Capitulo 14

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Zac

No recuerdo cuanto tiempo nos quedamos abrazados en el piso del baño, pero el vapor se había esfumado y lo caliente del agua que llenaba la tina se había tornado tibia. No me salí del baño después de que Dennis dejó caer su toalla mostrando sus cortes. Solamente no fui capaz.

Observaba como Dennis tomaba agua entre sus manos para terminar de quitar la espuma y burbujas de su cabello. Mis ojos estaban adheridos a su rostro, miedosos de bajar a su cuerpo pero era inevitable no ver todas esas cicatrices; líneas largas, cortas y de diferentes colores marcadas en su piel blanca. Piel similar a la porcelana cubierta de heridas. No sabía que pensar al respecto.

Saliendo del baño en silencio, nos dirigimos a mi habitación. Ya no estaba seguro si mi elección de ropa había sido la correcta pues no esperaba ver lo que Dennis ocultaba debajo de las mangas de la vieja sudadera negra de cierre.
Shorts deportivos y una playera blanca de algodón fue lo que Dennis usó. Su piel se transparentaba de la tela y la manga corta dejaba descubiertas las cicatrices de sus brazos.

—Lo siento, te puedo dar otra cosa si estás incómodo con eso puesto—le dije bajando la cabeza, no queriendo mirar sus cicatrices para no incomodarlo.
Dennis se sentó en la cama, inspeccionando rápidamente con la mirada mi habitación, similar a cuando vino por primera vez a estudiar.

—Está bien, puedes mirarlas si quieres. Por algo quise que te quedaras dentro del baño—se acomodó en la cama con sus manos sobre sus rodillas y antebrazos descansando en sus muslos.

—¡Zac, cielo! ¡Hemos llegado!—escuché a mi madre gritar desde el primer piso.

—¡Trajimos pizza para cenar!—exclamó mi padre. Mis ojos seguían puestos en Dennis que tenía una leve sonrisa y ojos hinchados.

—¡S-Si está bien! Dennis está aquí. ¿Está bien si se queda a dormir?

—No hay problema. Bajen cuando quieran cenar—fue lo último que dijo mi madre antes de que yo cerrara la puerta de mi habitación.

Sentía el aura densa dentro de mi cuarto. Dennis seguía sereno con la misma pequeña sonrisa y ojos rojos en la misma posición de brazos descansando sobre piernas.
Me sentía nervioso; quería ver cada una de esas cicatrices pero tenía miedo de incomodarlo, lastimarlo.

—¿Tienes hambre?—fue lo primero que se me pasó por la mente, avergonzado de pedirle ver sus cortes.

—No mucha, no—dijo sin cambiar posición, misma sonrisa en sus labios.

Me quedé en silencio, mirada al suelo meciéndome sobre mis talones, debatiendo conmigo mismo sobre hacer la pregunta, pero Dennis, aún con esa sonrisa dolida, solo extendió sus brazos, manos boca arriba haciendo puños, dejando a la vista sus antebrazos con sus cortes a la vista.

—Te conozco demasiado, Zac. Se que estás evitando ver mis cortes. Yo fui quién te los enseñó, así que no te avergüences de verlos. Puedes tocar si quieres.

Tragué saliva pero un nudo en la garganta apenas me lo permitió. Me senté junto a él en la cama; el cuello de la blanca camisa de algodón no cubría completamente, dejando a la vista algunos cortes rojos en su clavícula.

Me incliné hacia él estirando mis brazos y mis manos temblaban cuando las extendí para tocar las manos de Dennis, dedos rozando su piel. Lo volví a mirar a los ojos pidiendo permiso con mi mirada para tocar las cicatrices de los antebrazos. Dennis se inclinó y no fui capaz de leer sus movimientos cuando en ese momento tomó mi rostro con una de sus manos mientras que la otra sujetaba una de mis manos y me besó en los labios.

Mi mente se puso en blanco, eliminando por un breve segundo todas mis preocupaciones y las infinitas dudas que tenía sobre Dennis y todo aquello que no lograba descifrar, después sentí una chispa en mi pecho y un escalofrío en mi espalda que me obligó a presionar mis labios aún más con los de Dennis.

Siempre me había imaginado que mi primer beso sería con Dennis. De hecho, no podía verme al lado de otra persona que no fuera él. Es como si ambos estuviéramos destinados a correspondernos. Dennis fue creado solo para mí, así como yo existo sólo para él.

Aunque mi ilusión de nuestro primer beso era que ambos nos besaríamos por primera vez después de algunas citas como una pareja oficial, esto también se sentía muy bien.
Era agradable el tacto de nuestros labios y lo tibio de nuestros cuerpos. Se sentía una gran paz y a pesar de que era nuestro primer beso, me sentía tan familiarizado que era casi un sentimiento o una sensación hogareña y sabía que podía irme acostumbrado porque era seguro que el resto de mi vida sería al lado de Dennis, la persona que más amo en este mundo pero, mi yo soñador se esfumó cuando el primer pensamiento coherente se plantó en mi cerebro: ¿está correcto hacer esto ahora?

Antes de que pudiera analizar bien a lo que me quería referir o a lo que significaba esa pregunta, el beso fue roto y el Dennis de siempre regresó con sus mejillas de un rosa intenso, una sonrisa y mirándome con sus grandes y brillantes ojos.

Observaba fijamente esos ojos chispeantes; sentía mi rostro caliente y un cosquilleo en el estómago. Él posaba la misma sonrisa, casi como dolida mientras mi boca estaba en una línea recta, pensando.
Mis pulgares hacían caricias a sus manos y lentamente fui bajando mi mirada hacia sus cortes.

A pesar de qué había disfrutado el beso, aunque fue por un breve instante, no se sentía del todo adecuado.
¿Estuvo bien? ¿Fue en el momento correcto? Quiero decir, lo había disfrutado y se sintió agradablemente bien, cálido. Sin embargo, al observar sus cortes, ahora con más atención, estaba dudando si había sido adecuado besarlo mientras él pasaba por todo esto.

Pasé las yemas de mis dedos por las cicatrices, sintiendo como unas resaltaban de la piel. Había más cortes en el brazo izquierdo que en el derecho. Cada una era diferente; color, profundidad, longitud, eran únicas y raramente hermosas, porque eran parte de él.

Levanté mi mirada y sujeté los costados de la playera de Dennis para quitársela. La prenda se deslizó con facilidad por su cuerpo y la dejé a un lado de nosotros en la cama. Los cortes en su clavícula se veía que eran más recientes. Unas rosas y otras de un rosa mas oscuro con la piel de alrededor hinchada.
Quise tocarlas pero Dennis se encogió y cubrió su pecho con los brazos.

—Duelen un poco—dijo mientras se colocaba de nuevo la playera.

—Lo siento—me sonrojé.

Dennis negó y nos quedamos en silencio unos largos minutos.

—¿Desde cuándo lo haces?—pregunté buscando su mano, solo entrelazando nuestro meñique. Dennis se quedó un momento callado, pensando.

—¿Dos años? No estoy muy seguro.

—Dennis...¿por qué? ¿Es por la escuela? ¿Tus padres? Sabes que puedes hablar conmigo.

Dennis se acercó mas a mí y me abrazó. Le regresé el abrazo y enterré mi rostro en su cuello inhalando el suave aroma de los aceites.

—¿Podemos dormir juntos?—susurró en tono inocente. Sonreí y asentí aún con mi rostro en su cuello. Dennis evitó mi pregunta y sabía que lo hacía porque no estaba preparado para decirme aún y estaba bien. Con que haya tenido la confianza de enseñarme sus cicatrices bastará por ahora.

Me separé del abrazo, tomando uno de sus brazos y besé las cicatrices haciendo que Dennis se sonrojara.

—¿Qué quieres hacer ahora?

Piper🌙

Depressed (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora