Capítulo 12 ¿Tu novia es ninfómana, Brunito?

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Erika no paró de burlarse de mi supuesta ninfomanía en toda la tarde, pero gracias a Dios todo había salido bien, mis nietos se quedaron a dormir unos cuantos días más, ya casi entraban a la escuela y sus actividades serían distintas, los iba a extrañar.

Termine de servir frijolitos para todos y tome el queso de la mesa para ir con ellos a desayunar.

Todo el mundo estaba muy pendiente de mí, si necesitaba agua, comida, algún mandado, todos me preguntaban cómo me sentía, Carlitos me esperaba afuera del baño cada que debía bañarme, Bruno dejaba a Dylan vigilándome (ya sé que no es muy inteligente de su parte, pero era lindo que quisiera cuidarme), en fin, todos me cuidaban mucho.

Alex estaba mejor del pie pero aun le costaba caminar. Últimamente él también estaba observándome mucho.

- Bueno, niños, dejen de verme así, no voy a romperme, estoy bien.

- Lo siento Tata, no puedo evitarlo. -Tania sonrió y tomo un poco de su chocomil- Por cierto, ¿hoy...bueno, puedo ver a Toño?

- NO.

- Bruno, deja que la niña lo vea, ¿Qué harán hoy, cariño?

- Me llevara a una comida familiar, quiere que conozca a su madre.

- Cuando mi Abby conoció a mi mamá, le dio diarrea por 2 días.

Suspiré negando con la cabeza, este hombre daba mucha información.

- Y, ¿recuerdas porque me dio diarrea?

- Yo no quise decirle, de verdad.

- ¿Qué pasó, Tata? No me pongan nerviosa tan pronto.

- Verás, hija...

Esa tarde Bruno me había llevado a conocer a su familia.

Ya llevábamos 8 meses como novios. Era increíble, habíamos encontrado el balance perfecto entre nosotros, yo soportaba más las tonterías de Bruno y él me hacía más feliz que princesa de Disney. No era como lo imaginé, era mejor.

Mientras llegaba al lugar donde veríamos a su familia, me arreglé mirándome en la ventana, estaba muy nerviosa. Saqué un pedazo de cilantro de mi diente, quizá fue mala idea desayunar tacos de barbacoa, debo decirle a Doña Pili que ya no me dé.

Pasé mi lengua por mis dientes y sonreí para el vidrio, cuando de pronto, noté movimiento en él. Miré con atención, del otro lado había una mujer, bajita, de cabello negro y nada de maquillaje, intentando no reírse de mí. Cerré los ojos y negué con la cabeza; estas cosas solo me pasan a mí.

Haciéndole señas de disculpa, me alejé del vidrio y comencé a caminar hacía la entrada del lugar. Era un restaurante pequeño, en la misma plaza a donde habíamos venido al cine Bruno y yo, las mesas eran para 4 personas casi todas y estaba casi vacío, solamente la señora que se había reído de mí.

Esperé unos segundos a ver a Bruno y lo encontré saliendo del baño, secando sus manos en una toalla de papel; sonreí mientras me acercaba a él, estaba tan guapo.

- Hol...

- Bruno, mijo, por aquí.

- Preciosa, que bueno que llegas, ven, vamos a sentarnos con mamá.

Asentí dándome la vuelta, mirando alrededor. Ahí entendí, la señora que me vio limpiar mis dientes era su mamá.

Con la cara roja de vergüenza, camine con Bruno detrás de mi hasta llegar a la mesa.

- Mira, aquí tienen enchiladas bebé, y hay quesadillas, por si quieres pedir unas 4, tienes que comer bien, por lo de... -No se había dado cuenta de que estábamos ahí hasta que levanto la vista del menú que tenía apoyado en la mesa y nos miró a ambos- Oh, tú debes ser Abby, hola cariño, yo soy Rosa, mucho gusto.

- Ho-hola, sí, soy Abby, un gusto conocerla.

- Ella es el amor de mi vida y futura madre de mis hijos, madre. ¿Ves como si es tan preciosa como mencioné?

Escuchar eso me enterneció tanto que no pude evitar mirarlo con ternura, llevábamos solo ocho meses juntos, pero él decía que yo era su indicada, no entendía del todo su locura, pero me resultaba muy reconfortante saber que me consideraba algo tan íntimo y bonito.

- Son tan lindos juntos, no puedo creer que mi bebé esté de novio ya. -Olvidé por completo que su madre estaba ahí, así que recobré la compostura como pude, sonrojándome a más no poder- Oh, no, no te avergüences de lo que sienten, es lindo saber que una pareja de jovencitos no solo piensa en el sexo.

- No mamá, aquí nadie piensa en eso.

Me sonrojé un poco, Bruno no decía la verdad.

Pasamos media hora hablando de todo un poco, la escuela, planes que teníamos para después, familia, etc. El papá de Bruno era más serio, había llegado tarde por el trabajo, pero me caían bien, y parecía que yo a ellos también, lo que era un alivio.

Habíamos pedido la comida hacía ya un rato, estaba más relajada que al principio así que me decidí por unas ricas enmoladas, esas tortillas con pollo y mole que servían se veían muy bien en el menú.

- Entonces le pedí que fuera mi novia, y gracias a Dios, acepto.

Sonreí entrelazando mi mano con la de Bruno por debajo de la mesa, mientras que con la otra tomaba un poco de mi coca cola.

Levante la mirada, dando un sorbo cuando a lo lejos vi al mismo cuidador del cine de nuestra primera salida solos. Me miró y comenzó a caminar hacía nosotros. Chingado.

- Hola, amigo, como sigue tu...

- ¡PATO!, ¿Cómo está tu pato, Bruno?

Bruno lo miró por un momento y abrió los ojos como platos, mientras apretaba mi mano.

- Hola, hermano, todo bien, ¿y tú?

- Bien, me preguntaba que me había sido de ti, después de que me contaste lo de tu novia -Silbo y me miró con cara rara- sé que es difícil, a mí también me maltratan.

Los padres de Bruno me miraron con el ceño fruncido, no habíamos hablado de maltrato.

- Yo...eh, todo bien. ¿Esa de allá es tu novia? -Bruno señaló a una mujer alta, morena y que nos miraba enfadada- Parece que debes ir.

- ¡No!, ella también es ninfómana, quiere hacerlo otra vez, me duele el pene, viejo.

- ¡¿Ella también qué?! ¿Bruno, de que habla?, dime ahora mismo.

Me hundí en mi silla, estas cosas solo podían pasarme a mí. Los padres de Bruno me miraban con el ceño fruncido, Bruno con un gesto de disculpa y el señor con gesto acusador. Mierda, no otra vez.

- Señores, no soy ninfómana, ni maltrato a nadie.

- Ah, ¿Cómo no?, Soy Quique, el cuidador del cine. -Se giró un poco para hablar con mis suegros- Y sí, esta señorita es ninfómana.

- ¿Tu novia es ninfómana, Brunito?

Termine por cubrir mi rostro y negando con la cabeza, esto solo me pasaba a mí.

- Después de eso, me dio diarrea, el estrés es malo, niños. -Terminé mi desayuno y empecé a levantar los platos y vasos después de haber ofrecido más comida.

- Abuela, no puedes dejarme ir.

Bruno sonrió con malicia y entrelazo sus manos apoyándolas en la mesa.

Negué con la cabeza. Aquí vamos de nuevo.

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¡Capítulo sorpresa!

Estoy pensando seriamente hacer una historia de Alex o Tania, aún no lo decido. ¿La leerían?

En fin, ¡aquí el capítulo!

¡No olviden votar y comentar si les está gustando la historia!

Nos leemos luego, con mucho lof, K.🤞❤

Porque si no preguntas, no respondo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora