Capítulo 5. Entonces, del uno al diez, ¿Qué tanto te dolió? Parte 2.

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- ¿Qué cuánto me duele? Jodido imbécil...

- ¡Bruno! -Me miró mal a lo que yo simplemente sonreí como la chica inocente que era.

Ahí, sentado en el césped, me miró.

- Esto es, en parte, culpa tuya...

- ¿Mía?, Yo solo estaba viéndote jugar cuando la pelota se estrelló en tu cara y ese, mi querido amigo, no es mi problema. -dije con una expresión un tanto altanera, se tocó el pecho del lado del corazón e hizo una mueca de dolor, puedo asegurar que mi cara cambio a una de preocupación- ¿Qué pasa?, ¿Te duele?

- Es que...tú...me dijiste amigo. -en ese momento se escucho un coro de "ooh" y me di cuenta de que varios nos estaban rodeando- eso no se hace cuando probablemente me rompí la muñeca, y todo por estar observando lo hermosa que te veías ahí sentada.

Me puse roja como un tomate, aunque no entendía cómo no estaba quejándose del dolor y solo hacía muecas, digo, se había roto la muñeca, ¿Cómo no le dolía?

- Eres un tonto si crees que puedes conquistarme rompiéndote la muñeca -cruce mis brazos a la altura de mi pecho y eleve una ceja mientras veía como lo subían a una camilla y lo llevaban a una enfermería- No soy tan fácil.

- ¿¡qué!?, ¿Cómo que después de esto no me darás el sí?, eres cruel Abigail. ¡ERES CRUEEEL! -gritó mientras lo alejaban poco a poco del campo.

- ¡CRUEL ES BUENO! -grité de vuelta y me reí mientras comenzaba a caminar detrás de él y le hacía señas a Eve de que me esperara, ella seguía riendo y me levanto el pulgar en respuesta.

Había pasado una hora y media cuando por fin me habían dejado pasar a ver a Bruno...y sí, seguía repitiéndome que debía darle el sí.

- Oh, vamos, acepta que esto -me mostró el cabestrillo azul donde estaba apoyado su brazo ahora enyesado- me hace ver más cool.

- No, Bruno. Te hace ver como un tonto que no sabe cuidarse solo. -dije con los brazos cruzados y una expresión seria en el rostro, contuve la sonrisa mientras veía como abría la boca indignado e intentaba cruzar sus brazos también, pero el yeso se lo impedía y en su lugar ponía cara de dolor- ¿ves?

Volteo su rostro al otro lado de la habitación y tocándose el pecho de manera dramática, dijo:

- Vete Abigail, tú solo me lastimas.

Rodé los ojos y me acerqué a la camilla donde estaba recostado.

- Esto no es como las novelas que ve Doña concha, ¿eh?

- Y encima, crees que estoy actuando mi dolor, por Dios, ten un poco de compasión por el pobre lisiado aquí acostado y trátame aunque sea un poquito bien... -esto lo dijo mientras ponía una mano en su frente y ponía expresión de angustia y dolor- Ah, y deja de meter a mi abuelita en esto, por favor.

Ok, tú y yo estamos de acuerdo en que esto era demasiado, ¿no?, pero decidí ser buena persona con él y darle un poco de cariño.

No me malentiendan, no lo trataba mal, Bruno me gustaba, pero quería ver hasta donde llegaba con tal de conquistarme.

- Bien, te daré un beso donde yo quiera, pero necesitas cerrar los ojos y no moverte para nada.

Aplaudió como niño pequeño y se recostó mejor.

- Por favor que sea en los labios, por favor que sea en los labios -lo oí murmurar mientras cerraba los ojos y paraba un poco los labios.

Escondí una risa aclarando mi garganta y me acerqué poco a poco a su rostro. Toqué con mi nariz la suya y le robé un suspiro, me acerqué un poco más y finalmente...besé su nariz. Me alejé de su rostro y de la camilla para ver su reacción.

- Sigo esperando mi beso, muñeca. -rodé los ojos por tal apodo, me reí.

- Iluso.

Me acerqué a un sillón que estaba a un lado de la habitación y me senté en él mientras oía a Bruno moverse en la camilla.

- ¿qué?, ¿eso fue todo?, ¿enserio? -sonreí inocentemente mientras cruzaba mis piernas y lo miraba con expresión juguetona- Eso no es justo, tú me dijiste que me besarías.

- No, yo dije que te besaría donde yo quisiera.

- Esto es el colmo, no, yo quiero mi beso en los labios. -intento cruzar sus brazos de bueno pero no pudo por lo que simplemente me miró con el ceño fruncido- es porque estoy lisiado, ¿no?

Suspiré y formé una sonrisa maliciosa.

- Entonces, del uno al diez, ¿Qué tanto te dolió?

- Ese día su abuelo se indignó mucho conmigo, niños, así que nunca le mencionen eso si quieren estar en santa paz con él.

- ¿Entonces el abuelo se lastimó por estar viendo lo bonita que eras, abuela? -preguntó Paty.

- Lo bonita que sigue siendo, cariño. -Bruno llegó por detrás de mi y me dio un beso en la mejilla, oí a las niñas suspirar y a Alex haciendo arcadas- Cállate, zopenco, de no ser por ti, seguiríamos disfrutando del día de campo.

- ¡BRUNO! -lo pellizque mientras lo veía con el ceño fruncido, le encantaba discutir con Alex, parecían un par de niños y déjenme decirles que a este último, le encantaba sacarle canas verdes a su abuelo.

Alex con actitud indiferente, frotó su mano en su ropa, sopló en ella y poco a poco formó una sonrisa maliciosa.

- Entonces, Tete, del uno al diez, ¿Cuánto te dolió?

Ahí vi las orejas de Bruno ponerse rojas.

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¡Hey! ¡Volví!

Han pasado varias cosas y no pude subir más, pero aquí estoy, quizá actualizaciones mas lentas, pero al fin actualizaciones. Recuerden votar y comentar <3

Con mucho lof, K.🤞❤

Porque si no preguntas, no respondo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora