lo había deseado pegue mis labios a los suyos haciéndole saber que no lo dejaría ir jamás, que mi vida se veía completa solo con él en ella, Darién bajo sus manos a mi cintura y me acerco aún más a su cuerpo, era la gloria... en sus labios podía sentir la necesidad alejándose, los miedos ocultándose, las dudas disipándose y a partir de ese momento solo quería con toda el alma permanecer junto a él.

-. Nos separamos por un momento y lo mire a los ojos - quédate en mi vida para siempre, quédate y ayúdame a ver lo bello de la vida...

-. Lo haré siempre Houdini. - sonreímos.

Sentía en mi cuerpo ardor por el toque de sus manos, él también se sentía igual pero tenía miedo de llegar más lejos sin que yo se lo permitiera así que lo ayude a saber lo que debía hacer, lo tome de la mano y lo hice pasar, cerré la puerta y me acerque a él nuevamente, lo tome del cuello y de nuevo bese sus labios, pero esta vez saboree su lengua con la mía, sentí su cuerpo tensarse por ese acto, pero supo lo que yo quería y me siguió el juego, bajó sus manos a mi cintura y la presionó con sus dedos pegando mi pelvis a la suya dejándome sentir su deseo por mi, la piel se me erizo al darme cuenta de lo listo que estaba para mi, sentí su tibia lengua dentro de mi boca rosando la mía con evidente deseo, mis manos bajaron tocando su pecho tan bien formado su cuerpo se erizo por el rose de mis dedos en su piel, sus labios descendieron a mi cuello y besaron cada parte de el, sentía como mi parte íntima se humedecida cada vez más al sentir sus manos que subían a mis pechos y los acariciaban con suavidad, quite su camisa dejándola caer al suelo, Darién subió mi blusa y la saco por sobre mis hombros dejando mis senos desnudos.

Mi mente no podía concentrarse en nada más que el sentimiento y el deseo que desbordaba por todo mi ser y exigía impaciente ser suya, recordé aquel sueño que tuve y mi excitación aumento aún más, me levanto en brazos y se dirigió a mi recamara, me puso de pie y siguió dejando un rastro de besos que descendían desde mis labios a mi cuello y acababan en mi clavícula, mis pezones estaban endurecidos por el toque de sus dedos y por lo tibio de su piel sobre la mía, abrí mis ojos y observé su mirada llena de lujuria, sonreí maliciosamente por la felicidad que sentía.

-. No sabes cuánto te deseo Serena - decía mientras bajaba mis shorts, acariciando mis glúteos con sus firmes manos.

-. Hazme tuya, quiero ser de ti desde ahora y para siempre.- pedía casi sin aliento.

Bajé mis manos y me deshice de sus pantalones dejando mis manos sobre su imponente erección, él solo toque de mis dedos sobre su piel lo hizo soltar un delicioso gemido, me tomo entre sus brazos y me recostó sobre la cama, bajo mis bragas con sus dedos y comenzó a besarme desde los pies hasta el ombligo, gemía por el goce de sentir su lengua húmeda por toda mi piel, Darién bajo sus labios hasta mi punto más íntimo y abriéndome de piernas se hundió en mi mientras los gemidos de placer se dejaban venir, sus manos subían a mis pechos mientras su lengua húmeda saboreaba mi clítoris, el deseo de tenerlo dentro de mi me estaba consumiendo.

-. ¡Aaah! ¡Por Dios! Darién te necesito por favor, hazme tuya. - no podía más estar así lo añoraba.

Subió y volvió a devorar mis labios, metió su lengua dentro de mi boca y acaricio mi lengua con la suya, tomo su erección y abriendo aún más mis piernas se hundió fugazmente en mi, ambos soltábamos alaridos de placer, el ritmo de sus embestidas eran lentas y suaves, sus besos en mi cuello bajaron a mis pechos succionando mis pezones mientras sus manos presionaban con excitación mi cintura.

-. ¡oh! Serena, te deseaba tanto, añoraba devorar tu cuerpo, besar cada centímetro de tu hermosa piel, ¡aaah! Dios esto es fantástico...

-. Mmmm Darién... ¡Más, quiero más!

Tomo mis manos con las suyas y las subió sobre mi cabeza para que no las moviera, mi cintura se movía más y más pidiendo sentirlo más dentro de mi, sus embestidas empezaron a aumentar y sin pensarlo llegamos juntos al clímax, sentí una explosión de pequeños choques eléctricos que comenzaban en mi punto G y llegaban hasta mis pezones endurecidos, el orgasmo fue glorioso y placentero.

-. Te amo... te amo mi amor - decía mi Darién mientras se dejaba caer sobre mi.

-. También te amo mi amor... gracias por esto, gracias por estar aquí. - dije abrazándolo con mis piernas mientras acariciaba su cabello con mis dedos.

Sin mentir fue la mejor noche de mi vida...

El Amor es... tu y yo juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora