Capitulo 8

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Taché un día más en mi calendario, se escuchó un portazo en la entrada. Un día menos para salir de vacaciones.

Me había levantado temprano para ser sábado y lo había hecho de buen modo. Después de haber ido a hacer mis tareas a casa de Zac me sentía mucho mejor y las peleas de mis padres no me afectaban tanto como lo habían hecho los últimos meses, por no decir años.

Me di un baño con agua fría y fui a la cocina a desayunar. La habitación de mi padre no estaba hecha; la cama estaba revuelta y las cortinas abajo sin un rayo de luz que penetrara, la habitación de mi madre tenía la puerta cerrada y se escuchaba la televisión.

Desayuné y fui por mi bicicleta a la bodega. Había quedado con Zac, quien me estaba esperando a las afueras de la ciudad,  en ir a casa de mi abuela.
Desde que fui con él a verla y se encontraba enferma, me he preocupado mucho por ella pero no he tenido tiempo de visitarla hasta hoy.

—Buenos días, Dennis—dijo Zac comenzando a pedalear y yo detrás de él.
—Hola.

Competimos entre nosotros con nuestras bicicletas desde el final de la ciudad hasta la casa de mi abuela, pasando a toda velocidad por los cultivos de maíz y el puente de madera.

—¡G-Gané!—exclamó Zac saltando de su bicicleta y tropezando con ella. Corrió hasta la puerta de la casa de un solo piso y tocó la puerta—¡Gané, Dennis! ¡Gané!
—Y-Ya lo se...—me costaba recuperar el aire—No es para tanto, compórtate como alguien de tu edad.

Mi abuela nos abrió. Tenía una pequeña cobija alrededor de su cuerpo pero a pesar de eso, se veía mucho mejor desde la última vez que la vi.
—Pasen niños. Llegan justo a tiempo para las galletas de nuez que estoy preparando. Dennis ya sabes cual es tu tarea—ambos entramos, Zac cerrando la puerta detrás de nosotros.

—¿A que se refiere con tu tarea?—me susurró Zac en el oído haciendo que me dieran escalofríos.
—Desde que era niño, cada vez que mi abuela hace galletas, mi tarea es picar la nuez con cuchillo y tabla.
Tomé un puño de nueces y las coloqué en una pequeña tabla de madera junto con un chillo y comencé a picar en trozos pequeños.
—Eres muy bueno en la cocina—Zac apoyó su rostro en mi hombro mientras observaba mis manos. Sentí calor al tenerlo tan cerca y recordé que había intentado besarme en su casa, solo que lo rechacé.
—S-Solo se lo básico...no es nada.
—Ahora que estoy viendo tus manos—dijo Zac mientras yo revolvía la nuez picada con la masa cruda de galleta—¿Has abierto mi regalo? ¿Qué te pareció?

Me quedé congelado. Había olvidado por completo el regalo. Lo tenía en un cajón pero me había olvidado totalmente de él. Según recuerdo, no lo abrí ese mismo instante porque lo quería guardar para una ocasión donde me sintiera mal pero últimamente me la he pasado tan bien con Zac que me olvidé del regalo.

—Lo siento, Zac. Aun no lo abro. Estoy esperando una ocasión especial.
—¿Y que ocasión es esa?—Zac se pegó más a mí y lentamente comenzó a rodearme en un abrazo. Me sentía incómodo y nervioso pero no quería que se detuviera. En eso, entró mi abuela y nos separamos rápidamente.

—Gracias por venir a ayudarme muchachos—mi abuela se acercó y acarició mi cabello revuelto.
—No es nada abuela. ¿Alguna otra cosa que necesites?
—Ahora que lo dices...¿Creen, chicos, que me puedan ayudar a limpiar el cuarto de aquí?—señaló una puerta cerrada que estaba al lado de la sala—Está lleno de cosas empolvadas que solo se están acumulando.
—Claro que si, señora. Vamos, Dennis.

Nos quitamos nuestras playeras, quedando solo en interiores blancas. Mi abuela nos dio a cada quien un pedazo de tela para cubrirnos la nariz y la boca por el polvo.
Por el fútbol y la natación, Zac tenía un cuerpo muy...impresionante. Era delgado pero tenía pecho y espalda ancha y sus brazos estaban marcados.

Depressed (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora