Capítulo 16. ¿Crees que no quiero dejarla crecer?

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- ¿Cuándo piensas volver a hablarme?

Bruno, cuál niño emberrinchado, volteó el rostro con indignación.

- Ya pasaron dos días, cariño, tendrás que hacerlo alguna vez.

- Deberías rendirte Tata, a mi me habla pero me mira con ojos de pistola.

Suspiré y asentí dándole la razón a Tania.

Bruno tenía dos días sin hablarme, desde que regañe a mi hijo y esposo este último se había dedicado a ignorarme. Incluso se había ido a dormir con Alex, ¿pueden imaginar lo muy indignado que tiene que estar para irse con él?

- Tata, por el amor a Juan Gabriel, ¿podrías hacerlo volver a su cama? No cabemos en la mía, me empuja y me quita la cobija, ya van dos veces que termino en el suelo.

- Eso es porque estás gordo, insolente.

- ¿ME DIJO GORDO?

Esto se estaba saliendo de control.

- Vamos a resolver esto. Ahora.

Tomé a Bruno de la mano y lo guíe a tirones hasta nuestra habitación. Cerré la puerta y mirándolo a los ojos, le señalé la cama para que se sentara. Sí, sentarse, hoy en día piensan mal por todo y más vale prevenir que lamentar. Rodando los ojos se sentó en un extremo y cruzándose de brazos me miró esperando a que hablara. Ok. Aquí voy.

- Ya sé que estás molesto por lo de Toño, pero ¿no confías en nuestra Tania? Ella merece tener amigos, un novio incluso, merece darle el beneficio de la duda, caerse y levantarse, cometer errores y aprender de ellos. Entiendo que ames a todos como si fueran tus hijos, sí, todos, incluso a Alex. -Giro de nuevo los ojos- Pero tienes que dejar de ser tan protector, en lo personal, prefiero ver a Tania en la casa platicando con un muchacho, que escondiéndose en quién sabe dónde con quién sabe quién. Además...

- Está bien, ya entendí -Suspiró y pasó sus manos por su cabello- Yo no quería que se viera como que no confió en Tania, es solo que...Bueno, ella es nuestra niña, la primera de nuestras nietas, la que bailaba con las canciones que aparecían en las películas de Barbie, y lloraba cada vez que alguien arrancaba una flor ¿crees que no quiero dejarla crecer?, por Dios, créeme que es lo que menos quiero, pero sé que debe hacerlo. Lo único que busco es que no la lastimen, no puedo protegerla de todo y todos, pero mientras esté en mi casa voy a buscar protegerla con mi vida de ser necesario. -Me miró con los ojos vidriosos, esto era raro. Me invitó a sentarme a su lado y lo hice- Están creciendo Abby, y nosotros envejeciendo cada vez más.

Sonreí con ternura, sintiendo mi corazón latiendo muy rápido.

Él solo quería cuidar de su nieta, no quiere controlarla, solo quiere cuidarla hasta que le sea posible. Solté un suspiro y acerque mi mano a su rostro para acariciar su mejilla, Bruno aceptó gustoso mi caricia y me miró con los ojos llenos de nostalgia.

- Siento haber pensado eso de ti, amor. No quería hacerte enojar, ni ponerte en ridículo, ni nada que tú loca cabeza de anciano crea. Ahora entiendo mejor tu punto.

- Supongo que cuando me vaya, quiero dejarlos a todos bien, incluso al chamaco inútil ese.

Solté una carcajada, mi esposo no podía evitar preocuparse por su familia y amigos. Estaba por darle un abrazo de reconciliación cuando la puerta se abrió como si estuviera escupiendo niños. Uno a uno fueron cayendo dentro de nuestra habitación como fichas de dominó. El único que no se cayó fue Alex, quién tenía en los brazos a Dylan y sonreía con los ojos más brillantes que de costumbre.

- Eso, no fue idea mía.

Tania se levantó lo más rápido que pudo, se limpió lo que parecían lágrimas de los ojos y corrió a abrazar a su abuelo.

- Por favor, dime que eres eterno...

Se formó un nudo en mi garganta y el alma se me cayó a los pies cuando vi que todos mis nietos intentaban retener el llanto. Todos excepto Dylan, quien nos miraba con la cabeza inclinada hacia un lado y ojos curiosos.

- No puedo prometerte que lo seré físicamente, pero te puedo asegurar que mientras no me olviden, yo seguiré cuidando de ustedes, mirándolos desde donde quiera que esté y todos, me harán sentir el abuelo más orgulloso del mundo.

Miré a Alex, quien carraspeo y miró hacia otro lado.

- Incluso tú, insolente, voy a estar orgulloso de todos y, lo que sí les puedo prometer, es que siempre los voy a asustar. -Bruno intentó calmar un poco la atmosfera bromeando, pero Tania, quien seguía abrazada a su abuelo, lloro aún más- Shh, cariño, está bien...

Eso solo dio paso a un buen concierto de llantos. Uno a uno, mis nietos se acercaron a abrazarnos, Alex, por otro lado, solo acerco a Dylan, quién extendía ambas manitas en nuestra dirección, lo tomé y le di un beso en la frente para después mirar a Alex.

- ¿Tú no quieres un abrazo de tus abuelos?

Si ponías atención, podías ver sus ojos cristalizados.

- No...yo, eh, estoy bien.

- ¡JA! Me condeno si no me extrañas cuando me vaya, inútil.

Miré a Bruno quien miraba a Alex con cara de superioridad. Por un momento me miró a mi y me guiño un ojo. Nos quería sacar de este momento tan emotivo.

- No te creas tanto, viejo, que abuelos hay muchos. -Rodó los ojos y se cruzó de brazos mirando a otro lado.

- ¿PERDON? Te puedo asegurar que no vas a encontrar a nadie como yo para molestarte.

- No te creas tan importante, yo no camino para atrás como cangrejo...

- Alex, no seas tonto, esa es una canción y ni siquiera va así.

- Cállate, Renata. Esto es entre el abuelo creído y yo.

Rodé los ojos y puse a Dylan a un lado de mi en la cama. Miré la escena nuevamente, notando que Tania comenzaba a soltarse de su abuelo y se dirigía a mí. Le sonreí y extendí los brazos invitándola a abrazarme; tomó asiento al otro lado de mí, mandando a Renata al suelo y me abrazo; como pude pasé uno de mis brazos por sus hombros le di un beso en la frente siempre cuidando al pequeño Dylan del otro lado.

- Puede que Alex tenga razón en algo, Tata. -Suspiró y limpió sus ojos con sus manos.

- ¿En qué, cariño?

Los demás rieron de la discusión que mantenían Alex y Bruno mientras yo le presta atención a Tania, mi nieta miraba la escena frente a ella con una sonrisa llena de nostalgia y ojos vidriosos.

- Abuelos hay muchos. -Abrí la boca para hablar, pero ella no me dejo pronunciar palabra- Pero no hay ninguno como ustedes.

Sonreí y la apretujé contra mí besando su frente.

Esa tarde nos quedamos en nuestra habitación. Y después de parar la discusión entre Bruno y Alex, recordamos muchas cosas de la infancia de cada uno de ellos. No recuerdo una tarde más bonita y feliz.

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Aquí el capítulo nuevo. Sigo amando a Alex, fin. <3

¡Espero que les esté gustando! No olviden votar y comentar.

Los leemos pronto.

Con mucho lof, K.🤞❤

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