Capitulo 9-La chica de las respuestas.

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29 de octubre del 2005

Molly estaba muy tranquila en su celda, muy de mañana despertaba y como siempre el mismo frío la invadía, ya no dolía, estaba acostumbrada a esa sensación.

Sabía que día de la semana era, día de ducha.

Los 2 guardias gigantescos entraron a su celda y como siempre uno de ellos la tomo del brazo y la empujo fuera, ella sabía el camino, así que sin ver a ninguno de los dos fue directo a donde se encontraban las regaderas.

Molly sabía que esos 2 no se le separarían, pero en todo el tiempo que llevaba en ese lugar, se había acostumbrado.

El cuarto de ducha, un lugar amplio y solitario, de azulejos claros, tinas de metal y el único lugar donde la ventana si estaba al alcance, pero rejada, por ella se colaba una luz cálida y magnifica que Molly disfrutaba.

Como siempre se paró frente a la regadera, y se quitó la bata, quedando desnuda, expuesta.

Estiró su mano y giro la perilla de agua caliente, escucho un ruido detrás de ella y volteo con rapidez, era una de las enfermeras dejando una toalla, una nueva bata junto a unos zapatos, todo de color blanco.

La enfermera le sonrió y se fue en silencio, ruidos, tenía el oído tan desarrollado que podía escuchar cualquier cosa que pasara a su alrededor, aunque resultaba abrumador en ocasiones.

Se abrazó a si misma y dejo que el agua caliente cayera sobre ella, empapando su cabello y provocando que pequeñas gotas cayeran de su frente a su nariz.

Estaba tan relajada pero de pronto, algo iba mal, necesitaba más calor, el frío empezaba a llenarla otra vez, se giró de nuevo hacia la regadera y de nuevo giro aún más la perilla, agua salió, y con ella, vapor que indicaba que el agua estaba más caliente, pero no era suficiente, cuando volvió a poner la mano en la perilla para darle vuelta, una voz la detuvo.

-Molly-dijo el Oficial Rayan Debbis a quien ella reconocía a la perfección

Él estaba en la entrada de las duchas, tratando de verla a través de todo el vapor que provocó la regadera.

Pasaron unos minutos y entonces la vio aparecer, con el cabello alrededor goteándole, y con todo su cuerpo expuesto, Rayan giro su cabeza para no observar el cuerpo desnudo de Molly, no quería incomodarla.

Molly sonrió al ver la acción que el Oficial tenía, la trataba como una persona normal, no como una loca sin remedio, como todos en ese lugar.

Ella extendió la mano y toco el rostro de Rayan.

-Mírame-pidió y él lo hizo pero no a su cuerpo, si no a la cara.

A Rayan le pareció un toque algo helado, y húmedo, pero ese cosquilleo era algo más, esos ojos azules viéndolo de forma directa, no se veían vacíos o sin vida como el había leído.

-Te esperaré en tu celda-fue lo único que le dijo, dándose la vuelta y saliendo de ahí.

Rayan pasó a los 2 guardias y camino hasta estar frente a la celda de Molly, la cual se veía muy chiquita, aunque para una persona estaba regularmente bien.

Una cama pequeña, una taza de baño, y un lavabo con un espejo que parecía falso, tal vez por seguridad, pensó Rayan.

El oficial escucho un ruido, y vio como Molly ya vestida venía caminando hasta la celda, seguida de sus guardias.

El caso Molly William'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora