Capítulo 5. Entonces, del uno al diez, ¿Qué tanto te dolió? Parte 1

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- ¡ME DUELE, TONTA, SUELTA!

Di una palmada a mi frente, Alex había vuelto a intentar trepar un árbol. Alardeaba sobre su agilidad y para probarlo, le pidió a Renata que lanzara un carrito de Dylan, cuando comenzó a subir, Tania gritó algo sobre una tal Katy y mi Alex resbaló de una rama...quedó colgando de un pie.

A Bruno no le perturbó tanto, no paraba de reír... ¡EL CONDENADO ANCIANO NO PARO DE REIR!

Después de darle un zape y un sermón bien merecido sobre lo importante que era cuidar bien a los nietos a Bruno, nos pusimos a bajarlo del árbol y llevarlo con un doctor. El problema fue que era domingo y nadie trabajaba, así que, como buena abuela que soy, me puse a buscar remedios en internet y ahora Alex tenía el pie en un cojín en la sala, con gesto enfurruñado y brazos cruzados mientras Paty le tocaba el tobillo con ojos curiosos.

Solté una risita, esto me recordaba a Bruno un poco.

- Si te cuento como fue que tu abuelo se fracturó la muñeca una vez, ¿quitarás esa cara?

Sonrío como el gato de Alicia en el país de las maravillas- Claro que sí, Abuela.

Un poco desconfiada, bajé a Dylan de mi regazo y dejé que se sentara a jugar con Carlos un rato, mientras veía llegar al dúo de niñas con una paleta de caramelo que seguramente les había dado Bruno- Bien, como ya saben él era bueno en los deportes, especialmente en el fútbol...

Ese día, él tenía un partido importante, así que me invitó a ir. Para ese entonces él ya me había dicho lo que sentía por mí y Eve decía que quería impresionarme, por eso me había invitado hoy.

- Entonces, ¿Qué haremos después de esto? -suspiré y negué con la cabeza, ella nunca cambiaría.

- Ya te dije que tengo que estudiar para biología, Eve.

- Pero nunca salimos y a ti te hace falta relajarte -Rodé los ojos, siempre hacía eso cuando estaba aburrida y cerca de época de exámenes- Por favor Abs, es solo un rato tranquilo, podemos invitar a Bruno si quieres -Hizo un baile muy extraño con sus cejas.

Me acomodé mejor en las gradas que había cerca del campo y tomé un poco más de mi refresco, hacía calor y esto no parecía querer comenzar.

Me sumergí en una conversación sobre lo poco que me divertía, cuando de repente el sonido de un silbato me hizo saltar en mi asiento, el juego había comenzado.

Voltee a ver el juego, la pelota la tenía el equipo contrario, mientras algunos de los nuestros, entre ellos Andrés, un chico que me había acompañado a casa hacía algunas dos o tres semanas, intentaba arrebatarles el balón. Bruno era portero, por lo cual él solo estaba atento a su área sin molestarse en salir. Se veía concentrado, pasando sus manos cubiertas con guantes por su cabello que se veía algo mojado por el sudor o el calentamiento que hacían antes de comenzar, y como si de un imán se tratase, su mirada recorrió las gradas hasta dar con la mía. Nos miramos unos segundos que parecieron eternos, cuando de pronto, el balón se estrelló en su cara haciéndolo caer hacia atrás de la sorpresa.

Cubrí mi boca con una mano, había caído hacia atrás y se volteo abrazando su mano derecha con la izquierda, en ese momento, el árbitro concedió algo de tiempo para revisarlo y yo no perdí tiempo en bajar las gradas que nos separaban mientras Evelyn se destornillaba de la risa.

- ...¿Del uno al diez cuanto te duele? -Bruno apretaba los dientes mientras un médico que estaba ahí por si este tipo de situaciones pasaban le revisaba la muñeca, muñeca que se veía un poco doblada en un ángulo anormal.

- ¿Qué cuánto me duele? Jodido imbécil...

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¡Parte 1 chicos!

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¡Vuelvo pronto! Con mucho lof, K.❤🤞

Porque si no preguntas, no respondo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora