POV Bruno
Estaba escondido fuera de la habitación que el insolente compartía con Carlos y Dylan, mi Abby y Paty estaban terminando de ayudarlo a cambiarse puesto que el yeso le impedía hacerlo por si solo y pues, aceptémoslo, el chamaco era inútil.
Dios, si Abby me oyera, me pellizcaría.
En fin, había recordado que había puesto cierta atención en la anécdota de cómo me había dado cuenta de que Abbs me gustaba, y quería preguntarle, digo, el niño no me respetaba, pero le había cambiado los pañales y lo consolé cuando descubrió que Santa Claus no existía (esto último debo admitir que fue culpa mía). Era mi nieto, y lo amaba casi tanto como a Tania, también me interesaba saber de él.
Esperé pacientemente fuera del cuarto hasta que vi que ambas salieron y cerraban la puerta detrás de ellas, sonreí con malicia y entré.
Estaba sentado frente a la ventana en una silla que me habían obligado a subir mientras intentaba subir el cierre de su pantalón.
- ¡AJÁ! Así te quería agarrar. -dio un pequeño brinco a causa de el tono alto de voz que usé y volteo a verme con los ojos abiertos.
- ¿Pero qué...
- No, cállate, no quiero saber como te iba con Manuela, he venido a hablar sobre algo importante.
- Pero yo no estaba...
- No, nieto mío tenías que ser, entiendo eso, hijo, pero no quiero detalles, ahora cállate y escucha.
Vi cómo se ponía rojo hasta las orejas y sonreí con maldad, el niño se había delatado solo. Ahí me dedique a observarlo.
Era un niño guapo, justo como su abuelo, de cabello castaño, ojos cafés irresistibles, alguna que otra peca y no se veía nada flaco y era simpático como su abuelo, no le veía ningún pero.
- Sé que soy guapo, pero no tiro para ese lado, abuelo.
Di una palmada a mi frente y me armé de paciencia mientras me acercaba a la cama que estaba enfrente de él y me sentaba en ella.
- ¿Cómo se llama? -Alex se movió incómodo y por un momento intentó morder sus uñas, señal de nerviosismo, fue solo un momento, pero lo noté.
- ¿Cómo se llama, quién?
- No juegues conmigo, insolente, ¿Cómo se llama la chica que te gusta?
- No hay nadie, abuelo.
- Ve y dile eso a tu abuela. -esperaba que no le dijera, Abby me regañaría por molestar a nuestro nieto. Se ve hermosa enojada, pero no es que me agrade tenerla en ese estado mucho tiempo.
- De verdad no hay nadie
- O me dices, o te enseño a cantar mariachi.
- Se llama Amanda. -titubeo un momento, pero terminó soltando a sopa.
Era su compañera en el equipo de fútbol al que ambos iban, era la única chica con la que más convivía aparte de sus primas. Tenían la misma edad, pero hacía un tiempo que no habían podido hablar igual, ella no se mostraba interesada y en su lugar, prefería platicar con los chicos de grados mayores que iban al mismo lugar a entrenar.
- No sé, Abuelo, no creo que me guste, pero me molesta mucho que no me hable, ¡ni siquiera me saluda a veces!
- Ya veo. -esperé con expresión pensativa que dijera algo, pero solo estaba sentado observando sus manos. - Alex, tienes que hablarle tú.
- ¿Qué? No, si ella no quiere hablar conmigo, por algo será, a las chicas les gusta su espacio, ¿no?, pues eso le daré, quizá luego recapacite y regrese a mí.
- No seas bruto, ellas a veces necesitan un empujoncito, tu abuela y yo vivimos una etapa muy difícil desde que decidimos comenzar a salir como algo más. Dime, ¿Te gusta o no?
- Sí, pero tú eras diferente a mi -restregó su rostro con sus manos y me miró a través de ellas- Por Dios, ni siquiera sé si me gusta, pero no, creo que sí me gusta por que no paro de pensar que hice algo mal y que no me quiere hablar por eso, sí, yo creo que solo es por ser amigos, see se me pasará, si...
Golpee mi frente de nuevo mientras observaba lo contrariado que se veía este muchacho, suspire y silbe lo suficientemente alto, como para que parara de decir incoherencias.
- Alex, estás creciendo, buscando tu lugar en el mundo, descubriendo sentimientos que quizá no habías tenido hasta ahora; pero necesitas darles rienda suelta, justo como hice yo con tu abuela y mira que me costó un poco por que ella era muy distinta -suspire recordando a mi Abby más joven y menos terca, pero siempre siendo ella- Hijo, eres joven, no te digo que le declares amor eterno y que ella será el amor de tu vida, porque no lo sé, pero debes aprender a aceptar lo que sientes y a apoyarlo.
Me miraba como si nunca le hubiesen dicho algo igual y de verdad estuviera repasando mis palabras. ¡Vaya! Nunca había llegado tan lejos.
- Ahora dime, ¿te gusta o no, chamaco?
- Sí. Ella me gusta.
- Ese es mi nieto, ahora dime, ¿Qué harás para conquistarla?
Así me sumergí en una charla de más o menos hora y media sobre la posible novia de Alex y lo muy ansioso que estaba por volver a verla. Me llenaba de nostalgia todo esto, cuando Abby y yo nos conocimos, fue algo que marcó mi vida, por no mencionar los tremendos detalles que todos los días empezaba a amar de ella y ni se diga el día en que tuvimos que separarnos, es increíble ver que el tiempo se encarga de poner ahí a tu persona y encargarse de volver a encontrarte con ella.
- ...así podré matar a tres pandas y comer sus órganos.
- Eso suena... ¿¡QUÉ!?
- Dejaste de prestarme atención, algo tenía que hacer -se encogió de hombros.
- Y como tú eres el centro del universo, uno debe prestarte atención cada que te plazca, ¿no?
- Bueno, por lo menos yo soy el centro del universo, no el universo entero.
¿Me acaba de llamar gordo?
¿ME ACABA DE LLAMAR GORDO?
- Creí que ya éramos amigos, muchacho, creí que estabas de mi lado en esto de mi esponjosidad.
- Sí, pero te comiste las galletas que la abuela había traído para mí, y eso, no se hace. -miré el plato que descansaba en la mesita en medio de las camas y era cierto, el condenado niño tenía razón- Ahora, ayúdame a conseguir más, o le diré a la Abuela donde tienes guardados los dulces de emergencia.
- Ah no, eso sí que no.
Este insolente no me convertirá en su esclavo.
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¡Nuevo capítulo!
Estaba dudosa en publicarlo o no, pero aquí está.
Espero que les guste, ¡no olviden votar y comentar! Espero leerlos pronto.
Con mucho lof, K.❤🤞
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Porque si no preguntas, no respondo.
Teen Fiction- Te pones muy sentimental cuando hablas de nosotros, pasita. Yo lo mato. Mis nietos rieron cuando oyeron el apodo que me había puesto, que no era para nada original, si se me permite decir... - Eres un viejo chismoso y feo, vete, déjame seguir con...