Capitulo 11

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Nota: este capítulo está narrado en tercera persona. Solo es algo que quise probar y me gustaría saber sus opiniones. El resto de la historia continuará siendo narrado en primera persona.

Zac trotó a toda velocidad de regreso a su casa, se encontraba lleno de adrenalina pues estaba seguro que encontraría a Dennis en casa de su abuela.

Subió los escalones de la entrada de dos saltos y tomó su bicicleta y casco que se encontraban descansando al lado de la puerta principal.

—¿A donde tan rápido, hijo?—su padre abrió la puerta mientras Zac se colocaba el caso y bajaba las escaleras.
—Voy con Dennis, a casa de su abuela. T-Tengo algo de prisa.
—Zac, no tardará en oscurecer ¿Por qué mejor no lo buscas mañana?—su hijo rodó los ojos. No sabía que llevaba tres días buscándolo.
—¡Regresaré temprano! No tardo.

Y así, se subió en su bicicleta y pedaleó a toda velocidad a la casa de la abuela de Dennis.

El hecho de que iba a ir a ese pueblo sin Dennis era una sensación extraña. Al pasar por los campos y el puente de madera parecían desconocidos para Zac. Era diferente venir sin Dennis.

El camino fue más largo de lo normal pero más tranquilo, se sentía en paz al ir solo. No que no le gustara ir con Dennis, pero recorrer los campos y una zona tan natural y agrícola mientras que el viento limpio le chocaba en la cara era una sensación de paz. Parecía como si te estuvieras separando del mundo real y tomándote un descanso de la vida ocupada y el ruido de la pequeña ciudad.

Las luces de la casa se veían encendidas y desde la ventana de la cocina abierta se escuchaba un violín. Zac sintió escalofríos y sus manos comenzaron a temblar cuando golpeó la puerta.

—¿Qué sucede?—la abuela abrió la puerta y se sorprendió a ver a Zac pues no esperaba una visita de él—Vaya, Zac que gustó verte. ¿Viene Dennis contigo?

El alma de Zac cayó a sus pies. Estaba totalmente seguro que encontraría a Dennis aquí. Lo podía presentir, había escuchado el sonido del violín salir por la ventana.

—¿Dennis no se encuentra aquí?—preguntó aún con una minúscula porción de esperanza aunque ya sabía cual era la respuesta pues la abuela le había preguntado lo mismo.

—Entra, Zac. Creo que ya sé que está pasando con Dennis.

Entró a la casa y lo primero que notó fue el olor a cigarro y el sonido del violín. Había colillas que estaban recién apagadas en el cenicero de la mesa frente al televisor, un cigarro encendido y descansando sobre este, que la abuela tomó justo después de entrar a la casa. La radio estaba encendida en la cocina, y una orquesta completa sonaba.

—Acompáñame.

Zac dudó en decirle algo a la abuela acerca de los cigarros ya que, gracias a la mentira de Dennis, creía que tenía cáncer. Debía cuidarse muy bien para que no empeorara pero no tuvo el valor de iniciar una plática de algo tan delicado.

Ambos fueron a la parte trasera de la casa donde había un espacio al lado de un árbol con tierra fértil.
—¿Esto tiene algo que ver con Dennis? ¿Dónde se encuentra?
—¿Qué? No—tosió mientras se colocaba unos guantes de jardinera y tomaba una bolsa de papel con lo que parecían semillas—Esta se supone que tiene que ser una tarea de Dennis pero como no está, tu serás el encargado de ayudarme a plantar estas semillas de árbol de ciruela. El agua de ciruela es la favorita de Dennis.

Zac se acercó extrañado de la repentina tarea e incómodo pues estar solo con la abuela de Dennis era algo con lo que no estaba familiarizado. Siempre había venido acompañado de el otro.

—¿Que sucede con Dennis?—preguntó Zac mientras creaba pequeños hoyos en la fría tierra. A falta de guantes, esta se metía entre sus uñas.
—¿Mm?—la abuela estaba distraída tarareando y tosiendo cada minuto—Dímelo tu. Hace casi una semana que no viene a visitarme. ¿Tú no lo ves todos los días?
—Solía hacerlo. Casi siempre. Pero no lo he visto en los últimos tres días y la última vez que lo vi en su escuela se veía mal. Triste.

—Hay veces en que viene a verme después de la escuela o incluso antes de que esta acabe—soltó de repente la abuela. Habían pasado unos minutos donde ambos se habían quedado en completo silencio.
—Llegaba fastidiado y serio de todas las personas en su escuela. Cómo el ruido lo molestaba y la actitud de las personas también además de que por más que se esforzaba en algo, no podía conseguir lo que quería. Sentía que se esforzaba demasiado para nada entre otras cosas. Yo le decía que no pasaba nada, que siempre habrá personas con las que tendrá que convivir aunque no les agrade y que lo mejor que podía hacer era tolerarlas ya que todos somos diferentes.

Zac al escuchar esas palabras se dio cuenta que no conocía en Dennis en los absoluto. Nunca hubo un día donde ambos platicaran acerca de su escuela y sus amigos; Zac no sabía como se sentía Dennis en verdad con respecto a su escuela y recordó lo ultimo que dijo la abuela acerca de la tolerancia hacia las personas aunque no nos agraden.

Dennis no le estaba diciendo totalmente la verdad a su abuela. Decía que no le agradaba la gente de su escuela pero nunca le ha mencionado de todos los chicos que abusan de él, como aquel chico que le tiró la cáscara de plátano o el grupito de chicos que lo golpearon en la mejilla dos veces, pero claro, Zac no sabía de esto último.

—No tenía idea de nada de esto—Zac tenía la mirada clavada en la tierra y las semillas—Nunca me contó que se sentía así. ¿Acaso no me tiene confianza?
—Dennis suele ser muy reservado. Aunque seas su amigo desde los diez años, siempre habrá cosas que le costará decirte, Zac. Eso no significa que no le agrades. Créeme, Dennis te quiere mucho y está muy feliz que seas su amigo. Solo se paciente con él ¿está bien?

Terminado de plantar los árboles de ciruela, ambos regresaron a la casa donde la abuela comenzó a preparar la cena.
—¿Te quedarás a cenar?—preguntó sacando un tazón y una caja con tés.
—Muchas gracias pero no creo. Debo volver a mi casa antes de que oscurezca.

Terminado de ayudarle a la abuela preparar la cena, Zac tomó su bicicleta y pedaleó de regreso a la ciudad. Estaba convencido de que Dennis sólo se encontraba en casa.

Camino a su propia casa se topó con una tienda de veinticuatro horas que nunca le había prestado atención pero siempre supo que estaba ahí.
Saliendo de esa tienda estaba Dennis con la misma sudadera negra de siempre cargando una bolsa de plástico y guardando algo en la bolsa trasera del pantalón.

Zac no lo podía creer, estaba tan sorprendido que creyó que se trataba de alguien más. No esperaba verlo por coincidencia.

Sin pensarlo comenzó a pedalear más deprisa hasta derrapar a unos metros de donde estaba Dennis. Saltó de su bicicleta y lo abrazó por instinto.

—¡Denis no puedo creer que estés aquí! Llevo buscándote por tres días. ¿Dónde estabas?—Zac se sentía tan alegre y emocionado que su sonrisa abarcaba toda la cara todos sus rostro.

Sujetaba a Denis por los hombros y lo sacudía como para comprobar que fuera verdad y estuviera ahí. Por el otro lado Denis no se veía tan feliz, su rostro fue de sorpresa y no cambió segundos después de la aparición de Zac.

—¿Z-Zac? ¿Que haces aquí? ¿Como sabes que estaría aquí?—Dennis sujetaba la bolsa de plástico contra su pecho, protegiendo la botella de jugo que estaba dentro como si su vida dependiera de ello.
—No sabía que te encontraría aquí, acabo de regresar de visitar a tu abuela. Dennis, llevo buscándote por tres días, ¿que está pasando contigo?

El otro chico desvió la mirada y jugó con el plástico entre sus manos. Respiró profundamente.
—Ven. Te lo explicaré en mi casa.

Piper🌙

Depressed (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora