Los niños y yo habíamos salido al mismo centro comercial de mi juventud y vergüenzas. Bruno estaba cansado, cosa rara en él, por ello se había quedado en casa a descansar, tenía unos días medio raros. Salía unas 3 horas y volvía por la tarde/noche con algunas piezas de pan.
Me preocupaba, pero no quería hablarme de eso.
Le di el ultimo pedazo de mi cono a Dylan y cuidando que no se ahogara, suspire viendo a los demás hablar.
- Te digo que no fue así, yo conozco la historia completa.
- ¡Claro que sí!
- Tata, ¿Cómo te pidió ser su esposa?
- ¡No! Ya no quiero más estupideces románticas. -Fruncí el ceño y miré mal a Alex- Digo, no quiero más cosas románticas.
- Cállese jovencito, no se me olvida que dijo una grosería cuando me dio el infarto, yo no cuido a malandrines groseros.
Le pellizqué la pierna y llamando la atención de todos comencé mi historia.
Llevábamos 5 años como novios. Bruno ahora era un ingeniero, yo había terminado mi carrera en medicina veterinaria. Eran épocas difíciles, entre nuestros trabajos y familia, era un poco complicado estar juntos; sin embargo, encontrábamos la manera. Él venía casi siempre y solo cuando se le dificultaba, yo iba a su casa a pasar el rato; había madurado mucho, siempre estaba al pendiente de mí, sus locuras ahora tenían sentido para mí. Conocía mis gustos, mis deseos, me había visto en mi momento más vulnerable...Era el hombre perfecto, un caballero.
- ¿Cómo que no vas a venir? Bruno, ya habíamos quedado en que así sería, estamos a seis casas de distancia, ¿tanto te cuesta?
- Cariño, lo siento mucho, surgió algo, hablamos luego, ¿sí? Te amo, adiós.
Quite el teléfono de mi oreja mirando la pantalla, me había colgado.
¿Dije que era un caballero?
Era un pendejo.
POV Bruno
Salí de la florería con el libro en una mano y el ramo de lirios en la otra. Estaba tan nervioso.
Hoy era el día, hoy le pediría a Abby que se casara conmigo.
Le había dicho que no iría a propósito, esto sería una sorpresa como Diosito manda. Después de pensarlo por meses, había planeado ya mi sorpresa, sería original, y estaba seguro de que le gustaría.
Me subí al auto de Ben y poniendo las cosas con cuidado en el asiento de atrás lo escuché hablar.
- Yo no sé cómo vergas no estás nervioso.
- Lo estoy, créeme, creí que nunca me casaría, pero Abby...Abby es mi chica, para toda la vida. Y si no hago esto ahora, temo que no podré hacerlo después. -Me acomodé en el asiento, me puse el cinturón y lo miré- Y no digas "vergas" es vulgar. -Abby estaría orgullosa, a ella no le gustan las groserías.
- Hermano, sigo creyendo que debes decirle pronto a Abs o te matará cuando lo sepa. Y no me regañes, yo hablo como quiera, wey.
Rodé los ojos y miré por la ventana el resto del camino, les había pedido a mis dos cuñadas que me ayudaran con el arreglo del lugar. Esperaba que todo saliera bien.
Al llegar le agradecí a Ben y entre en silencio a la cochera de Abs. Sí, mi sorpresa sería aquí, no me pregunten por qué.
Cerré el portón de su cochera como pude ya que traía el libro y los lirios en una mano y me giré. Mierda.
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Porque si no preguntas, no respondo.
Teen Fiction- Te pones muy sentimental cuando hablas de nosotros, pasita. Yo lo mato. Mis nietos rieron cuando oyeron el apodo que me había puesto, que no era para nada original, si se me permite decir... - Eres un viejo chismoso y feo, vete, déjame seguir con...