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Narra Cepeda

Me desperté y Aitana aún dormía. Me encantaba cuando dormía. Eran las diez de la mañana pero como era fin de semana abrían el comedor a las once. Me levanté y me fui a mi habitación para cambiarme. Entré sigilosamente y escuché ruidos en la habitación de Roi. Pasé por delante y me sorprendió lo que vi. Había una chica al lado de Roi dormida, esa chica era Graciela. La verdad es que me encantaría que esos dos salieran juntos ya que eran mis dos mejores amigos.

Entré a mi habitación, me duché y me puse una camiseta básica con unos vaqueros y me fui.  Había tardado tanto que ya eran las once de la mañana. Para joderlos un poco, cogí mi guitarra y la desafiné. Fui a la habitación y me puse a tocarla. Se despertaron al instante. Pero no había contado que estaban desnudos. Me fui corriendo de la habitación mientras los dos se tapaban con la sabana muertos de vergüenza.

Me miré en el espejo del recibidor y estaba más rojo que un semáforo. Ver a tus dos mejores amigos desnudos no es una vista muy agradable. Estaba pensando en cómo habrían podido llegar allí. El porqué no hacía falta porque era obvio. Me acordé de que Roi me dijo que puede que fuera de fiesta pero no me había dicho nada de ir con la pandilla de amigos.

Por otro lado, la imagen de Graciela desnuda no se me salía de la cabeza. Desde mi ex novia que, bueno, que ya os conté, no había visto más a una chica en bikini. Sus curvas perfectas, su piel bronceada, sus relieves perfectamente esculpidos… ¡por favor Cepeda, que es tu mejor amiga! O eso creo…

Llegué a la cafetería, donde por cierto había mucho ruido. Al entrar, pero, todo el mundo se calló. Miré hacia mi mesa y vi que no había nadie. Vaya! Se fueron de fiesta y ahora no habrá quien los levante. Cogí mi desayuno y el de Aitana y me dispuse a irme. Pero, como no, no me podía ir de rositas. Un Vicente cabreado estuvo delante de mí en 2,3 segundos.

-¿Qué? ¿Ya te has follado a Aitana? Ah no, perdona, que la tía es muy estrecha y no quiere.- dijo riéndose y todo el mundo se rio también. –Que bajo que ha caído Aitana en querer salir con un mediocre como tú- dijo cogiéndome de la camiseta y tirándome para atrás en modo de burla.

Pero qué se pensaba este niñato? Se piensa que dejaré que la critiquen a ella y a mí y no haga nada? El Cepeda pacífico ya se ha cansado.  Lamentará haber dicho esto.

Dejé el desayuno donde las cocineras con mucha calma, me arremangué las mangas y me preparé. Vicente me miraba con burla, como si fuera un niño de siete años diciendo que es mayor para ir a comprar solo. Esa mirada de superioridad me mataba y mi cuerpo ardía por estampar mi puño en su cara.

No esperé mucho para hacerlo. Al segundo de hacerlo, todo el mundo se quedó callado y Vicente cayó en el suelo, con un morado en el ojo y parte de la mejilla. Me arrepentí al instante de haberlo hecho. En el anterior colegio me pasó lo mismo y terminé sin amigos. Pero no pude hacer mucho más ya que Vicente me lo devolvió. Aquí empezó una pelea, que parecía interminable hasta que apareció el director junto a Aitana, Roi y Graciela y nos separó para luego llevarnos al despacho del director.

Miré a la gente. Mucha gente me estaba mirando alucinando y otros me aplaudían y correaban. Seguramente a Vicente se le callaba poco. Estaba sonriendo hasta que llegué a Aitana y mi corazón me dio un vuelco. Su cara era de decepción total y en sus ojos había desaparecido su luz. Ahora solo eran oscuros. Esos brillantes ojos se habían convertido en una oscura cueva. Y yo era el causante. Sus facciones estaban visiblemente serias, y se mordía los labios. Una lágrima se asomó en su ojo derecho, pero no pude hacer nada porque la perdí de mi campo de vista.

 Llegamos al despacho del director y nos hizo sentar. Estuvo una larga hora hablando y haciéndonos un discurso interminable sobre las reglas del conservatorio, que si esto era para aprender y no para ser niños pequeños, que nos faltaba disciplina… y un millón más de chorradas que siempre repiten los profesores y que ya te rallan la cabeza de tanto oírlas.

Pensaba que ya se había terminado el discurso hasta que me empezó a explicar una historia de cuando era pequeño. Me explicó solo a mí porque el otro llevaba media hora dormido en el sillón. Yo, aunque me dolieran las heridas, me mantuve tan recto como pude a la silla. De reojo investigué a Vicente. Él había recibido la peor parte de la pelea. Tenía una ceja rota, un morado en el ojo, otro en la barbilla y de la nariz le salía sangre. Yo solo tenía un corte en la frente y una ceja rota, pero dolía un infarto.

-Finalmente, he decidido que no tengo más opción que expulsarlos de este centro…

No, no puede ser.

Holi! He vuelto😜💙sorry ppr esta inactividad de verdad pero es que esta semana tengo 6 examenes y 3 trabajos y no me da la vida💙😂😂😂

Pensaba que era un juego, hasta que vi que era real AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora