Capítulo 14 ¿Feliz cumpleaños a mi?

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Ok. Tengo 3 horas para intentar esto. Yo puedo.

Revise la receta desde el teléfono de Alex.

- Cariño, sé que no soy repostera, pero no creo que deba ponerle 7 dientes de ajo a un pastel, ¿estás seguro de que es así la receta?

- Ay, Tata, me ofendes; esta es una receta famosísima. -Puso una mano en su cintura, alzó una ceja y con gesto acusador me apuntó con un dedo. - ¿Es que acaso no confías en mí?

- Bueno, mijo, lo que se ve no se pregunta diría Juan Gabriel bebé.

Alex hizo el típico gesto del asco fingiendo meter su dedo en su garganta. Lo golpee con el rodillo.

- ¡Au! Ahora entiendo al abuelo.

- Te estás tomando muchas libertades, muchachito. Además, sé lo mucho que te gusta fastidiar a tu abuelo y no dejaré que lo hagas en su cumpleaños. Háblale a Tania, estoy segura de que el pastel estará seguro con ella.

- Ya nadie confía en mí. -Con gesto enfurruñado, se fue cojeando hacia la sala- Pero que conste que mi pastel hubiera sido una gran sorpresa.

¿Adivinen de quien era cumpleaños mañana?

Sip, del viejito gruñón con el que me case.

Cumplía 74 años y mis hijos, Benjamín (Conocido como Ben), Evelyn, mis nietos y yo le haríamos una comida mañana, yo haría el pastel. Aquí entre nos, no sé que tan bien iba a salir. Nunca había hecho uno, jeje.

Le había pedido a Bruno Junior que sacara a su padre de la casa para poder hacer el intento del pastel, si sabía a popó, bien podía tirarlo (porque obviamente esa cosa no podía dársela ni a los más necesitados) y poniendo suma atención, podría salirme el segundo intento a la perfección.

En cuanto Tania entró nos pusimos a trabajar con ayuda de un video de YouTube.

2 horas después el pastel había quedado bien, solo faltaba probarlo. Así que llamamos a Alex para que lo probara, él era perfecto para esto.

Corté un pedazo de pastel, lo puse en un plato y se lo pasé a Alex que estaba sentado al otro lado de la mesa del comedor. Tania le pasó una cuchara. El lugar estaba en sumido en un gran y absoluto silencio. Tania, Paty y Renata estaban a mi derecha, Carlos sentado a mi izquierda y Dylan jalando mi falda consiguió que lo cargara del mismo lado.

Alex evaluó el plato como verdadero chef profesional, lo olió, tomando la cuchara corto un pedazo más pequeño y se lo llevó a la boca.

Puedo jurar que hasta Dylan, siendo tan pequeño, retuvo la respiración.

Tardó un momento saboreando, hizo una mueca, y tomó otro bocado de pastel. Alex respiró profundamente y dejó la cuchara en el plato mirándome seriamente.

- Tata, tu pastel es...

Que sea un 10, que sea un 10.

- ¡Es perfecto! Quiero una rebanada más por mi silencio.

Todos pudimos respirar nuevamente y mientras celebrábamos Tania y yo nuestro triunfo repostero me dispuse a servirles un poco a todos con ayuda de mi nieta mayor, ya que tenía a Dylan pegado a mí. Cuando todos tuvieron un pedazo enfrente suyo, senté a Dylan en su silla para comer y comencé a darle algunos pedazos pequeños.

- ¡Tata! Dios mío, ¡esto está riquísimo!

- ¿Nunca habías hecho un pastel?, ¿Enserio?

Sonreí como la abuela orgullosa que era y miré hacia abajo, alguien jalaba mi falda.

- Ta, mah, go quelo mah.

Carlitos con la cara llena de betún me sonrió dulcemente.

Estaba por servirle otro poco, cuando escuché voces en la puerta. Virgen Santa, Bruno ya había llegado.

Miré a Tania alarmada, quedaba poco menos de la mitad del pastel, era imposible guardarlo en el refrigerador sin que él lo notara. Ya sabemos de su problema con lo dulce.

Tomé a Dylan de la silla y lo lleve conmigo hacia la puerta, en mi camino a ella, le dije a Tania que improvisara algo, esta sorpresa no se iba a arruinar por mi culpa.

Abrí la puerta con mi mano libre y Dylan se lanzó a los brazos de su padre, quien entró primero.

- Hijo, ¿Qué hacen aquí tan pronto?

Se acerco a darme un beso y aprovecho para susurrarme.

- El viejo ya no quiere sentarse a estudiar palomas, me está volviendo loco con sus quejas, mamá.

Lo admito, lo pellizque. Nadie le decía viejo a mi viejito más que yo.

Sobando su brazo, entró en la casa y me dejó saludar a Bruno.

- Hola, cariño, ¿Cómo te fue? -Aproveche ese momento para abrazarlo, darle un beso y ganar algo de tiempo.

- Ese niño está loco, cielo. No me sorprende, se me cayó a mí más de una vez. Me llevó a estudiar palomas 2 horas. ¿Cree que tengo tiempo para gastar observando palomas?

Con gesto enfurruñado entró en la casa cerrando la puerta. Fruncí el ceño y lo jalé del suéter.

- ¿Cuántas veces se te cayó?, A mí me contaste sobre una sola vez.

- ¿Dije más de una?, No amor, tu aparato del oído debe estar fallando de nuevo. Oh, mira, se están riendo, ¿de qué se ríen?

Se soltó de mi agarre y se fue lo más rápido que pudo al comedor. No se salvaría, más tarde lo pellizcaría.

Lo seguí retorciendo mis manos, esperaba que Tania hubiera encontrado una solución. Cruzando los dedos mentalmente entre al comedor.

- Tío Bruno, pásame una servilleta para Alex.

Todos los niños reían mirando a Alex, quien tenía la cara llena de pastel.

Dirigí mi mirada hacia Tania, quien estaba limpiando a Alex, haciéndome gestos de disculpa. Supongo que esta era su manera de resolver el problema.

Bueno, por lo menos Bruno tendría su sorpresa.

Hablando de él, estaba pasando su dedo por la cara de mi pobre nieto, para después llevárselo a la boca.

- Abuelo, por el amor a Juan Gabriel, ¡Deja de lamerme!

- Te pareces a tu abuela. Deja de quejarte, estás riquísimo. Además, ¿Por qué comían pastel?, ¿otra vez olvide el cumpleaños de Dylan?

Hablé muy pronto.

Miré a Tania alarmada, necesitaba ayuda.

- ¡Es cumpleaños de Alex, Tete!

- Oh, sí, eh... ¿Feliz cumpleaños a mí?

- Oh, feliz cumpleaños insolente, después te llevaré a Burger King. En cuanto deje de lamerte, este pastel no se puede desperdiciar.

Miré a Alex agradecida, mientras él me devolvía una mirada llena de reproche, su silencio me costaría muchas galletas.

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Brunito bebé cumple años :3 espero que les esté gustando <3

¡No olviden votar y comentar! Nos leemos luego.

Con mucho lof, K.❤🤞

Porque si no preguntas, no respondo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora