Capitulo 9

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Hace mucho que no le prestaba atención a mi reflejo en el espejo. Grueso cabello negro, piel pálida, mejillas rosas, ojos grandes.
Pasé mis manos por mi rostro, estirando la piel y haciendo caras raras. Hace mucho que no me prestaba atención.

Cuando tenía cuatro, mamá solía decir que yo era Blancanieves y solía ponerme vestidos. Hice un gesto desagradable ante el recuerdo.
Nunca me dejaba salir de su cuarto con un vestido. Solo me hacia usarlos para darse su gusto de tener una hija.
Jamás olvidaré el día en que papá entró repentinamente a la habitación. Mis padres en ese entonces aún compartían una sola cama.

Yo traía puesto el disfraz de dicha princesa. Tenía que admitir que en ese entonces, yo aún un pequeño, no sabía lo que significaba que un niño usara vestido. Creí que era común. Me gustaba dar vueltas y que la falda girara a mi compás.

Mi cabello negro estaba adornado con un listón rojo. Yo giraba descalzo en frente del espejo de cuerpo completo de mamá, tomando la falda amarilla y girándola mientras reía y actuaba como la princesa, película que ya me sabía al derecho y al revés.
Mi inocencia y pureza eran tan grandes que solo quería pasar el resto de mis tardes en frente del espejo de mamá, girando mi falda.

Papá abrió la puerta y al ver la escena...para tener cuatro años, jamás había visto sangre en el rostro de una mujer, o en una persona en general y los moretones de mi cuerpo abarcaban casi la totalidad de mis extremidades.

Después de ese día, jamás volví a usar un vestido y aprendí, por las malas y por parte de mi papá, lo que es ser un hombre y actuar como tal y la poca importancia que tenía que darle a las mujeres.

Mis ojos enrojecieron ante el recuerdo. Aun estaba frente a mi espejo, la vista clavada en mis propios ojos cafés pero mi mente en otro lado.
Abrí el cajón donde tenía guardado el regalo de Zac y saqué la pequeña caja. Sentado sobre mi cama, saqué el contenido.
Era una pulsera de piel negra, con un pequeño dije blanco.

No entendía bien el significado de aquel regalo, es más, no estaba totalmente seguro que tuviera uno pero sonreí. Sonreí porque era un regalo de Zac. Algo que él había visto y había pensando en mí al verlo y había decidido comprarlo solo para mí.
Fui a la cocina, con la pulsera nueva en mi muñeca izquierda y me senté a cenar junto con mis padres.

En la mesa de cuatro sillas, la tensión era el plato principal. Estaba seguro que mis padres no podían sentirla porque yo era el único que se sentía inseguro y ansioso cuando los tres nos encontrábamos en una misma habitación.

Mi padre hacía demasiado ruido al comer y eso me incomodaba, mi madre comía deprisa, asegurándose que ambos de nosotros (más mi padre) estuviéramos bien atendidos.
—Sírveme más—exigió mi padre deslizando su plato al centro de la mesa. Respiré molesto, ¿ni siquiera un 'por favor'?
Mi madre se levantó de prisa y tomó el plato vacío. Yo estaba encorvado, la mirada clavada en el espagueti mientras escuchaba como el agua bajaba ruidosamente por la garganta de mi padre. Sentía que yo estaba comenzando a tener un tic en el ojo.

—¿Y a donde vas tú tan elegante?—mi padre preguntó con una sonrisa dejando el vaso en la mesa.
—Una fiesta—murmuré sin despegar la vista de la pasta. Ni siquiera iba elegante, solo traía jeans y tenis y una de mis mejores playeras.
—Vaya, hasta que por fin haces algo de un chico normal. Ya decía yo que te pasaba algo malo por nunca salir y solo estar encerrado—tragué saliva y me levanté de la mesa.
—Se me hace tarde, gracias por la cena.
—Pero Dennis, apenas si has tocado tu comi-
—Déjalo en paz—atacó mi padre—Esta bien Dennis, puedes irte. Solo no llegues muy tarde.

Y sin decirles nada más, salí del departamento.

Me encontré con Zac en nuestro parque. Estaba sentando en una banca mientras jugaba con sus dedos. Al parecer sintió mi presencia pues al dejar cuidadosamente mi bicicleta sobre un árbol, se ha girado a verme.
—Hola—sonrió al verme.
—Hola—sonreí de vuelta. Un peso gigantesco se me quitaba de los hombros cuando lo veía y cuando me iba de casa.
—Gracias por aceptar mi invitación. Es solo una pequeña fiesta porque ya acabará el año escolar. ¡Llevas mi regalo! Con que a esto te referías con una ocasión especial—dijo tomando mi mano. Mi pulso se aceleró pues lo había hecho inconscientemente.
Estaba tan desacostumbrado a los afectos, un simple toque de manos me ponía nervioso.
—Te queda muy bien Dennis—dejó de ver mi mano para después mirarme a los ojos. Me sentía tan feliz—La fiesta no es muy lejos. Podemos ir a pie.

Depressed (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora