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Narra Cepeda

Aitana llegó a las 18:05h, un poco impuntual por haber sido ella la que había decidido quedar. Venía sudada, lo que significaba que debía haber venido corriendo, para no llegar tarde. Su piel brillaba por el sudor con el sol. A la gente le habría parecido horrible que se presentara así, pero a mi me parecía adorable que hubiera corrido para llegar lo más rápido posible. Si, era raro.

Su mirada traía un aire de preocupación y miedo, todo esto mezclado con su luz. La luz que ilumina el camino. La luz que por poco se pierde por el subnormal ese de Vicente. La luz que me guía en la más completa y absorbente oscuridad. La luz que le seguía una sonrisa en su rostro, con sus hoyuelos adorables cuando sonreia, y que me alegraba el dia aunque fuera un día de mierda, donde solo quieres dormir y morirte. Era así y no me daba vergüenza admitirlo.

Tenerla allí, delante, a medio metro de mí, me dio las fuerzas que necesitaba. Lo tenía decidido. Me iba a declarar. Lo tenía claro. Todos los miedos se fueron de mi cabeza, y solo había una palabra en ella: hazlo. Y eso hice. Sin que me dijera nada, la cogí de las mejillas y la atraí hacia mí. Cerramos los ojos y nos dejamos llevar por el lujo de los labios de la otra persona.

Al separarnos, una sonrisa de medio lado asomaba en nuestros labios. Me arrodillé ante ella, y por su gesto, no se lo esperaba.

-Aitana Ocaña, desde el día en que te conocí supe que me marcarías. Sabia que tu no eras así de mala, sino que dentro de esa maldad asomaba un haz de luz, una luz brillante que deslumbra y enamora. Me harías el hombre más feliz del mundo si quisieras ser mi novia. Osea que, Aitana Ocaña, ¿te gustaría ser mi novia?

Esos segundos eran decisivos y se me estaban haciendo eternos. Una Aitana con las manos tapándose la boca estaba delante mio. De golpe, vi lo que más temia. Una lagrima asomaba de su ojo derecho. La había hecho llorar.

-Si no, podemos quedar como amigos… no quiero hacerte llorar- dije mientras mi corazón se rompía en mil pedazos.

Mi pulgar eliminó la lagrima que ya recorría por su pomulo.

-Si que quiero- dijo sonriéndome y a mi se me paró el corazón- estoy llorando de felicidad porque es lo que deseaba más en este mundo. Te quiero mil mundos, Luis Cepeda.

-Yo también te quiero mil mundos, Aitana Ocaña.

Y nos unimos en un beso lleno de sentimientos y emociones. El más sincero hasta la fecha. Deseaba despertar cada día con ella a mi lado. Lo deseaba con toda la fuerza. Nos separamos y nos quedamos mirando, con la frente chocando con la otra. Pero, alguien empezó a aplaudir por detrás y nos rompió el momento: Alba.

Alba nos explicó que ninguno de los dos hbía qudado con el otro, sino que había sido idea suya, ya que se veía a la legua que estábamos enamorados pero ninguno de los dos lo quería admitir ni decir por no perder la amistad que llevábamos.

-Y pensar que me puse celosa hoy al veros juntos…-dijo Aitana triste.

Aitana se había puesto celosa? Una carcajada sonora salió de mi garganta con toda la fuerza y me gané un golpe en el hobro de parte suya. “No te rías” decía todo el  rato pero yo no podía parar. Al final terminamos los tres riendo. Decididmos volver al conservatorio, con una sonrisa en nuestras caras.

Cuatro años después

Hoy es el día de nuestra graduación y de un festival donde tenemos que cantar durante 20 minutos cada alumno. Este festival, cuyo objetivo es abrirnos paso en el mundo laboral de la música, esta lleno de cazatalentos. Aitana y yo ya habíamos salido. Lo habíamos gozado en el escenario.

Era un sensación fantástica pensar que tanta gente, tres mil personas exactamente ya que a parte de cazatalentos venían familiares, amigos y gente de Madrid,  te escuchaba y hasta se enamoraba de tus canciones. En ese momento entendíamos qwue nuestro sueño se hacia realidad, y que todos queríamos estar allí en un futuro. Ojala se cumpliera.

El festival terminó con una canción grupal: Camina. Era una canción que habíamos compuesto durante los 4 años que habíamos estado allí. Quereis saber que pasó con mi pandilla? Pues en el segundo año sufrió un gran augmento. Mirad que cosa del destino que Roi y Ana están saliendo juntos, Roiwar los llamamos.

En segundo se fue Vicente, por suerte, y Ana se fijó en él. Ella, que parecía directa y que iba directamente, se estuvo callada durante el primer semestre y, con el amigo invisible, se declaró. Aitana fue complice, ya que le había tocado a ella Roi pero se lo había cambiado con ella que me tenía a mí. El regalo fue muy bonito. Era un corazón con un Te Quiero gigante en la tapa. Dentro había bombones y una tarjeta: Guerra. Eso es lo que ponía. Al principio no lo entendió, pero gracias a Aitana y Amaia lo entendió. Y delante de todos se besaron.

Otra pareja que se formó fue Raoul y Agoney. Agoney ya se sabía que era gay, pero Raoul se declaró bi en tercero y desde ese momento están juntos. Esta declaración no fue tan romántica. Fue mas con la practica. No se si me explico bien. Hicimos una fiesta en el conservatorio y ellos bebieron de más y básicamente, ardió Troia en la habitación de Raoul.

Aitana y yo seguíamos saliendo y eramos felices, como el primer día. Aun no habíamos hecho nada en plan privado. Yo quería que fuera especial y que se sintiera comoda, no presionada. Ya lo tenia todo preparado.

Cuando nos dejaron salir para saludar a los familiares, me fui afuera para esperar a Aitana y llevarla a un sitio muy especial. Al cabo de 10 minutos, una Aitana radiante con vestido rojo y moño apareció por la puerta. Yo la estaba esperando en la puerta con mi moto.

Una moto? Si. Por mi cumpleaños la muy cabezota de Aitana me compró una moto y me apuntó a las clases de esta. “Porque así me podrás llevar a los sitios que quiera” repetía siempre. Pero la verdad es que des de pequeño había querido montar y conducir una. Y gracias a ella había cumplido el sueño. Ella no sabía que yo ahora cumpliría el suyo.

Me sonrió, se puso su casco amarillo y se abrazó a mí. “Te había dicho que te ves muy sexy en la moto” El viaje iba a ser difícil. Después de 30 minutos en la carretera, llegamos al aeropuerto. La cara de Aitana lo describía todo. Cuando bajó de la moto, yo levanté el asiento de detrás y saqué una mini mochila. Era mi equipaje. La cogí de la mano y la arrastré hasta dentro.

Dentro del aeropuerto, le dí una caja de color amarillo y la invité a abrirla. Dentro había una foto nuestra emmarcada del día de mi cumpleaños con la moto y un sobre con una carta y los billetes.

Aitana cogió el sobre y lo abrió. Antes de ver los billetes, cogió la carta y la leyó:

El día 26 de agosto cumpliste mi sueño de tener y conducir una moto. Y ahora me toca a mí:
 coge los billetes y verás que tu sueño por fin se hace realidad.

La cara que tenía me enternecía. Era tan mona, tan achuchable, tan perfecta. Aitana cogió los billetes y vio donde íbamos. Nos íbamos a Formentera!!(para quien no lo entienda, el sueño de Aitana es ir en avión ya que nunca ha ido con uno).

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Holi! Pues aquí estoy! Os dejo este capítulo que es más largo que los otros por la inactividad de estos días pero con las fiestas he estado muy liada. Agradecería que me comentárais si os gusta el capítulo, qué queréis... Soy todo oídos😊
Por cierto, ya no me siento cómoda escribiendo esta novela y dentro de poco se terminará. Pero tranquilos, que habrá otra😊
Twitter: @merakiso

Pensaba que era un juego, hasta que vi que era real AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora