Todavía nos quedaban dos días más, sin embargo, yo ya no estaba cómoda.
Entendía de alguna manera los celos de Bruno, de verdad que sí. Aunque fueran injustificados. Pero ¿acaso yo le había dado razones para dudar? ¿Armando veía en mi algo que le diera pie a sus coqueteos? ¿Yo había hecho algo mal?
¡Claro que no!
Esa noche, justo después de comerme la rebanada de pastel, intenté dormir.
Ignoré a Bruno que llegó poco después.
- Abbs...siento mucho ser tan cavernícola...yo, solo...bueno, ¿Me perdonas? -sentí la cama hundirse a mi lado, sin embargo, ignoré su intento de hablarme, ignoré que me abrazo para dormir. Tengo que admitir que solo pude dormir una vez que lo tuve conmigo, pero aun así estaba molesta.
A la mañana siguiente, desperté poco a poco con los recuerdos de la noche anterior. Fruncí el ceño cuando palpé la almohada vacía a mi lado. Me senté en la cama y miré a todos lados. Busqué en el baño y en el pequeño balcón, nada.
Lo que me faltaba.
Bajé a desayunar poco tiempo después, sola. Bruno no apareció en lo que yo estaba en la habitación. Así que decidí bajar sola. Tomé mi comida primero, y después busqué una mesa, ya que estaba sola no tenía quien la apartara.
- Abby, buenos días. ¿Qué haces tan sola por aquí? -miré a Armando, quien puso una taza de café enfrente mío. - ¿Café?
- Por favor. -sirvió un poco y me acercó unos sobres de azúcar de su bolsillo- Solo paso a desayunar.
- Me da gusto verte aquí. -rascó su nuca, mirando a todos lados- Oye, yo, lamento lo de ayer. Sinceramente creí que no eras su esposa, que simplemente era muy posesivo.
- Claro, entiendo. Así es Bruno, supongo que también siento todas las escenas innecesarias.
Le sonreí intentando no parecer incómoda, pero, mierda, por su culpa había peleado por primera vez con Bruno siendo esposos. Me sorprendí de mi misma, pensando una grosería. De esto Bruno no debe enterarse nunca.
Estaba a punto de hablar de nuevo cuando mi silla se movió de manera brusca hacia atrás. Asustada, me tomé de los bordes esperando el golpe contra el suelo, sin embargo, este nunca llegó. Alce la mirada para encontrarme con un Bruno muy molesto.
- Lo siento, Abby.
Lo miré confundida, digo, tenía sus razones para decirlo, pero ¿enfrente de Armando?
Se agacho hasta quedar frente a mis rodillas. Y de alguna extraña manera, me cargó sobre su hombro, cual costal de papas.
Ok, esto era nuevo.
- ¿Qué haces? ¡Bájame, cavernícola!
- Lo siento, tengo que hacer esto.
Comenzó a caminar conmigo a cuestas.
- Gracias por el café, Armando. -levanté la cabeza y lo miré apenada, otra escena.
- ¡De nada! Hasta luego...
Patalee intentando que me bajara, no funcionó. Me retorcí como gusano en sal, no funcionó. Le pellizque una nalga, tampoco funcionó.
- Todo esto es tuyo ahora, Abbs, no me molesta en absoluto. -lanzó una carcajada y siguió caminando- Cuando lleguemos entenderás.
Resoplé y me crucé de brazos aún estando de cabeza. Salimos del restaurante, algunas de las miradas de huéspedes y trabajadores estaban puestas en nosotros. Algunos nos miraban divertidos, otros como si estuviéramos locos. Me resigne a esperar a que estuviésemos solos a donde quiera que este hombre me esté llevando.
Me bajó cuando estuvimos en la habitación. Me senté en la cama esperando a que hablara.
- Ok, mira, sé que sacarte así del restaurante solo afirmo que soy un loco. Pero necesitaba hablar contigo a solas, no podía hacerlo si ese renacuajo estaba ahí. Además, creí que me esperarías para bajar a desayunar, me dio un infarto cuando regresé y no estabas aquí.
- Bueno, si hubieras dejado una nota o algo, no me habría ido.
- Error mío, lo acepto. -se rasco la cabeza con nerviosismo y me extendió un ramo de flores. Lirios, mis favoritos. ¿de dónde los había sacado? Ni idea- Aquí voy... Sé que la cague, que debo confiar en ti y todo eso. Pero debes saber que no es que desconfié de ti, desconfió de los demás. Eres mi Abbs, ¿Cómo me quedo de brazos cruzados cuando sé que te pueden llevar de mi lado? ¿Cómo me quedo tranquilo sabiendo que en cualquier momento, yo...p-podría...
Lo miré confundida, a veces, hacía cosas que no entendía y hablaba sobre cosas que me confundían. Me asustaba, pero cuando le preguntaba, evadía el tema.
- Bruno...Cariño, yo solo me moleste porque tu manera de demostrar tus celos era muy...de perrito meando su territorio. Tengo claro hasta dónde puedo llegar con otras personas. Por algo me case contigo, ¿no lo crees? Entiendo que tengas celos de la gente, pero ¡por Dios! Si tan solo lo hubieras hablado conmigo cuando estuviéramos a solas, sería otra historia. Por eso me moleste, no porque crea que no confías en mí -le tendí una mano incitándolo a sentarse a un lado-. No hay hombre en la faz de la tierra con quien quiera estar más que contigo, ¿entiendes eso, Bruno? Soy tan tuya como espero que tú seas mío.
- Creí que estabas molesta conmigo por otras razones, de igual manera, lo siento mucho, Abbs -se pasó la mano por el cabello, y me abrazó enterrando su nariz en mi cuello- Te amo como no tienes una idea, preciosa.
Suspiré y lo rodeé con mis brazos, feliz de tenerlo conmigo y haber solucionado todo.
- Además, te traje tu comida favorita por si no querías perdonarme a la primera. -solté una carcajada y le di un beso en la mejilla. Ese era mi Bruno.
- Vamos, me muero de hambre y es lo menos que puedes hacer después de sacarme del restaurante sin desayunar.
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Terminé la historia dando un sorbo a mi vaso con leche. Habíamos decidido cenar en la sala esa noche mientras veíamos televisión, claro que no pudimos por las preguntas de todos.
- Era tan caballero el abuelo, Tata, yo no sé qué que le pasó. -Alex chasqueo la lengua y tomo más de mis galletas.
- Ah, cállate, tú no podrías conquistar a tu chica ni aunque tuvieras la cara del tal Henry Estail.
- Es Harry Styles, viejo. Y claro que puedo.
- Ese muchacho, me entendiste. ¿Quieres apostar?
- Oh, pero claro que sí.
Todos en la sala nos miramos alarmados, esto no sería nada bueno.
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¿Qué tan bien creen que salga esto?
Ya veremos.😈
Espero que les esté gustando, no olviden votar y comentar.
Nos leemos luego, con mucho lof, K.🤞❤
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Porque si no preguntas, no respondo.
Fiksi Remaja- Te pones muy sentimental cuando hablas de nosotros, pasita. Yo lo mato. Mis nietos rieron cuando oyeron el apodo que me había puesto, que no era para nada original, si se me permite decir... - Eres un viejo chismoso y feo, vete, déjame seguir con...