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Narra Aitana

Salí de la habitación de Cepeda sonrojada y acalorada. Había sido el mejor beso que me habían dado nunca. Estaba flipando en colores. Aun recordaba el tacto de sus manos en mi cadera, como se me había erizado la piel con solo su roce por la tela… sus labios moviéndose al compás de los míos y su lengua y la mía jugando a ver quién ganaba esa batalla, donde yo había resultado perdedora.

Me fui a mi habitación y me estiré en la cama con la mirada en el techo. Tenía una sonrisa pegada en mi cara y nada ni nadie me la podía quitar. Lo sabía. Sabía que él era mi Chico destinado y sabía que haría cualquier cosa por él. Lo sabía. Lo sabía y lo haría.

No sé ni como pero me quedé dormida mirando el techo y pensando en todo lo bonito que me había pasado hoy. Ya ni me acordaba del golpe que me había pegado Vicente. Solo recordaba y con ilusión toda la tarde con Cepeda. Toda la tarde y esos labios. Era pesada pero es que nunca había visto ni besado unos labios tan carnosos, suaves y delicados a la vez que excitantes y calientes. Lo sabía. Sabía que estaba loca perdida por él pero, la locura marca la diferencia.

La alarma me despertó con la canción “Me gustas” de Tutto Duran. Esa canción me definía a la perfección. Me levanté alegre y me puse a cantar a todo pulmón el estribillo.

Ai: me gustas, porque estás loca de remarte, porque solo con besos puedo callarte, me gusta todo de ti, todo de tiiii…

Esa canción definía a la perfección a Cepeda. Estaba loco, en el buen sentido, y eso me hacía enamorarme más de él. También, y para que engañarnos, me gustaba todo de él. Era perfecto. Si comparaba a Vicente y a Cepeda, Vicente no tenía ninguna posibilidad de ganar. Cepeda era amable, alegre, divertido, simpático, tímido y misterioso, y eso hacía que quisieras conocerle más. Siempre había tenido curiosidad para conocer a la gente tímida, ya que son los más interesantes y los más agradables. Para que engañarnos, yo antes también era tímida y cerrada. Antes de que conociera a Vicente. Antes de que empezara este infierno…

Decidí no martirizarme mucho y vestirme. Me decido con unos tejanos con las rodillas abiertas y un top blanco. Cogí las llaves de mi habitación y con una sonrisa fui al comedor. Al entrar, pero, vi a Cepeda con los ojos rojos y allí se me entristeció todo. Pero como siempre, Graciela estaba allí.

Vicente me miró con rabia y sin decir nada fue hacia la mesa de Cepeda y le pegó un puñetazo.

Ai: Vicente para!!

V: que te lo crees tú. No pienso dejar que un friki me robe la novia- le empezó a dar puñetazos.

Ai: Vicente para!! Nunca saldría con un chico como él! Déjalo.- dije llorando. Me había dolido más que nunca decir eso pero es que si no lo iba a matar.

Cepeda me miró con los ojos rojos y llorosos. La luz de sus ojos se había apagado y el color marrón chocolate de sus ojos se había desvanecido y había dejado paso a un color oscuro que expresaba lastima, dolor y, sobre todo, decepción.

Vicente se fue a su mesa y Cepeda bajó la mirada. Yo fui a coger mi desayuno entre lágrimas y me fui a comer a mi habitación. Entré y me derrumbé. Me puse Spotify y me salió Te echo de menos de Beret.

“Te echo de menos, aunque fui yo quien te eché. A veces no sé que quiero, como te voy a querer.”

Esa frase definía mi estado. Había echado a Cepeda de mi vida solo por Vicente. Y lo sabía. Sabía que era la peor decisión que había tomado en mi vida. Y sabía que eso tendría consecuencias.

Holi!! Espero que os guste esta nueva forma de escribir. A mi me chifla💙💙

Pensaba que era un juego, hasta que vi que era real AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora