Capitulo 18

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La mente de Dennis estaba en blanco, pero a la vez llena de ruido; ruido blanco que su cerebro causaba, haciéndole llegar la vibración a sus oídos, muy seguro que se trataba de neuronas muriéndose.
Sus conductas habían empeorado y su bienestar mental había caído de picada de un día para otro. Un golpe muy, muy bajo, casi físico.

Dennis no había comido desde el día anterior. Desde que la encontró, no encontraba la energía para dormir a pesar de estar muy cansado. Su cerebro no lo dejaba.
La tentación de levantarse de la cama, ir hacia el cajón y sacar a cuchilla era muy alta, pero requería de mucha energía y no contaba con eso ahora, por lo que continuó con su tortura de morir de hambre y migrañas de falta de sueño, hasta que horas más tarde se levantó de la cama para ir al baño.
De vuelta, sacó la cuchilla de su cómoda y la observó mientras la pasaba por sus dedos, pensando. ¿De verdad vale la pena?

Estaba tan dolido, había tantas cosas que aun faltaba por hablar con su abuela, tantos veranos para pasar en su casa, tantos libros de los que le tenia que hablar y sobre todo, todas las canciones que había estado practicando con su violín. Su abuela era la salvación de si mismo y ya no estaba.

Los ojos se le nublaron por las lagrimas y su nariz empezó a escurrir. Se limpió con la manga de su sudadera negra y aventó la cuchilla dentro del cajón. Antes de cerrarlo, miró de reojo los regalos de Zac.

''Una carta que solo puedes leer cuando te sientas triste o de verdad me extrañes o quieras volver a hacer un corte.''

Tomó la carta, el reproductor y la pulsera de piel. Salió de su casa para así, no sentirse tentado por la cuchilla.

Fue en bicicleta hasta la comunidad donde vivía su abuela, no queriendo ir más allá para no tener que ver su casa. Tan solo con llegar al puente, se le hizo un nudo en la garganta.
Bajó por una pequeña colina, la misma donde se había caído la noche en que le enseñó sus cortes a Zac, hasta llegar al pequeño río que mas bien, era un arroyo.
Inmediatamente se puso a llorar y estuvo así por un rato. Pasaba la pulsera entre sus dedos, cambiándola de muñeca a muñeca, pellizcándola y admirándola mientras lagrimas escurrían rápidamente por sus mejillas, una tras otra.
Quería aclarar su mente, organizar sus pensamientos, sin embargo solo consiguió llorar aun más.

Probablemente haya pasado una hora desde que Dennis llegó al arroyo. Sus ojos estaban tan hinchados que parecía que lo habían golpeado. Sus mejillas estaban tan rojas como dos manzanas y empapadas por lagrimas, al igual que su nariz.
El tremendo dolor de cabeza por el llanto se le sumó a los factores que adolecían a Dennis, junto con el cansancio de sus ojos y el dolor de garganta por los sollozos.

Al no tener mas lagrimas que derramar—sus ojos dolían tanto que era un pesar pestañear—no le quedó de otra mas que por fin leer la carta.
Dejó la pulsera en el césped para tomar el reproductor, rezando por que la música lo distrajera.
Una simple hoja de papel, doblada en tríptico y algo arrugada; Dennis cruzó las piernas y con una última respiración abrió la carta.

Justo hoy mi mamá le dijo a mi papá que estaremos fuera para las vacaciones. De verdad me hubiera encantado quedarme aquí y pasar todos los días junto a ti en casa de tu abuela. Te juro que ya tenia planeado casi todos los días, desde desayunar junto a tu abuela hasta nadar desnudos en el río y comer en la colina. Por las noches exploraríamos todos esos lugares que nos aterraban cuando éramos niños solo para asustarnos aun mas y así tener una excusa para tomar tu mano.

Puede que sigamos siendo niños frente a los ojos de nuestros padres y para ellos nuestras decisiones no sean las correctas o sean absurdas pero estoy muy seguro sobre mi decisión de que quiero pasar el resto de mis días contigo.

Hay tanto que no se de ti (y eso que creí que te conocía mejor que nadie) pero muero por saber y descubrir algo nuevo cada día.
Se qué hay circunstancias que te deprimen día a día y me mata no saber que te hace sentir así porque al no saber, no puedo hacer algo por ayudarte y muero por hacerlo. Ayudarte a sobrepasar todo eso que estas sufriendo.

Me tienes a mi Dennis. Siempre estaré a tu lado.

Por favor, no vuelvas a cortarte, no vuelvas a llorar, no vuelvas a desaparecer.
Se que con una frase así no voy a solucionar nada, pero por eso te digo y vuelvo a repetir: déjame ayudarte y escucharte.
Ya quiero volver a verte, ayudarte a que vuelvas a ser feliz y no solo cuando estes conmigo, ser feliz siempre.

Te amo,
Zac

" Te amo " Dennis leyó y releyó las ultimas dos palabras que Zac había escrito y volvió a llorar.

A pesar de que la carta había sido un hermoso detalle de parte de Zac, esta solo fue más información pesada para procesar.
Dennis también amaba a Zac y ambos se correspondían pero Dennis no quería pensar en amoríos, no después de perder a su abuela.
No culpaba a Zac, ninguno de los dos tenia idea de la tragedia que sucedería.
Tomó la carta y se levantó, sin darse cuenta que había olvidado la pulsera detrás.

El lodo se le adhería a los pies descalzos y húmedos mientras caminaba por el césped hasta llegar a la colina que estaba detrás de la casa de su abuela, donde él y Zac solían jugar de niños.
Subió hasta la pequeña cima y se dejó caer boca arriba contemplando el cielo del atardecer y aun con los audífonos puestos, comenzó a llorar otro poco.




—¿Mamá? ¿Pasó algo?
Su madre, al igual que Dennis, tenia los ojos y mejillas rojas. Sentada sola en el sofá del pequeño recibidor del apartamento, la mamá de Dennis se pasaba una servilleta por los ojos, secando las ultimas lagrimas que le quedaban.

—¿Es por mi abuela ó pasó algo con papá?—volvió a preguntar Dennis al no obtener respuesta a su primera pregunta.

—Dennis...tu padre y yo...—dio un largo suspiro. Su labio inferior comenzó a temblar y los ojos marrones se le cristalizaron. No había duda que Dennis tenia más de su madre. Eran dos gotas de agua, incluso (o sobre todo) en ese estado—Nosotros nos vamos a separar. Nos divorciaremos definitivamente una vez que pase el funeral de tu abuela.

La madre ignora la reacción de Dennis y continua mirando al piso en una mirada blanca, probablemente lamentándose en su cabeza pero aun así, no había reacción en Dennis para mirar o juzgar pues se quedó con la misma expresión con la que habia llegado a casa. Con la que siempre llegaba a casa.
Sin palabras para decir o para expresarse en ese momento, Dennis permaneció callado y se puso de pie para ir a su habitación.

Por una parte, Dennis se sentía feliz o mejor dicho aliviado, pues todos sus problemas habían salido a raíz de su padre, sin embargo estaba preocupado pues no sabia que pasará con su mamá y él mismo ya que el departamento muy probablemente estaba bajo el nombre de su padre, además de que era él quien proporcionaba y administraba el dinero en casa. Aún así, prefirió abstenerse de preguntar a su madre.

—Dennis, tu amigo Zac llamó hace una hora.

—Está bien, mamá.

Pero Dennis se sentía tan cansado con tanta nueva información para procesar, que no le regresó la llamada a Zac.

Rorii

Depressed (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora